Por Francisco Pescio* .
Buenos Aires, 27 abril (Especial para NA) — Cada vez son más los consumidores que se animan a cultivar sus propias hortalizas en casa.
Sin embargo, el programa Prohuerta (iniciativa del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-INTA) tiene más de 28 años acompañando a más de 3,5 millones de personas que, distribuidas en más de 700 mil huertas a lo largo y ancho del país, producen sus alimentos.
Ahora, que empieza el otoño, hay una serie de recomendaciones a tener en cuenta para llegar al invierno con una huerta en plena producción.
El otoño es un buen momento para mejorar el suelo, incorporando el abono producido durante la primavera y el verano y para podar los árboles frutales.
Además, un secreto para que la huerta sea muy productiva es seleccionar las especies correctas para el otoño e invierno.
En ese sentido, se recomienda seguir con la siembra de acelga, lechuga, achicoria, rabanito y zanahoria; hortalizas que, además de ser muy consumidas, permiten mantener una producción regular todo el año, ya que también se adaptan a la temporada primavera- verano.
Existen, no obstante, otros cultivos óptimos para temperaturas bajas, propios del otoño-invierno, como cebolla, puerro, coliflor, brócoli, repollo, espinaca, escarola, remolacha, ajo, habas y arvejas.
Conviene elegir especies leguminosas, como habas y arvejas, en virtud de que proporcionan algunos de los nutrientes que requieren, lo que ayuda a reponer la fertilidad del suelo.
Además de saber cuáles son las mejores para la época, es importante consultar el calendario a fin de identificar el momento ideal para iniciar los cultivos y la técnica de siembra apropiada.
Para esto se puede acceder al Cuadro Planificador Prohuerta, en la página institucional: http://prohuerta.inta.gov.ar/.
Para aquellas especies que requieren mucho tiempo de desarrollo, es recomendable aprovechar los últimos días cálidos para realizar las siembras y los trasplantes, así las plantas llegan a la época fría con mayor tamaño.
Así es el caso de los repollos, coliflor, brócoli o bien cebollas y puerros.
Es aconsejable proteger los canteros o almácigos con alguna cobertura vegetal luego de trabajar la tierra. Ésta puede realizarse con hojas seca o viruta de madera, evitando las de coníferas.
Esto permite retener la humedad al empezar la temporada –esencial para tener una emergencia uniforme de los cultivos– y protege al suelo descubierto de las lluvias, manteniendo su estructura.
Otro punto para tener en cuenta en esta época es producir semillas. Es conveniente dejar en la huerta algunas plantas con los frutos de la primavera-verano, sobre todo aquéllas que se cosechan al final de la temporada, como zapallitos, zapallos y chauchas, a fin de que maduren completamente en la planta.
De este modo, los frutos formarán buenas semillas y podrán ser conservadas para iniciar la próxima campaña.
Además de seguir con el reciclaje de los desperdicios orgánicos, el otoño es el mejor momento para fortalecer el suelo y recompensarlo con nutrientes por su trabajo durante la temporada estival.
En el caso de tener abonera, separar el material que ya está listo y agregarlo a la tierra antes de encarar la siembra es una de las claves, así se libera espacio y se reinicia el ciclo.
También el otoño es adecuado para realizar algunas podas de los frutales porque es el momento en el que las plantas tienen aptitud para cicatrizar los cortes relativamente rápido.
En tanto, en invierno, si bien sufren menos este tipo de prácticas, no cicatrizan tan fácilmente y puede ser la puerta de entrada para hongos y bacterias

(*) Técnico del INTA AMBA

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