Por : Alejandro Meneses  y  Teo Zorraquín

Winston Churchill dijo: “Soy un optimista. No tiene mucho sentido ser otra cosa”. Esta frase encabeza nuestro informe porque entendemos que la suma de noticias complicadas puede generar ansiedad y pesimismo. Pero en el largo plazo nuestra mirada sobre nuestro sector agroalimentario y sobre la capacidad de afrontar desafíos se mantiene intacta.

> El síndrome del “vamos viendo”: a lo largo de los años, los escenarios turbulentos e imprevisibles de la Argentina han generado una interesante cultura de la supervivencia que llamaremos el “vamos viendo”. Una forma de mirar con énfasis el corto plazo y dejar el largo plazo para cuando haya tiempo. Eso nos ha generado una cintura ágil para adaptarnos a los habituales cisnes negros y de todos los colores que nuestro país (y a veces el mundo) nos presentan. ¿Cómo va tu plan productivo del año? Vamos viendo, esperemos a ver qué pasa con el arreglo de la deuda y con los nuevos impuestos. ¿Y tu estrategia financiera y de inversiones? Vamos viendo, veamos si aparecen tasas subsidiadas y posterguemos todo lo posible las decisiones. ¿Y tus vacaciones? Vamos viendo, imposible saber con el coronavirus. Y así hasta el infinito y más allá. Estrategia sabia para mantener las empresas de pie. Pero con el lado oscuro de perder de vista que los países y las empresas más competitivas son aquellas que piensan más largo. Por suerte podemos decir que en el sector que nosotros más conocemos, el agro, hay muchos empresarios que hacen un buen equilibrio entre su dedicación a la coyuntura y a marcar el camino hacia el futuro. Y eso los hace más competitivos. Ojalá encontremos un escenario de país donde disminuya el “vamos viendo” y gane espacio el “vamos planificando, vamos soñando”.

> El Coronavirus tapa todo: durante fin de febrero y parte de marzo han sucedido numerosas acciones que duraron poco tiempo en los medios por el efecto de la pandemia. Nuestro informe no nos permite tratar todas ellas, pero deseamos mencionarlas. Ejemplos: tractorazo en Córdoba, productores autoconvocados, idas y vueltas de la Mesa de Enlace, paro del campo, cierre del registro de operaciones, aumento de retenciones para la soja y disminución para otros productos, una sequía importante que merma la producción en zona núcleo, excesos hídricos en el norte del país, China abrió el mercado de carne ovina patagónica pero a su vez limitó o cambió precios de envíos de carne vacuna, apareció la renovación del Bolsatech para controlar el origen de la semilla, las novedades de ExpoAgro. O sea que en 30 días ocurrieron más eventos que los que se les presentan a productores de otros países en una década.

> Expoagro, otro mundo existe: nuestro amigo Ricardo Bindi definió a la Expo como un “microcosmos”. Un lugar lejano que representa a otra Argentina. Y nosotros tuvimos esa misma sensación. A pesar del paro agropecuario, de las nuevas retenciones, de las declaraciones beligerantes de una parte del sector gobernante, de la sequía de varias regiones, de la lluvia que cayó y embarró la feria el día miércoles, sumado a la caída de los mercados y los precios agrícolas y de la suspensión del último día, los productores estuvieron ahí. O muchos de ellos. Y los expositores estuvieron, mostrando sus avances, sus novedades, su entusiasmo. Se habló de negocios, de política, de tecnología, de futuro. Con gente sintiéndose parte de la sociedad y no como actores privilegiados o superiores. Y es importante recalcar que esto también somos como país. La oportunidad está a pesar de las amenazas.

> El paro agropecuario: del lunes 9 al jueves 12, la Mesa de Enlace convocó a un cese de comercialización. Con algunos ruidos y disidencias internas y con mucha presión del sector de autoconvocados, pero manteniéndose unidos. En general tuvo un alto acatamiento y sin conflictos en las rutas. La decisión fue impulsada por la nueva modificación al esquema de retenciones, con una suba de 3 puntos en todos los productos de la soja y con una disminución en otros granos. Algunos sectores de la sociedad leyeron este paro como injustificado “por tres puntitos más a la soja”. Pero hay que aclarar que de alguna forma esto fue la gota que rebalsó el vaso. El aumento de derechos de exportación a la soja a partir del 10 de diciembre fue del 34% (del 24,7% al 33%) y en maíz y trigo del 79% (del 6,7% al 12%). Y todo esto en un marco de precios internacionales en baja y con varias regiones sufriendo un verano seco. Esto desde lo económico. Pero también la respuesta del sector tuvo algo de “esta película ya la vimos”, no es sólo recaudación lo que se busca, sino que se quiere dejar al campo nuevamente como un “enemigo” que permita unir al frente político interno. Y el discurso de segmentar y compensar a los productores de menos de 1000 toneladas de producción no es avalado en general, además de haber una fuerte desconfianza sobre la posibilidad de su real cumplimiento. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó un informe muy completo (http://www.bolsadecereales.com/) y entre otros puntos señala que la eventual recaudación aumentaría en unos 300 millones de dólares. Para un país que tiene vencimientos de deuda en el año 2020 por más de 60.000 millones de dólares, no parece un monto relevante. Es de esperar que el diálogo no se corte entre las partes, que el gobierno reflexione y pueda revisar la medida y que se mantengan los canales racionales y ambas partes prioricen el bien común.

> La macro de Fernández: entre la demora en el acuerdo por la deuda, la falta de un plan económico explícito, la aparición de la crisis generada por el coronavirus, y la pelea entre Rusia y Arabia Saudita que desplomó el precio del petróleo…la macroeconomía hace lo que puede. Esta incertidumbre se refleja en un riesgo país superior a los 3000 puntos (nuestro vecino Brasil está en el orden de los 250 puntos) y en la diferencia entre el dólar oficial y los distintos paralelos legales o informales con una brecha que se ubica entre el 35% y el 40%. Con un tipo de cambio en cepo, será la brecha un indicador indirecto de la “fiebre” que muestre la economía. El ministro Guzmán ya adelantó que hasta 2023 no habrá superávit fiscal primario (el gobierno anterior lo dejó en algo menos del 0,5% negativo). Esto implica que para cubrir las necesidades se presentan estas alternativas: aumentar la deuda, aumentar la emisión de dinero, aumentar la presión fiscal o bajar el gasto del Estado en todos sus niveles. ¿Usted cuál piensa que es más probable?. La inflación de febrero se ubicó en el 2% mensual, lo que generó algo de alivio por segundo mes consecutivo, aunque en un escenario de algunos precios reprimidos por los controles y el congelamiento de algunas tarifas públicas. Queda por ver el impacto que tendrán las recientes medidas tomadas para contener el contagio del coronavirus aunque la lógica indica que veremos una fuerte caída en el nivel de actividad.

> Financiamiento: se han empezado a sumar los bancos privados a la baja de tasas para los créditos a las Pymes. Descuento de cheques en el orden del 25% al 28% anual y Capital de Trabajo del 30 al 35% aunque por montos limitados. Y hay algunas líneas en desarrollo para financiar maquinaria u otros activos en dólares, aunque aún no disponibles. Más activas las ofertas de las tarjetas agropecuarias coincidiendo con la Expoagro, y en convenio con varias empresas de agroquímicos y semillas.

> Impuestos: según datos preliminares de FADA difundidos por David Miazzo, la presión fiscal total sobre la soja es del 69,7%. o sea que de cada 100$ de ingreso hay casi 70$ que se queda el Estado. Para recordar: está vigente la moratoria fiscal para empresas que posean el certificado MIPyME.

> Qué pasó con el precio de los granos?: (Cotizaciones MATBA/Rofex, posiciones cercanas y a cosecha en U$S/Tn)

Nadie preveía y tampoco se puede pronosticar dónde termina el impacto de la pandemia en cualquier mercado. Asistimos a todos los efectos que alguna vez estudiamos o leímos, Cisne negro, Efecto aleteo de Mariposa, Hiperconectividad del mundo,  Globalización. Qué certezas podemos tener: que los mercados se moverán sin “lógicas” definidas, con variaciones muy importantes en cortos períodos de tiempo. Que debemos hacer: no contradecir tendencias, y lograr coberturas en porcentajes muy altos de la producción estimada, a valores que nos den renta, y de ser posible utilizar más los mercados de futuros que los mercados físicos.

> Negocio ganadero: el principal destino de las exportaciones de carne Argentina es China, representando más del 60%. Lejos, con valores inferiores al 10% cada uno, le siguen países como Chile, Israel y Alemania. Esta China-dependencia ha dinamizado el negocio exportador pero cuando ocurren eventos negativos toda la cadena tiembla. Es razonable pensar que este mercado seguirá activo cuando pase la crisis, pero nadie sabe el tiempo que llevará. Esto le pone un techo al aumento de precios, ya que el mercado interno (que representa hoy cerca del 70%) no podrá absorber sin quitas los excedentes. Los precios al productor siguen similares al mes pasado, con el gordo en el orden de los 90 a 100 $/kilo, la vaca gorda entre los 70 y los 75 $/kg y el ternero entre los 100 y los 110 $/kg según peso y calidad. El vientre preñado sigue teniendo un mercado de demanda restringido, reflejándose en un precio que no sube y se mantiene en el orden de los $35.000 a $45.000 hace muchos meses. Por suerte no hubo modificaciones en las retenciones a la carne, evitando otra distorsión en el mercado. La falta de producción de forraje en las zonas secas ha hecho aumentar la suplementación y en los planteos de cría de esas regiones se adelantan los tactos y los destetes. Aún hay pocos datos de resultados de preñez, pero los primeros valores que vimos son razonables.

> Negocio lechero: en el primer bimestre del año el precio de la leche se ubicó en promedio en los 17,8 $/litro (Fuente: Dairylando). Esto implica cierto deterioro respecto a la inflación de costos del tambo. Durante 2019 la producción total de leche se redujo en nuestro país y aunque en enero se observó un leve repunte respecto a enero de 2019, es de esperar que no se registren grandes modificaciones en la oferta de este año. Al seguir estancado el consumo interno en valores de 180 litros/habitante/año y no repuntar la exportación, parece lógico que no se vuelque más leche en el mercado. Los planteos más pastoriles y de menores costos se defienden bien en estas coyunturas, pero la falta de lluvias los complicó en su productividad y sus costos. Los planteos de alta suplementación y encierre han mantenido producciones altas en general, con costos de alimentación que les permitieron ser rentables en esta etapa.  Al mantenerse el maíz en precios estables o bajistas, seguramente sea una de las pocas buenas noticias esperables para este negocio en el próximo tiempo.

Primicias Rurales

Fuente:  Z+M para Empresas y Negocios del Agro