Buenos Aires, 16 enero (PR/20) — Tras varios meses de negociaciones y anuncios cruzados, el 15 de enero de 2020 Estados Unidos y China firmaron un Acuerdo Comercial de Fase Uno, el cual pone de manifiesto la voluntad de ambos de reducir la escalada del conflicto.

Según el representante de comercio de EE.UU. (USTR, por sus siglas en inglés), el mismo propone reformas estructurales en el régimen económico y comercial de China en las áreas de propiedad intelectual, transferencia de tecnología, agricultura, servicios financieros y moneda y tipo de cambio.
En términos de medidas arancelarias, si bien el USTR mencionó que EE.UU. se comprometió a modificar las medidas aplicadas en el marco del conflicto comercial (Section 301) de manera significativa, no hay mención en el Acuerdo a
reducciones de los derechos adicionales aplicados en los últimos dos años.

Los Ejes del Acuerdo:

  • EE.UU. incrementaría sus exportaciones a China en no menos de 200 mil millones de dólares en dos años, por encima del monto de referencia (2017). China se compromete a comprar no menos de USD 12.5 mil millones adicionales en productos agrícolas estadounidenses en 2020, y de USD 19.5 mil millones en 2021.
  • No se advierten nuevas reducciones de los derechos adicionales aplicados. Por lo tanto, se mantiene un escenario de aranceles altos para ambos.
  • En términos generales, podría caracterizarse al Acuerdo Fase Uno como un “acuerdo de principios”, con compromisos globales ambiciosos de complejo seguimiento. Aunque no resuelve la disputa entre ambos países, es una buena señal para los mercados, al finalizar la escalada proteccionista y brindar un marco a las futuras negociaciones, reduciendo la incertidumbre.
  • No obstante, constituye un nuevo golpe para el sistema multilateral de comercio ya que tanto las distintas medidas adoptadas en el auge del conflicto, como ahora su posible desmantelamiento, se llevaron adelante por fuera del ámbito de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
  • Si los montos comprometidos en el acuerdo son alcanzados, es probable que sea a costa de desvío de comercio desde otros proveedores agrícolas, que perderían participación en el mercado chino. Argentina, que tiene a China entre sus principales destinos de exportación, deberá monitorear con detalle la implementación de éste y futuros acuerdos, analizando acciones a seguir en caso de una violación a sus derechos como Miembro de la OMC.

Ayuda interna. China ratificó su intención de cumplir con sus obligaciones en materia de ayuda interna al arroz y trigo antes del 31 de marzo de 2020. Ello responde a la disputa presentada por EE.UU. ante OMC4, cuyo Grupo Especial encontró que China excedía los niveles de ayuda permitidos (de minimis). Aunque EE.UU. preserva el derecho a tomar medidas al respecto.
Administración de contingentes arancelarios.
China acordó cumplir con sus obligaciones con la OMC y realizar mejoras específicas en la administración de sus contingentes arancelarios de
trigo, maíz y arroz, incluida la metodología de asignación, el tratamiento empresas comerciales no estatales solicitantes, y mayor transparencia.
Asimismo, China acordó cumplir con sus obligaciones de la OMC en materia de
administración de contingentes arancelarios para el trigo, el maíz y el arroz antes del 31 de diciembre de 2019 (disputa que ganara EE.UU. ante OMC).

Carnes. China ampliará el alcance de los productos de carne bovina o porcina que se pueden importar y eliminará restricciones específicas y otros requisitos de trazabilidad. Para carne aviar en noviembre de 2019, China reabrió su mercado a la carne estadounidense, eliminando parcialmente la prohibición que había impuesto en 2014.

Conclusiones
En términos generales, podría caracterizarse al Acuerdo Fase Uno como un “acuerdo de principios”, con compromisos globales ambiciosos de complejo seguimiento. En particular, parece difícil imaginar un aumento de las importaciones chinas desde EE.UU. en la magnitud señalada en el documento, sin una marcha atrás en los aumentos de aranceles aplicados por ambos países en los últimos años.
En este sentido, los mercados le atribuyeron hasta el momento una baja probabilidad de ocurrencia a este aumento del comercio, lo que se vio reflejado
incluso en una baja en los precios de los granos. Se esperaba que en esta Fase ya se incorporen rebajas de aranceles y compromisos de compras por producto y en volumen, lo que aparentemente sucedería en un futuro Acuerdo Fase Dos.
De todas maneras, aunque este Acuerdo no resuelve la disputa entre ambos países, es una buena señal para los mercados, al finalizar la escalada proteccionista y brindar un marco a las futuras negociaciones, reduciendo la
incertidumbre.
No obstante, puede interpretarse como un nuevo golpe para el sistema multilateral de comercio. Tanto las distintas medidas adoptadas en el auge
del conflicto, como ahora su posible desmantelamiento, se llevaron adelante por fuera del ámbito de la OMC.

Incluso podría argumentarse que el Documento firmado constituye un acuerdo de comercio administrado, que significa un retroceso para el sistema
multilateral. Dos de los principales jugadores a nivel internacional definen las condiciones de sus intercambios, sin considerar el impacto sobre el
resto de los países ni sobre las normas y negociaciones multilaterales.
Si los montos comprometidos en el acuerdo son alcanzados, es probable que sea a costa de desvío de comercio desde otros proveedores agrícolas, que perderían participación en el mercado chino.

Argentina, que tiene a China entre sus principales destinos de exportación, deberá monitorear con detalle la implementación de éste y futuros acuerdos, analizando acciones a seguir en caso de una violación a sus derechos como Miembro de la OMC.

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Acuerdo Económico y Comercial de Fase Uno entre EE.UU. y China: visión desde el sector agrícola“, elaborado por la Fundación INAI.

Fuente: Gerencia de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

 

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