“En las últimas dos décadas, España ha perdido el 20% de su agua dulce. Si los efectos del cambio climático continúan sin disminuir, esta cifra aumentará al 25% en 2021 y la problemática hídrica se agravará por que las inundaciones y las sequías aumentarán en los próximos años.” 
 
Problemática amplia y diversa 
 
Según Ecologistas en Acción las fuentes de agua han cambiado y fluctuado tanto en los últimos 50 años, que la cifra del 20% citada es tan solo un promedio, puesto que en algunas zonas de la cuenca mediterránea, se han registrado reducciones de hasta el 40%. Las razones fundamentales que han llevado al país a esta situación son: una reducción drástica de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas debido al Cambio Climático y unas pésimas políticas en cuanto al uso, la protección y la preservación del agua. Mientras España utiliza el 80% de su abastecimiento de agua para regar los cultivos, al mismo tiempo, la demanda de los consumidores subió un 10%, gracias a los planes nacionales de agua aprobados por el gobierno central, así como por una expansión de las áreas de regadío. "Si el volumen de agua está disminuyendo y el consumo está en alza, entonces estamos ante las puertas de un colapso total", explican desde la ONG. La recomendación del informe que han elaborado los integrantes de Ecologistas en Acción para restablecer el equilibrio, implicaría reducir la cantidad de áreas de riego de 4 millones de hectáreas a 3. Más allá de la pobreza hídrica, otro de los otros indicadores del problema es el fracasado proyecto de transferencia entre cuencas lanzado por el gobierno, para transferir agua del río Ebro al Segura, que resulta casi imposible de implementar ya que simplemente no hay agua suficiente para llevarlo a cabo.
 
 Más sequías y más inundaciones
 
 Cada vez hay más sequías e inundaciones en España y la costa mediterránea, las Islas Canarias y el País Vasco son los más vulnerables a estos fenómenos meteorológicos extremos. Además, las inundaciones se harán más frecuentes en toda Europa, especialmente en el Sur y podrían aumentar hasta en un 70% a finales de siglo. 
Las inundaciones provocan graves crisis económicas y cuestan vidas y la razón detrás de este crecimiento del índice de zonas que se inundan es la mala gestión en tres áreas: la súper urbanización, el aumento en la edificación en llanuras inundables y el hecho de que las carreteras y otros terraplenes suelen cambiar la forma en que el agua tradicionalmente ha drenado, puesto que para construirlas se han desviado las corrientes hacia nuevas áreas. La respuesta de las autoridades no ha sido satisfactoria, según la ONG, porque no se está haciendo frente al problema y al aumento de los riesgos, por lo que recomiendan que, para adaptarse y minimizar las consecuencias de las inundaciones y la sequía, la solución pasa por mejorar la gestión de los ríos y cursos de agua.
 
 Consecuencias ambientales de la crisis 
 
La crisis económica de España y los sucesivos escándalos de corrupción han llevado a regulaciones medioambientales más flojas, que han tenido una enorme y nefasta repercusión en el Medio Ambiente y en la calidad del agua, según la ONG Greenpeace. 
El impacto de las políticas puestas en marcha por el gobierno conservador de Mariano Rajoy desde que llegó al poder en 2011, así como el estado del medio ambiente y del agua en España se han visto deteriorados por la simple razón de que las Leyes que los protegían fueron eliminadas o cambiadas, como es el caso de la Ley de Costas. Por otro lado, si bien varios gobiernos regionales prohibieron el fracturamiento hidráulico o Fracking, en 2013 el gobierno central de España usó su mayoría en el parlamento para aprobar una legislación que anula las restricciones regionales en el proceso de extracción de petróleo y gas, aun a sabiendas de que el impacto medioambiental e hidrológico es nefasto. Contaminación por doquier Para colmo, la contaminación campa a sus anchas en varios de los ríos más importantes del país sin que nadie mueva un dedo para aplicar la legislación vigente o para frenar la polución de sus aguas, permitiendo que ciertas empresas se beneficien de volcar vertidos tóxicos, a costa de la salud de sus vecinos. Ejemplos como el mar Menor, en el sur de la región de Murcia, que ha sido víctima de la eutrofización por escorrentía de fertilizantes de los cultivos de los alrededores y por el volcado de desechos de las desalinizadoras, son moneda corriente. La acumulación de detritos de antiguas instalaciones que no han sido removidos, como sucede con el río Gállegos, la contaminación por medicamentos del Llobregat (que además padece de escasez), el volcado de aguas servidas sin tratar como sucedía con el río Barbaña, hace que estas corrientes que deberían ser fuente de vida, hoy constituyan focos de contaminación por sí mismas.
 Mucho tienen que cambiar las tornas para que se logren revertir situaciones que hoy se consideran límites, en gran parte de las corrientes de agua, lagos y embalses de España.
 Las reglas de juego tienen que ser clara y aplicables, hay que acabar con la permisividad y legislar adecuadamente, para que el pueblo español pueda recuperar sus fuentes de agua potable, antes de que éstas terminen por desaparecer.
 
Fuente: Especial Agua 2017
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