Buenos Aires, 17 mayo (PR/19) — La tasa de estadística, cuya
alícuota aumentó del 0,5% al 2,5% encarece los insumos importados
e impacta sobre los costos de la maquinaria agrícola.
   En medio de un escenario sobre el que todavía la recesión está
en el centro de la escena, la presión fiscal sobre la industria de
la maquinaria agrícola parece no detenerse.
   La semana pasada, a través del a través del decreto 332, el
Gobierno Nacional aumentó del 0,5% al 2,5% la “tasa de
estadística” sobre las importaciones de productos.
   En tanto, la medida causó sorpresa dentro del área
metalmecánica, a tal punto que ya las entidades que representan el
sector solicitaron al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, la
eliminación del aumento, en especial para las materias primas.
   “Sucede que el encarecimiento de los insumos importados, muchos
de los cuales equipan a la maquinaria agrícola que se fabrica en
el país, presionará aún más sobre los costos y reducirá aún más la
competitividad de la industria nacional”, sostuvo en un informe la
revista Maquinac.
   La suba del gravamen se suma al costo que significa para las
empresas que realizan comercio exterior el aumento de las
retenciones a las exportaciones y la baja en los reintegros.
   En condiciones normales, la combinación de una cosecha récord
con los efectos de la devaluación sobre los precios internos de
los granos se debería haber traducido en un incremento inmediato
de las ventas de maquinaria agrícola, en especial de modelos
fabricados en el país.
   Eso pasó después 2002 y en otros períodos con situaciones
similares.
   Esta vez, si bien las ventas en el sector comenzaron a mostrar
signos de recuperación respecto a los niveles del año pasado, por
ahora la suba es cuanto menos discreta.
   Si bien el INDEC anunció un incremento de 62,5% en las ventas
del primer trimestre, la cifra compara valores interanuales en
pesos, por lo que apenas alcanza para compensar el alza de los
costos de producción.
   De hecho, el propio INDEC computó una caída de 11,3% en el
número de unidades comercializadas respecto al primer trimestre de
2018, cuando se estaba en medio de una gran sequía.
   Las ventas de maquinaria agrícola no terminan de despegar y uno
de los motivos es la incertidumbre electoral y la macroeconómica,
ya que hay dudas sobre cómo evolucionará la economía nacional en
el mediano plazo.
   A esto se suma la falta de financiamiento que condiciona
las decisiones de compra, especialmente en productos de mayor
valor, como tractores, cosechadoras, sembradoras y pulverizadoras.
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