Buenos Aires, 3 enero (PR/20) — Una medición que realiza Aapresid sobre la evolución de la siembra directa (SD) en Argentina remarca que falta trabajar mucho en cultivos de cobertura/servicios. Destaca que no alcanza ya la simple ausencia de labranza para hacer sustentable un “verdadero Sistema de SD”. La situación región por región.

A partir de información provista por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Aapresid estima cada año la superficie bajo siembra directa. Esta tecnología es una aliada clave para una producción sustentable, pero la reflexión que realiza la Asociación de productores es: ¿se está implementando correctamente?

Información recolectada indica que la adopción masiva de esta tecnología no se está traduciendo necesariamente en mejoras en el balance de carbono, fertilidad y otros indicadores de salud del suelo. Incluso, en ciertas regiones, se observa el avance de procesos de degradación del mismo.

“En este sentido, las rotaciones, la siembra de gramíneas y de cultivos de cobertura o de servicios (CS) son prácticas clave dentro de un verdadero Sistema de SD. En el caso de los cultivos de servicio, además de ‘cubrir el suelo’, permiten la mejora en el manejo del agua, el control de la erosión y de la densidad de malezas, favorecen la biodiversidad, la disminución de la carga de insumos sintéticos, entre otros”.

Atendiendo este contexto, la Asociación decidió incluir en su estimación anual de SD información relacionada a la siembra de cultivos de servicios y la inclusión de gramíneas en la rotación.

Para ello, se tomaron datos provienentes del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) y del Panorama Agrícola Semanal (PAS) de la Bolsa de Cereales.

Frente a los datos recolectados, Aapresid entiende que queda mucho por mejorar en el sistema de SD: “Si bien la adopción promedio nacional de SD se mantiene por encima del 90% estos valores bajan significativamente en ciertas zonas agroecológicas. Pero además los resultados revelan que en algunas regiones esta tecnología se implementa de forma aislada, basándose en la simple ‘ausencia de labranza’. Por ejemplo, en el norte de Buenos Aires mientras el porcentaje bajo SD supera el 90%, la presencia de gramíneas en la rotación es de tan sólo el 35% y el porcentaje de productores que siembran CS sólo llega al 8%”.

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Fuente: Todo Agro

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