Buenos Aires, 1 julio (PR/19) — Rendimiento, estabilidad y niveles de materia grasa se han convertido en las palabras clave del girasol en la Argentina. Las tres variables repercuten de forma directa en el bolsillo de los productores y tienen como trasfondo el esfuerzo en mejoramiento que durante décadas viene haciendo la industria semillera más allá de la coyuntura del cultivo.

El trabajo de mejoramiento en semillas no sabe de caídas de precio, ni de cambios de regla de juego. Su horizonte es de largo plazo y su aporte un derrame constante en la productividad del cultivo, que en los últimos cinco años creció casi un 50% en superficie.

“Los híbridos han mejorado mucho a partir del trabajo que se viene haciendo desde el programa de mejoramiento genético. Actualmente, materiales más nuevos como el Paraíso 1600 CL PLUS poseen entre 51% y 52% de materia grasa y el Aromo 105 CL en varias zonas, tiene 51% o más de materia grasa, lo que le permite al productor obtener buenas bonificaciones”, comenta Esteban Palmer, gerente regional Sur de Nidera Semillas, en vísperas del 7° Congreso Argentino de Girasol, la reunión cumbre de la cadena de valor de la oleaginosa.

Palmer es un girasolero con amplio conocimiento de todas las regiones productivas. Pero su lugar es el Sur, y allí es donde este ingeniero agrónomo le pone nombre y apellido. “Tenemos muchos clientes en la región que consiguen rindes altos y estabilizados. Hay varios productores que en los últimos años superan los 3.000 kilos por hectárea, cuando el promedio en la zona no pasa de los 2.500 y en el país fue de 2.130 kilos por hectárea, lo que significa un 2,9% más que en la campaña pasada”, señala.

Pero la calidad de los híbridos también se manifiesta en el nivel sanitario. “Los nuevos materiales han demostrado mayor estabilidad ante las dos principales enfermedades que aquejan al cultivo, Verticillium y Sclerotinia. Por su parte, el Downy Mildew se maneja con resistencia genética, que en algunos casos ha logrado quebrar, y se está trabajando fuertemente en Phomopsis, donde los productos de Nidera han mostrado hasta el momento un buen comportamiento”, explica Palmer.

En esta campaña, debido a la alta demanda mundial, los girasoles alto oleico son los preferidos de los productores. La opción que ofrece Nidera Semillas es el Aromo 105 CL.

Este híbrido se transformó en uno de los girasoles preferidos por los productores debido a la bonificación que recibe su aceite por su condición de alto oleico y su elevado tenor de materia grasa que ronda entre el 50% y 51%. Además, presenta excelentes rendimientos y tiene un muy buen comportamiento sanitario. Su porte es de medio a bajo y esto le permite una buena sustentación del capítulo, sin problemas de quebrado y vuelco. Por sus características agronómicas es un híbrido muy plástico que se puede adaptar a toda la Pampa Húmeda.

Entre los girasoles linoleicos, el Paraíso 1600 CL PLUS es una de las novedades. Tuvo su primera campaña el año pasado. Con buen perfil sanitario y resistencia genética en lo que respecta a Roya negra y Downy Mildew, es un híbrido de ciclo intermedio largo que se plantea como una muy buena opción para doble cultivo. A su vez, por su gran adaptabilidad a todos los ambientes se puede sembrar en todo el territorio nacional.

El otro material linoleico de Nidera Semillas es el Paraíso 102 CL, un histórico de Nidera que ha mostrado una gran solvencia y lo ha llevado a convertirse en uno de los híbridos más sembrados. También se destaca por la estabilidad de sus rindes y por tallos resistentes que no presentan vuelco. Es de grano negro y su porcentaje de materia grasa es algo menor, llegando al 48%. Aunque expresa su condición en el sur bonaerense, se puede adaptar fácilmente a todas las zonas girasoleras del país.

Palmer también destaca el gran aporte que realiza la tecnología Clearfield Plus en el control de malezas. “Te permite una mayor tolerancia a la familia de las imidazolinonas y un mejor control de malezas post-emergentes. Además, tiene muy baja residualidad, lo que beneficia mucho en término de rotaciones, si el planteo es ir con trigo o cebada después del girasol”, confirma.

Más allá del furor por los materiales oleicos, para Palmer el girasol sigue siendo un negocio interesante y considera que es una de las mejores alternativas que puede tener a mano el productor para la próxima campaña. “El maíz parece ser la opción más atractiva, pero después le sigue el girasol, sobre todo para zonas donde el cultivo es más fuerte, como el Sur, el Oeste y parte del NEA”, analiza el técnico. Además, se trata de un cultivo que aporta diversificación en el uso de agroquímicos y rotación de los principios activos, lo que evita a futuro la aparición de resistencias y mejora sustancialmente el planteo general de manejo.

“Nosotros aconsejamos siempre que se arranque con lotes limpios y sin excesos de humedad, porque la implantación es uno de los momentos más delicados para el girasol”, sugiere Palmer. La fecha de siembra obviamente varía según la región: en el NEA comienza a fines de julio, agosto y principios de septiembre. En tanto, en el Oeste los productores tratan de no pasarse del mes de octubre. Y en el Sur la siembra suele ser también durante el mes de octubre, aunque se puede extender hasta la primera quincena del mes de noviembre.

La recomendación general en cuanto a densidad es no bajar de entre 40 y 60 mil plantas por hectárea para lograr un buen stand de plantas uniforme. “En girasol se necesita armar un “buen lomo”. Una vez que el girasol logró tener una buena estructura de cultivo, tendrá mucha capacidad para producir bien aún en condiciones de seca”, confirma el referente girasolero. Sin embargo, el representante de Nidera admite la importancia de la fertilización fosforada y nitrogenada. “Partiendo de esa base, si el ambiente te acompaña y lográs una buena tasa de crecimiento hasta floración, aunque tengas restricciones, el girasol siempre te responde”, concluye Esteban Palmer.

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