Por Carlos Iannizzotto*.
Buenos Aires, 29 diciembre (Especial para NA) — El cooperativismo agroindustrial que representa CONINAGRO cierra el año con mucho trabajo institucional realizado y buenas perspectivas para el próximo período. Sin embargo, desde las políticas públicas no hay certezas ni un claro panorama.
Así el año que finaliza acumuló una serie de medidas que terminaron perjudicando la rentabilidad de los productores.
La reimposición de retenciones, la devaluación que terminó licuada por una inflación que impactó fuerte en insumos y un fuerte recorte en los reintegros, cambiaron las reglas de juego para muchas actividades productivas, produciendo un duro golpe para toda la cadena.
El optimismo del productor permitió que no se mermaran las perspectivas de producción, aunque muchas regiones fueron afectadas por problemas climáticos que excedieron las previsiones.
Por lo tanto, el resultado no es bueno.
Las economías regionales cierran el año con más dudas que certezas, ya que muchas de ellas muestran estado crítico, aunque otras, temporalmente han variado sus márgenes, lejos están de mostrar recuperación.
Seguimos preocupados por la lechería, la vitivinicultura, la producción de arroz y de papa y la forestación.
El proyecto de Ley de Economías Regionales que CONINAGRO elaboró con giras por todo el país, presentó ante legisladores, hasta lograr que tuviera estado parlamentario, será una tarea para culminar el año venidero.
Tasas elevadas y escasez de financiamiento nos obligan a buscar herramientas que nos permitan darle al productor el acceso a mejores condiciones de producción.
En este tópico estamos trabajando arduamente para buscar respaldo, a través de una Sociedad de Garantía Recíproca que pueda apoyar a los productores cooperativistas que demandan créditos. Y no nos quedamos en eso y proponemos la creación de las Cooperativas de Crédito, que junto a otros modelos asociativos productivos nos permitirá convertir a los productores en sujeto de crédito.
Las Cooperativas de Crédito podrían captar capitales de las propias Economías Regionales y destinarlas a crédito productivo en un monto cercano a los 1.000 millones de dólares, casi el 10% de la facturación del complejo agroindustrial que representa CONINAGRO.
También creemos que la innovación tecnológica es la puerta al futuro, por lo cual también debemos ser creativos en la forma de financiarla.
Las mencionadas son cuestiones incluidas en nuestro proyecto de Ley junto al diseño de un Plan Nacional de Conectividad Regional física y no física, que permitirá desarrollar un canal exportador para las distintas regiones del país.
Porque es imposible integrar un país sin conectividad. Y sin conectividad no física es imposible impulsar la innovación tecnológica, que es uno de los mayores retos, porque nos obliga a repensarnos, a estar más atentos al mundo que nos rodea, a escuchar más y de ahí rescatar conocimientos.
Con este escenario, creemos que serán muy beneficiosas para el posicionamiento del país, las gestiones realizadas en el marco del G20 donde se abren expectativas para nuevos mercados y para exportar con agregado de valor, sumando a lo que mucho se ha realizado por sinergia público-privada para la llegada de nuestros productos al mundo.
*Presidente de CONINAGRO

 

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