Buenos Aires, 11 noviembre (PR/19) — La Iglesia católica celebra hoy el día de San Martín de Tours, el patrono de Buenos Aires, elección que estuvo teñida de ratificación celestial.

En la metrópoli (España), la elección de los santos patronos era una decisión de gran responsabilidad, acompañada a veces de ceremonias a las que no les faltaba boato. Pero cuando las ciudades por patronizar no eran de importancia, como la lejana Buenos Aires, un puerto enclavado en tierras inhóspitas y deshabitadas, bastaba con introducir los nombres de todos los santos en una bolsa de terciopelo negro para que fuera el azar quien decidiese. Fue así que en una de las primeras reuniones que realizó el Cabildo de Buenos Aires se eligió a San Martín de Tours como patrono de la ciudad.

La leyenda dice que cumpliendo la tradición, para elegir al patrono se pusieron distintos nombres de santos dentro de un sombrero, con el fin de que el azar decidiera. El primer nombre extraído correspondió a San Martín de Tours, pero como no era un santo español, los ediles lo rechazaron y volvieron a sacar otro nombre, que fue nuevamente el del santo. Rechazado por segunda vez, se extrajo otro nombre con el mismo resultado. Increíblemente, tres veces seguidas, había salido el papelito con el nombre de San Martín de Tours, un santo sin mayor renombre. Asombrados por este hecho, los presentes decidieron entonces proclamarlo patrono de la ciudad de Buenos Aires, sin tan siquiera imaginar, que lo que la bolsa negra de paño, había decidido el nombre del general que libertaría aquellas tierras. Verdadera o falsa esta leyenda, lo cierto es que en acuerdo del Cabildo reunido el 20 de octubre de 1580, se asentó en el Acta respectiva que “por suerte cupo a esta ciudad por patrón della, al señor San Martín”.

Este santo, San Martín de Tours, nació en Sabaria de Panonia, actual Hungría, entre 315 y 317. Era hijo de un tribuno militar, por lo que debió alistarse en los ejércitos del Emperador y se lo destinó a Amiens, en Francia, donde fue bautizado. Abandonó el ejército y se dedicó a la caridad. El 4 de julio de 371 fue consagrado Obispo de Tours. Luego de una vida dedicada a Dios y a la conversión de infieles, falleció el 8 de noviembre de 397, pero su sepelio se realizó el 11 de noviembre, quedando ésta como fecha en que lo cita el martirologio romano, para su celebración.

Es famosa la historia que lo tiene como protagonista. Ocurrió que cuando era militar encontró un mendigo con escasas ropas y para cubrirlo cortó por la mitad su manto del uniforme y lo tapó. Luego en sueños se le apareció Jesucristo y le agradeció el gesto solidario.

Fuente: El arcón de la historia argentina

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