Las empresas que se dedican al corretaje de granos están reguladas por estrictas disposiciones diseñadas por la Comisión Nacional de Valores (CNV), la Unidad de Información Financiera (UIF) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación. En lo que respecta a la operatoria con futuros y opciones, cuentan además con la regulación interna instrumentada por el Matba Rofex.

Tales regulaciones, tanto de orden público como privado, garantizan que el corredor de granos no pueda disponer nunca de lo que no le pertenece sin la anuencia expresa del dueño de ese bien. Nunca.

Lo mismo ocurre en el mercado bursátil con títulos y acciones depositadas en Caja de Valores (CVSA): están allí a nombre del titular de los mismos. Nadie puede disponer de esos activos sin la autorización de su propietario y, cada vez que se realiza un movimiento de los mismos, CVSA envía automáticamente un correo con la notificación de lo realizado.

Así funciona un sistema transparente: no hay muchos secretos. No soy nada afecto al exceso regulatorio, pero, gracias al mismo, los productores agrícolas o inversores cuentan con una garantía cierta al momento de comercializar su producción o realizar una inversión bursátil por medio de un corredor.

El mercado de operaciones físicas de granos no cuenta con regulaciones tan estrictas como las que rigen en el correjate de futuros de granos, de manera tal que, más allá de la confianza existente entre las partes, no existe garantía de lo que sucede con la mercadería física una vez recepcionada por un operador.

Los productores agrícolas no pueden ni deben estar a merced de agentes comerciales que se fondean con su mercadería. Para evitar situaciones desagradables, tales como las que han venido ocurriendo en los últimos años, entiendo que sería necesario regular la recepción de mercadería física, de manera tal de asegurar, en un marco de transparencia, la no realización de negocios sin autorización del propietario de los granos.

Considero tan repudiable vender bonos o acciones de un comitente sin su autorización como reventar soja guardada en un silo para realizar inversiones por cuenta del comprador de la mercadería sin el consentimiento del propietario de la misma.

El sistema comercial granario –posiblemente uno de los más sólidos presentes en el mercado argentino– está sustentado en la confianza y eso hace, precisamente, que algunos se aprovechen de esa circunstancia para montar esquemas que pueden terminar perjudicando a una gran cantidad de empresarios agrícolas.

Ricardo Baccarin ..Corredor de granos.

Vicepresidente de Panagrícola S.A.

Primicias Rurales

Fuente. valorsoja.com