Buenos Aires, 15 enero (PR/20) –Se enfrenta una temporada con riesgos climáticos significativos, que afectarán a gran parte del área agrícola del Cono Sur, siendo necesario enfrentarlos mediante una cuidadosa planificación y un uso eficiente de la tecnología disponible, debiendo continuarse la vigilancia climática.
Por Ing. Agr. Eduardo M. Sierra
Especialista en Agroclimatología

VERANO 2020

El verano 2020 continuará exhibiendo fuertes perturbaciones térmicas e hídricas.

Sólo Bolivia y el NOA observarán una fuerte entrada de vientos cálidos y húmedos, provenientes de la Amazonia, observando precipitaciones muy abundantes con intensos núcleos de tormenta, que causarán riesgos de consideración.

El resto del área agrícola del Cono Sur continuará observando precipitaciones irregulares y algo inferiores a lo normal, que aportarán agua para el consumo de las pasturas y cultivos, pero no alcanzarán para reponer las reservas de humedad de los suelos.

La temperatura continuará observando fuertes oscilaciones, alternándose lapsos calurosos con irrupciones de aire polar.

Las altas cuencas de los grandes ríos recibirán precipitaciones moderadas a abundantes, que activarán el ascenso de los grandes ríos, aunque sin recuperar sus niveles medios.

OTOÑO 2020

El comienzo del otoño traerá un incremento de las precipitaciones, al mismo tiempo que reducirá los requerimientos hídricos de la vegetación, permitiendo la gradual reposición de las reservas de humedad de los suelos en la mayor parte del área agrícola del Cono Sur.

No obstante, es probable que el centro de Chile, Cuyo y el sudoeste de la Región Pampeana terminen la estación sin haber logrado reponer satisfactoriamente las reservas de humedad de sus suelos.

Hacia el final de la estación se presentará el riesgo de que un foco de tormentas se ubique sobre Misiones y las zonas aledañas, produciendo excesos y anegamientos locales, y la crecida del Río Uruguay.

Las entradas de aire polar se harán más frecuentes, produciendo prolongados lapsos frescos, pero con poca probabilidad de heladas tempranas.

La recuperación del nivel de los grandes ríos será lenta.

OTOÑO 2019

Durante el otoño, el invierno y buena parte de la primavera de 2019 los fuertes vientos provenientes del Polo Sur impulsaron las aguas del Océano Glacial Antártico hacia el Ecuador, enfriando simultáneamente los Océanos Pacífico y Atlántico.

Sudamérica fue inundada por una masa de aire seco y frío, que impidió la entrada de los vientos cálidos y húmedos del trópico, produciendo una intensa sequía continental y un régimen térmico riguroso.

Recién a fines de Diciembre de 2019, los vientos polares se moderaron, haciendo que los Océanos Pacífico y Atlántico se calentaran rápidamente.

Debido a ello, apareció un área cálida al este de Nueva Zelanda  que parecía dirigirse hacia la costa sur de Sudamérica, lo cual generó versiones alarmistas que se difundieron a través de muchos medios, anunciando la llegada de un intenso cataclismo climático.

Sin embargo, el fenómeno perdió fuerza rápidamente, de manera que el área cálida al este de Nueva Zelanda permaneció estable, al mismo tiempo que la costa sur de Sudamérica redujo substancialmente su calentamiento.

De continuar esta tendencia, cabe esperar que, para mediados de Febrero, el área cálida al este de Nueva Zelanda habrá disminuido considerablemente su intensidad, y la costa sur de Sudamérica se encontrará entre levemente cálida y neutral.

EVOLUCIÓN DE LA PRIMAVERA 2019

A lo largo de la primavera de 2019, las precipitaciones se reactivaron sobre el Cono Sur, aunque de una manera muy irregular y manteniendo valores algo inferiores a lo normal, a la vez que el aumento estacional de la temperatura incrementó la demanda hídrica, quitando efectividad al proceso.

El agua recibida permitió que las pasturas y cultivos mantuvieran un estado entre regular y bueno, pero la mayor parte de lo recibido fue consumido, haciendo que las reservas de humedad se mantuvieran bajo lo normal en la mayor parte del área agrícola (Figuras a la izquierda del texto).

La falta de precipitaciones en las altas cuencas de los grandes ríos produjo una marcada bajante, que afectó considerablemente a la navegación y el funcionamiento de los puertos.

Fuente: Bolsa de Cereales de  Buenos Aires

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