Buenos Aires, 12 junio (PR/19) Por Sergio Rubin. Después de la primera gran reforma del pontificado de Francisco en materia de normas eclesiásticas -la aprobación del acceso a la comunión eucarística de los divorciados en nueva unión luego de un análisis caso por caso por parte de la autoridad eclesiástica, tras una moción que le elevó el Sínodo sobre la Familia-, otra decisión papal relevante estaría en puerta. El pontífice podría dar la luz verde a que hombres casados de probada fe -los llamados viri probati- puedan ser ordenados sacerdotes en zonas donde su escasez es muy severa, si se lo propone otro sínodo que se hará en octubre en El Vaticano, esta vez sobre la Amazonia, precisamente una región donde esa carencia es por demás evidente.

El cardenal brasileño Claudio Hummes, relator general del nuevo sínodo, le confirmó a Valores Religiosos durante una reciente visita al país que permitir apelar a los viri probati surgió en la amplia consulta previa que precede a este tipo de deliberaciones. “La falta de sacerdotes y, por tanto, la ausencia de la eucaristía en las comunidades amazónicas, son grandes límites. De hecho, la eucaristía es para sus habitantes algo raro, que no hace a su vida cotidiana. Pero la eucaristía es para la Iglesia fundamental y necesaria para desarrollar una comunidad fiel a Jesucristo”, dijo. Y señaló: “El sínodo deberá tratar esta cuestión; poner sobre la mesa cómo abrir nuevos caminos para poder atender mejor a los fieles”.

Francisco se manifestó en reiteradas ocasiones a favor del mantenimiento del celibato sacerdotal, que considera un don y una riqueza de la Iglesia, al rechazar que vaya a autorizar en algún momernto que sea opcional, más allá de que podría hacerlo porque no es un dogma de fe, sino una medida disciplinaria. Pero también, entre otras ocasiones en una entrevista concedida al semanario alemán Dei Zeit, aceptó la posibilidad de analizar el acceso al sacerdocio de los viri probati en regiones de grave escasez. En rigor, no sería hoy algo del todo novedoso porque en el catolicismo de rito oriental (si bien muy minoritario) se ordena a casados. Y sacerdotes anglicanos casados fueron aceptados en la Iglesia católica.

Más aun: la ordenación de los viri probati constituía una práctica habitual en las primeras comunidades, que eran las que elegían a sus ministros. Pero ya en los primeros siglos había quienes proponían el celibato y empezaron las marchas y contramarchas, incluso con regiones con prácticas diferentes. La exigencia celibataria se robusteció en el siglo XI con León IX y Gregorio VII, que temían por la “degradación moral” del clero. Y fue instituido en los dos Concilios de Letrán: el primero, en 1123, el segundo en 1139. El celibato también fue defendido en otro Concilio de Letrán, en 1215, y en el de Trento, entre 1545 y 1563. La razón principal era la disponibilidad total del sacerdote.

Con todo, cada vez se alzan más voces reclamando echar mano de los viri probati ante la situación en la selva amazónica, de siete millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países, de los cuales Brasil y Perú poseen la mayor extensión, seguidos por Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam. En línea con el cardenal Hummes, el director de obras Misionales Pontificias, Mauricio Da Silva Jardim, dijo a la revista Ciudad Nueva, que “el hecho de que el 70% de las comunidades de la región no tengan acceso a la misa dominical deberá ser considerado por los padres sinodales”.

Fuente: Caminos Religiosos

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