Buenos Aires, 1 noviembre (PR/19) — La Iglesia católica celebra hoy el “día de Todos los Santos”, fiesta que tuvo su origen durante la persecución de los cristianos por el emperador romano Diocleciano.
Al causarse muchas muertes, no se podía celebrar un recuerdo en nombre de cada una de ellas, por lo que se decidió establecer un día, aunque no fue hasta el siglo VII, y gracias a Bonifacio III, que en el año 609 se declaró la fiesta en el mes de mayo.
Fue el Papa Gregorio III en el siglo VIII quien cambió la fecha a la actual, día 1 de noviembre.
En este día la Iglesia celebra fiesta solemne por todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios.
Por eso es el día de “todos los santos” y no se festeja sólo a los que llegaron a los altares y fueron canonizados, se celebra también en honor a todos los que viven ya en la presencia de Dios.
En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV consagró, entre 609 y 610, el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándoles un aniversario.
Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre y Gregorio IV extendió la celebración a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX.

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