Finaliza un año histórico para la ganadería, con las exportaciones como variable estrella. En 2019, se estiman unas 800 mil toneladas embarcadas, volumen no alcanzado en más de cinco décadas, con un aporte de USD 3.500 millones en un momento de fuerte necesidad de divisas genuinas en el país. La Argentina sigue posicionada por segundo año consecutivo como quinta potencia mundial en exportaciones de carne vacuna.

Si bien China explica la mayor parte de este crecimiento, simultáneamente se logró el cumplimiento la cuota Hilton por primera vez en una década, mientras crecían los embarques de la 481 y se duplicaban los de cortes Angus certificados de alta calidad, a 3.000 t., principalmente con destino al tradicional mercado europeo.

Detrás de escena

Lo saliente para este desempeño es la inversión sostenida en toda la cadena, empezando por las empresas ganaderas. Esto llevó al crecimiento de las existencias desde 2012, habiéndose recuperado a la fecha más del 60% de lo perdido en la gran liquidación de 2008-2009. Aunque en el último año el avance fue muy marginal, teniendo en cuenta las altas tasas de interés, que no haya bajado el stock habla de la vocación del sector.

En estos años, la faena registró una evolución bastante estable, sin las cimas ni los valles cíclicos habituales en buena parte de la historia. La participación de las hembras, que venía creciendo, alcanzó un pico de 52% en abril y luego inició una reducción continua hasta los 46-47% de octubre y noviembre.

En materia de precios, durante los últimos seis a siete años el valor real del novillo de consumo se mantuvo en la mitad superior del promedio histórico y hoy se ubica diez puntos arriba, aunque los márgenes no acompañan del todo al negocio por los mayores costos y la presión impositiva.

El consumo interno descendió en estos años, lo que se vio compensado en su gran mayoría por el incremento de otras proteínas animales. De todas maneras, la Argentina sigue en el podio mundial en ingesta per cápita de carne vacuna, lejos de lo que registran economías mucho más ricas que la nuestra.

Inversión & innovación

Además de los campos, los frigoríficos también se equiparon y aumentaron su capacidad productiva, inclusive varios consumeros. Muchos mejoraron sus instalaciones de faena, ampliaron sus despostadas y cámaras de frío; y algunos están avanzando en nuevas tecnologías como máquinas para pesar y aplicar etiquetas en chino, obtener milanesas bien finitas y preparar recortes con la proporción de músculo y grasa que exige la hamburguesa, con la consiguiente mejora de la competitividad para toda la cadena cárnica.

Las fuertes inversiones de las empresas proveedoras de insumos son otra muestra del dinamismo de la actividad. Un ejemplo es el mercado de vacunas antiaftosa, que en la última campaña contó con nuevo jugador gracias a la puesta en marcha de la planta de CDV, construida de cero, lo que aumentó la competencia en un activo estratégico para la ganadería argentina. Mientras tanto, Biogénesis Bagó comenzó un desembolso de USD 10 millones, con capitales propios, en su planta de Garín, con el objetivo de producir desde ahí vacunas de alta calidad para atender los países donde proyecta su crecimiento.

También hay aportes para fomentar soluciones AgTech que aceleren la mejora de la productividad pastoril, otro activo de nuestros sistemas productivos. Juan Insua, un joven científico del INTA Balcarce y becario de Conicet, está desarrollando una tecnología para aprovechar mejor el pasto, recurso que aquí se consume en un 50%, frente al 75% de las ganaderías más desarrolladas, una variable de alto impacto en el resultado económico.

Campos pioneros

Una reflexión especial merece el cambio tecnológico en campos de punta que desde Valor Carne venimos reflejando continuamente, lo que contribuyó a incrementar en un 50% las visitas a nuestra web durante 2019, muestra del interés en modernizar la actividad.

Empezamos el año presentando la experiencia de María Aurelia Allende, empresaria con un campo en el oeste de La Pampa, que con un ciclo completo Angus y junto a un equipo de 35 personas, que reciben un plus por ternero logrado, en 15 años pasó del 80% al 92% de destete, versus el 65/75% promedio zonal, lo que le valió el Premio a la Excelencia Agropecuaria La Nación-Banco Galicia.

Seguimos con el caso de M.V. Raúl Marín, asesor de una empresa salteña que estaba a punto de abandonar la ganadería. Hizo un diagnóstico sanitario, bajó la mortandad del 16% al 1%, introdujo el Brangus de calidad y alcanzó en 12 años una preñez del 92%. Actualmente, los terneros logran el máximo valor de mercado, en una región selvática y con sierras, por lo que fue distinguido por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

Otra mujer al frente de una empresa es la M.V. Maya Lagerheim, que vive en un campo en el este del Chaco, en un bajo con palmares e inundaciones frecuentes, donde las pariciones son inciertas. Hace 15 años, como miembro del CREA Arandú, dejó su rodeo de cría centenario y hoy recría y engorda novillos Brangus de exportación, mediante un manejo artesanal del pastizal.

Como no podía faltar, el corazón pampeano también lideró la innovación. Desde hace ocho años un establecimiento santafecino mixto, La Barrancosa, incorporó la ganadería con cargas muy elevadas a sus suelos privilegiados, clase 1 y 2, obteniendo altísima productividad. No conformes, sus directivos se propusieron medir el impacto ambiental de la intensificación y lo resolvieron dentro del Sistema Chacras de Aapresid -con el apoyo de expertos del INTA, universidades y empresas-, demostrando la sustentabilidad del modelo.

Fuente: Valor Carne

Primicias Rurales