Queridos hermanos:

Como parte de este pueblo que quiere ser protagonista de un nuevo tiempo, los obispos argentinos compartimos con ustedes algunas reflexiones en este año electoral.

“Votar es hacer y construir nuestra propia historia argentina y provincial. Es poner el hombro para que como pueblo no se nos considere solamente en las urnas, sino el gran protagonista y actor en la reconstrucción de la Patria.” (Monseñor Enrique Angelelli, obispo mártir de La Rioja, 25 de febrero de 1973).

La nobleza de la vocación política pide a los dirigentes la responsabilidad de colaborar para que el pueblo, que es soberano, sea artesano de su historia. Necesitamos políticos que nos ayuden a mirar más allá de la coyuntura, y que nos propongan caminos auténticos de amistad social.

En una realidad que nos golpea y nos duele por su pobreza creciente, no queremos perder la esperanza de salir adelante, asumiendo el desafío de pasar de la cultura de la voracidad y el descarte, a la cultura del cuidado de toda vida y de nuestra Casa común, de la fraternidad y de la hospitalidad.

Como obispos presentes a lo largo y ancho de nuestro país, escuchamos el dramático pedido de trabajo. Junto a la educación, constituyen los ejes más importantes de la cuestión social. Estamos convencidos de que debe superarse para siempre la lógica de la dádiva, de la especulación financiera, y del enriquecimiento a costa de los otros.

Pedimos a los candidatos que presenten propuestas concretas a los ciudadanos en sus plataformas electorales; y a la vez, que las campañas sean austeras, con gastos transparentes.

En el camino cuaresmal hacia la Pascua, que Jesucristo, Señor de la historia, nos ayude a construir entre todos un país más justo y solidario, sin excluidos, donde nos descubramos verdaderamente hermanos, donde volvamos a creer que es posible una Argentina grande para todos.

Y que la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, custodie nuestra esperanza.

Conferencia Episcopal Argentina

117º Asamblea Plenaria

14 de marzo de 2019

 

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