Por Pablo Adreani* .
Buenos Aires, 18 mayo (Especial para NA) — La presión impositiva adicional a las importaciones provenientes de Brasil y Paraguay genera distorsiones en la cadena de la soja.
Mientras el Gobierno anuncia nuevos impuestos que limitan la competitividad del sector industrial aceitero.
Entrando en el último tercio de la cosecha de soja, ya cosechado el 70 % con un volumen equivalente a 45 millones de toneladas, llama la atención que la oferta de soja disponible no aparece.
Entre las compras a precio y las fijaciones ya efectuadas, los productores han vendido hasta el momento solamente 8,9 millones de toneladas de soja.
Esta cifra equivale al 16 % del volumen total de producción estimado en 56 millones de toneladas. La fila con 8 km de cola con camiones esperando para ingresar a los puertos de Upriver, a comienzos de Abril, no eran de soja.
En un 90% eran camiones de maíz que debían cumplir con la venta anticipada forward o futura y el plan de embarques de los exportadores que fue lo que traccionó la cesión de cupos para poder embarcar los vapores.
Veamos la realidad de hoy, en estos momentos la cantidad de camiones a la descarga en los puertos de Upriver llega a un total de 5.033 camiones.
Y lo más interesante para destacar es que, en plena cosecha de soja, es el maíz el producto que mayor cantidad de camiones que esperan para ser descargados en los puertos.
De acuerdo al informe de ceralnet.com.ar, el jueves 9 de mayo había a la descarga en los puertos del Up River, 2.550 camiones de maíz y 2.125 camiones de soja para ser descargados.
Y éste es el fiel reflejo de la actitud que tiene hoy el productor y lo demuestra con el escaso volumen de soja que ofrece diariamente en el mercado disponible.
Los camiones de soja a la descarga equivalen a 63.000 toneladas y U$S 19 millones, si hacemos el cálculo semanal estamos hablando de algo más de 300 mil toneladas y unos U$S 100 millones.
No hay dudas que hoy la oferta de soja disponible no concuerda con el porcentaje de soja cosechado, el productor vende lo mínimo necesario para cubrir compromisos a cosecha y está reteniendo el máximo volumen histórico.
En un año normal, el productor debería estar vendiendo un mínimo de 1 millón de toneladas semanales.
A esta altura quedó bien claro y demostrado que el productor decidió vender y hacer caja con el trigo y con el maíz y retener la soja lo máximo posible, y tenerla como reserva de valor.
El productor no vende soja por la sencilla razón de que si la vendiera estaría tomando la pérdida por hectárea en el instante mismo de la venta.
Y en este razonamiento hay que analizar muy bien la influencia que tiene la soja extra-pampeana en el comportamiento de venta de los productores. Toda soja localizada a una distancia mayor a los 500 km de los puertos y con rindes por hectárea que no llegan al 50% de los rindes en las mejores zonas de la Pampa Húmeda, si se vende en el actual nivel de precios implica para el productor asumir la pérdida.
Si a toda esta incertidumbre económica, financiera, y productiva, la agregamos la frutilla del postre, el aumento de la tasa de estadística al 2,5% a las importaciones, anunciada esta semana por el gobierno, entramos en un nuevo espiral bajista que puede generar una mayor retención por parte de los productores.
La medida implementada por el Gobierno, solamente en el caso del impuesto a ser aplicado a la soja importada proveniente de Brasil y Paraguay, tiene un beneficio para los ingresos del Estado de 28 millones de dólares.
Y el perjuicio para los productores se puede multiplicar por varias veces esa cifra, pues debemos agregar el menor precio de la harina de soja que recibirán las fábricas procesadoras por el producto exportado y el menor precio que podrían recibir los productores.
Habrá también un aumento en los costos operativos de la industria aceitera por no poder contar con el volumen de soja importada que les permite la reducción y mejora de sus costos.
Todos estos factores externos al negocio no hacen más que generar más incertidumbres entre los productores y provocar la reacción no deseada por el Gobierno, habrá una mayor retención a vender y en consecuencia un menor ingreso de divisas.
El Gobierno ha tomado nota de este riesgo y está bajo estudio si mantiene dicho impuesto distorsivo y anticompetitivo a la importación de soja de Brasil y Paraguay o si lo deja sin efecto para no entorpecer el normal ingreso de divisas proyectado y esperado.
(*) Fundador de GuruMarket

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