Por Pedro A Lobos ( Director de Primicias Rurales)

La salud y la calidad del suelo han evolucionado como conceptos importantes a medida que continuamos ampliando nuestra comprensión del mismo, como el actor fundamental para una vigorosa productividad de las plantas. Estos conceptos también han puesto de relieve nuestra conciencia de que el suelo es en realidad un recurso no renovable limitado que requiere una gestión deliberada para evitar o reducir al mínimo su degradación.

El Papa Francisco en su encíclica Laudato Si” en el capitulo I. Contaminación y Cambio Climático advierte ..los depositos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, a los fertilizantes, insecticidas, funguicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general. La tecnología que, ligada a las finanzas, pretende ser la única solución de los problemas, de echo suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relaciones que existen entre las cosas, y por eso casi siempre resuelven un problema creando otros

Figura 1: Bacterias (estructuras pequeñas en forma de varilla) y hongos (formas esféricas más grandes) asociados con la superficie de una raíz (rizoplano) utilizan fácilmente sustancias orgánicas liberadas por la planta como fuentes de alimento y energía para mediar muchos procesos bioquímicos y mantener comunidades densas en la rizosfera. Obsérvese la distribución no aleatoria de las bacterias que muestra la concentración de células en el rizoplano, donde tienen lugar varios procesos, como la transformación de nutrientes, la síntesis de compuestos reguladores del crecimiento de las plantas y la producción de antibióticos para la protección contra los ataques de microorganismos patógenos. Micrografía presentada con un aumento de 5.000X. Fuente: R.J. Kremer

Según John W. Doran, la salud del suelo es la capacidad de un suelo para funcionar y mantener la productividad de plantas y animales, mantener o mejorar la calidad del agua y del aire y promover la salud de plantas y animales.
Una salud óptima del suelo requiere un equilibrio entre las funciones del suelo para la productividad, la calidad del medio ambiente y la sanidad vegetal y animal, todas las cuales se ven muy afectadas por las decisiones de gestión y uso de la tierra. La salud del suelo se centra en la naturaleza viva y dinámica del suelo que incorpora los atributos biológicos de la biodiversidad, la estructura de la red alimentaria, el funcionamiento de los ecosistemas y las relaciones íntimas de los microorganismos del suelo con las plantas y los animales.
La calidad del suelo también se refiere a la capacidad funcional del suelo, pero hace mayor hincapié en la productividad agrícola y los beneficios económicos. De hecho, el desarrollo del concepto moderno de calidad del suelo por Warkentin y Fletcher en 1977 fue en el contexto de la agricultura intensiva, donde las principales preocupaciones eran la producción de alimentos y fibras y la capacidad del suelo para reciclar nutrientes, presumiblemente a partir de fertilizantes residuales y residuos de cultivos.
El término salud del suelo, con su enfoque en la función biológica y la protección de la calidad del medio ambiente, es más pertinente para los sistemas de producción de la agricultura ecológica que promueven buenas prácticas de gestión que fomentan un enfoque equilibrado en todas las funciones de la salud del suelo en lugar de un énfasis en funciones individuales, como el rendimiento de los cultivos.
Varios artículos publicados en Acres U.S.A. en la última década ilustran cómo la eco-agricultura encarna la salud del suelo, lo cual es un beneficio inherente a este sistema de producción. En una serie de artículos de 2012 a 2015, Gary Zimmer se centró en la importancia de la nutrición mineral tanto para las plantas como para los microorganismos del suelo para mejorar la salud del suelo. También declaró que la capacidad de un suelo sano para funcionar podría lograrse sin intervención, lo que sugiere que los sistemas eco-agrícolas facilitan la capacidad funcional al minimizar el manejo perturbador de los fertilizantes sintéticos, los insumos de pesticidas y la labranza intensiva.
John Ikerd, en la edición de mayo de 2012 de Acres U.S.A., propuso elocuentemente que el deterioro de la salud humana y la nutrición inadecuada en los Estados Unidos se relaciona con los alimentos deficientes en nutrientes producidos en suelos de mala salud resultantes de las prácticas de producción agrícola industrial. Un resumen de la investigación reportada por Reeve et al. en Advances in Agronomy (Avances en Agronomía) valida la hipótesis de Ikerd y además muestra que los cultivos desarrollados en suelos biológicamente ricos y logrados bajo prácticas de agricultura sustentable conducen a alimentos con alto contenido de nutrientes, densidad de nutrientes.

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Fuente: Acres USA