El directivo Javier Christensen (CAIR) atribuye la merma en la actividad a que afectó “mucho la suba de las tasas dado que los inversores buscaron negocios financieros más que negocios inmobiliarios o productivos”.

 Buenos Aires, 26 agosto (Especial de NA) — El mercado inmobiliario rural aún no repunta, escasas operaciones y una oferta de campos más alta que la demanda son los factores que definen la situación.
   Javier Christensen, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair), en diálogo con esta columna sostuvo que “hasta el mes de abril veníamos creciendo, mayo había comenzado bien aunque no con el récord de operaciones que alcanzamos en 2011”.
   El directivo atribuye la merma en la actividad a que afectó “mucho la suba de las tasas dado que los inversores buscaron negocios financieros más que negocios inmobiliarios o productivos”.
   De todas formas en la Cámara son optimistas y esperan que vaya a haber un rebote porque el campo está teniendo una campaña 2018- 2019 que puede dar una cosecha récord.
   “Como mejoró la rentabilidad primaria de los cultivos por mejor precio de los commodities, cuando al campo le va bien nos va bien a nosotros, por eso somos optimistas en el sector”, dijo Christensen a NA.
   Destacó que hay una oferta creciente y que todos los meses entran campos a la venta: “hay más oferta que demanda”.
   Los precios de la hectárea fluctúan entre 14 y 16 mil dólares en la zona núcleo, en los territorios marginales hay de todos los valores, de cinco a 10 mil dólares al oeste de Buenos Aires; en las áreas ganaderas se cotiza menos que en las agrícolas.
   Al sur de Córdoba, la hectárea es de menor valor que en las regiones centrales, las de mayor precio son de 10 a 14 mil dólares.
   “Hay mucha demanda en la zona núcleo por fracciones chicas cercanas a Rosario de 30 a 40 hectáreas que pueden valer 18 mil dólares la hectárea”, indicó el presidente de Cair.
   La sorpresa fue que a nivel alquileres se mantiene una sostenida demanda por campos a rentar en precios firmes o un tanto para arriba.
   “Tiene que haber algún cambio en el mediano plazo porque la Argentina es un país eminentemente agrícola”, sostuvo.
   Una novedad es que los extranjeros compran viñedos “chiquitos” en San Juan y Mendoza; en primer lugar los interesados son norteamericanos y luego más atrás le siguen los brasileños.
   Los norteamericanos encuentran que el paisaje es lindo, la tierra de calidad y pueden tener viñedos con varietales diferentes así como los valores son accesibles si se compara con los de Estados Unidos.
   El mercado está expectante, en el 2011 hubo un pico muy alto de operaciones y después empezó a decaer con el cepo cambiario y el precio de la soja que había estado en 600 dólares la tonelada en Chicago bajó paulatinamente y hoy fluctúa entre los 320 y 340 dólares.
   Todo esto se va a debatir el 21 de septiembre en la Séptima Jornada Nacional de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales que se realizará en el Teatro del Globo, en Capital Federal.
   El InCAIR Julio 2018, que es el índice que mide la actividad inmobiliaria rural, dio 34,76 puntos en julio, con un marginal ascenso de 0,80 puntos respecto de la medición de junio.
   Este índice refleja el movimiento del mercado inmobiliario rural en toda la República Argentina.
   La base del índice es de 97,5 puntos, que corresponde en forma histórica a su pico máximo registrado en septiembre del año 2011.
   El InCAIR se conforma, principalmente, en base a la cantidad de campos publicados en el mercado tanto para la compra-venta, como así también para el rubro de alquileres.
   Otro parámetro utilizado para la medición de la actividad del mercado inmobiliario rural es en base a las operaciones concretadas durante el período evaluado.
   El último es el índice número 57 de la historia de Cair y manifiesta una caída del 15,6 por ciento en un año. Mientras que en los campos en oferta flamean los carteles a la venta.
   La actividad inmobiliaria rural también continúa siendo afectada por la incertidumbre de la economía nacional e internacional, principalmente por la guerra comercial entre EE.UU y China.
   En tanto, la suba de las tasas dispuesta por la Reserva Federal de Estados Unidos y la mala performance económica de los países emergentes repercuten en el sector.
   Pese a esto, el aumento en las exportaciones de carne, junto a la actual campaña agrícola, son factores que en conjunto generan buen optimismo en el sector, pues la mejora en la rentabilidad agropecuaria es uno de los principales indicios que dinamizan al mercado inmobiliario rural. .
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