Por Pablo Cavigliasso*.
Buenos Aires, 6 diciembre (Especial para NA) — Frente al crecimiento exponencial de la población humana, la inquietud es cómo sortear la escasez de alimentos.
En la actualidad, el 70 por ciento de las especies cultivadas de mayor importancia económica en el mundo dependen, para alcanzar un buen porcentaje de frutos formados y de calidad, de la polinización por insectos.
Además de ser crucial para el mantenimiento de poblaciones de plantas diversas y saludables, reporta un gran beneficio económico para el hombre: se estima que la polinización por parte de las abejas tiene un valor superior a los 150 billones de euros en la agricultura mundial.
En el transcurso de esta década, numerosos estudios alertaron sobre una creciente crisis debido a la pérdida de especies que brindan la polinización en sistemas agrícolas.
Así en ese contexto, la biodiversidad es reconocida como apoyo clave para la vida estable en la Tierra y desempeña un papel esencial y especialmente complejo en todos los niveles de producción de servicios ecosistémicos.
Es fundamental contar con una definición y caracterización precisa de éstos y las condiciones que los propician para gestionar, valorar y conservar adecuadamente.
Aumentar la comprensión del vínculo entre la biodiversidad y la producción de servicios por los ecosistemas requiere identificar y caracterizar las relaciones funcionales de las especies u organismos que los componen.
Un desequilibrio en su abundancia poblacional puede provocar la aparición de nuevas plagas en cultivos por falta de su controlador, la propagación de enfermedades zoonóticas o disminuir la formación de frutos y semillas.
La evidencia sugiere que la causa de tales desequilibrios puede deberse al cambio del uso de la tierra y su cobertura, principalmente por la intensificación agrícola en lo que fueron ecosistemas naturales.
El INTA, a través de su Programa de Apicultura (INTA PROAPI) y la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Concordia (Entre Ríos), abordó la temática de ecología de polinización en uno de los cultivos en crecimiento en la Argentina: el arándano.
Conociendo la alta dependencia de esta especie de dicho servicio, se planteó definir los procesos a diferentes escalas de paisaje que modelan su polinización y los efectos sobre su fructificación.
Durante este estudio, se consideraron componentes de la complejidad ambiental y el contexto espacial a diferentes escalas de observación para demostrar el efecto de cambios en el paisaje sobre el servicio ecosistémico de polinización en 13 fincas distribuidas en el área de influencia de la EEA y comprobar la eficiencia de polinizadores manejados a escala puntual sobre la formación y calidad de los frutos.
En general, los procesos ocurridos a grandes escalas se reflejaron a través de la formación y calidad de frutos. La conservación de los recursos florales y una heterogeneidad espacial amplia, principalmente en sistemas de producción extensiva (agrícola y forestal), parecería ser fundamental para sostener en el tiempo las comunidades de polinizadores y aumentar la calidad del servicio de polinización en los agroecosistemas.
Puntualmente, en este cultivo aumentó la formación de arándanos producidos mediante polinización entomófila en un 65,75 % (equivalente a US$ 45.500 por hectárea, a valores de exportación del 2015), con frutos más grandes, pesados y siete veces más semillas.
Teniendo en cuenta todo esto, estas interacciones resaltan la necesidad de preservar la heterogeneidad en la composición y complejidad del paisaje, particularmente en aquellas zonas altamente gestionadas con cultivos dependientes de la polinización.
Esta es esencial para todos los servicios de los ecosistemas porque el 87 por ciento de las plantas con flores dependen de los polinizadores.
Si este porcentaje no lograra producir una cantidad suficiente de semillas fértiles, podría extinguirse rápidamente en períodos de temperatura extrema, de cambios en los patrones de precipitación o de anormalidades estacionales y afectaría a todos los demás servicios ecosistémicos.
La pérdida de polinizadores podría causar una degradación simultánea de los servicios del ecosistema y los beneficios que estos brindan a las personas.
(*) – Técnico del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Concordia, Entre Ríos.

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