Roma, febrero 11 (PR/20) – Gilbert F. Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) instó hoy a sus 177 Estados miembros a colaborar con el objetivo de duplicar su impacto en la vida de las personas más marginadas del mundo para 2030, proponiendo un programa de trabajo de USD 30 000 millones para los próximos 10 años.

“Las amenazas a nuestros sistemas alimentarios que suponen las extremas condiciones climáticas, los conflictos, la fragilidad y las migraciones, hacen que sea necesario invertir más en la población rural que es quien cultiva nuestro alimento”, asegura Houngbo. “Tenemos tan solo 10 años para alcanzar nuestros objetivos globales de erradicar la extrema pobreza y el hambre. Eso significa que tenemos que aumentar nuestra inversión en donde se concentran estas realidades: las áreas rurales”.

Este llamamiento a aumentar la inversión en el mundo rural tuvo lugar durante la apertura del 12 período de Reposición de los Recursos del FIDA, un proceso consultivo de un año de duración durante el cual los estados miembros del FIDA acuerdan las líneas estratégicas de acción de la organización y movilizan los recursos financieros necesarios para que el FIDA sea capaz de proporcionar financiación en forma de préstamos o donaciones a los países en vías de desarrollo.

El renovado apoyo de sus Estados miembros permitirá al FIDA incrementar la producción de 200 millones de pequeños agricultores, mejorar la capacidad de resiliencia de más de 100 millones de personas y aumentar al menos en un 20 % los ingresos de alrededor de 260 millones de hombres y mujeres que viven en áreas rurales para 2030

La evidencia permite afirmar con cada vez más rotundidad que el camino para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pasa por las áreas rurales, en donde vive el 80% de la gente más pobre del planeta. Invertir en agricultura y desarrollo rural es la forma más directa de aumentar sus ingresos y mejorar su seguridad alimentaria. Los estudios demuestran que el crecimiento económico en el sector agrícola es entre dos y tres veces más efectivo a la hora de reducir la pobreza que el crecimiento de cualquier otro sector económico.

“Tras más de 40 años de experiencia trabajando sobre el terreno, sabemos que el último tramo del camino puede ser el más duro”, asegura Houngbo. “Todavía es posible alcanzar los ODS y erradicar la pobreza extrema y el hambre, pero sólo si modificamos nuestra actual trayectoria. Necesitamos más financiación, nuevos asociados, nuevos instrumentos financieros y un enfoque más inclusivo”.

Al ser la única institución multilateral que centra su trabajo en las zonas rurales, el FIDA trabaja en lugares remotos a los que pocos otros proyectos de desarrollo alcanzan. Durante la siguiente década, el FIDA utilizará esta experiencia y esa especialización en diseñar y llevar a cabo proyectos de inversión dirigidos a los grupos de población más vulnerables del planeta, entre los que se cuentan las mujeres y los jóvenes rurales y los pueblos indígenas.

Para incrementar significativamente su capacidad de impacto y de asistencia a los países que más lo necesitan, el FIDA está desarrollando un nuevo modelo financiero que permite canalizar nuevos recursos hacia los países y las personas más pobres. Esto garantizará que el FIDA pueda continuar obteniendo un fuerte rendimiento y multiplicando el impacto de las contribuciones e inversiones de sus donantes.

El Programa de Adaptación para Pequeños Agricultores (ASAP, según sus siglas en inglés), el principal programa del FIDA a la hora de canalizar fondos para el cuidado del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, crecerá para proveer de más financiación a los países de ingresos bajos, especialmente a aquellos que presentan altos niveles de malnutrición o situaciones de fragilidad en las que hace falta inversiones en adaptación al cambio climático. ASAP se centrará en financiar proyectos que tengan en cuenta el impacto del cambio climático sobre las mujeres y los jóvenes rurales y la nutrición.

Además, el nuevo Programa de Financiación del Sector Privado buscará atraer inversiones y conocimientos del sector privado para contribuir al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas rurales y de las organizaciones de pequeños agricultores.

El FIDA también actúa como un catalizador de recursos financieros y es muy valorado como un intermediario honesto, incluso por las personas que viven en áreas rurales y sus organizaciones. Al trabajar con gobiernos, sociedad civil, sector privado y otros asociados, el FIDA aumenta las inversiones que transforman la economía y la sociedad de las áreas rurales.

El FIDA seguirá invirtiendo a nivel comunitario en pequeñas y medianas empresa, pequeños productores y en la economía rural no agrícola al tiempo que incrementa su trabajo en las áreas de cambio climático, protección medioambiental, empoderamiento de la mujer y de la juventud rurales y mejora de la nutrición.

Primicias Rurales

Fuente: FIDA