Buenos Aires, 23 marzo (PR/20) — Ante la tormenta perfecta que azota al mundo, la consultora AZ Group propone repensar la eficiencia del negocio ganadero. «El diferencial económico de trabajar con animales registrados y con modelos de alto nivel tecnológico versus un rodeo sin mejoras en genética ni en manejo, es una alternativa para poder aprovechar el escenario poscrisis», afirman.

Mientras la exportación de carne vacuna aún no se recuperó de las fuertes turbulencias del mercado chino y la economía global es golpeada por el coronavirus, los avatares del escenario nacional -con derechos de exportación y varios tipos de cambio, entre otros- suman incertidumbre al negocio ganadero. Esta tormenta perfecta fue descripta por el Lic. en Economía y Administración Agraria, Diego Ponti, de Az Group, asesor de la Asociación Argentina de Angus, a la hora de analizar cómo fue la última campaña para empresas que trabajan con animales registrados y hacen cría de alta productividad y aquéllas que llevan adelante planteos básicos. La idea es ver qué puede planificar el productor desde su campo ante este fenómeno sin precedentes.

Gestión ante la incertidumbre

Hace 15 años, cuando el país exportó volúmenes similares al récord de 2019, los primeros seis compradores no llegaban a concentrar más del 80% de los embarques, con Rusia a la cabeza que importó el 38% del total. En 2019, China, por sí misma, alcanzó al 75%.

“Es un cliente muy fuerte y bastante imprevisible. Desde 2018 ha tenido tres eventos de alto impacto: la peste porcina, que inicialmente jugaba a favor, demandando volúmenes cada vez mayores, con precios que, mes a mes, iban reafirmándose. Luego, una intervención del gobierno chino, que mostró su poder, su capacidad para regular el precio internacional de la carne vacuna, cambiando las reglas del juego y sin cumplir con lo escrito. Y, por último, el coronavirus, una zoonosis, diseminándose por todo el mundo”, dijo Ponti a Valor Carne, presentado los antecedentes de la charla que daría en Expoagro y que finalmente se canceló por el cierre anticipado de la muestra.

“¿Qué aprendemos de esto? ¿Cómo seguir adelante cuando se vuelva a la normalidad?”, planteó el especialista dando por descontado que esto ocurrirá. “¿Seguiremos absorbidos por China, con su forma de gobernar, que pone en peligro los negocios? O buscaremos una matriz de mercados más diversificada, con mayor capacidad de resiliencia, que se pueda reacomodar ante el primer impacto. Esto podría implicar resignar algo de la renta presente, pero ir hacia un negocio más sostenible en el tiempo”, planteó.

Tranqueras adentro

Ponti sostiene que los empresarios estaban acostumbrados a una producción de carne con procesos lentos, que no tenía la misma rentabilidad de la agricultura, pero era mucho más estable en el tiempo, más segura. “En ganadería quizás gano menos, pero duermo más tranquilo. Esa era una de las cartas fuertes para apostar a la actividad”, señaló.

Entonces, ante estos nuevos sucesos disruptivos, donde hay muchas variables que no se pueden modificar desde el campo, “hay que aprovechar para hacer lo que está al alcance de la mano, como invertir en una pastura, un verdeo, en genética, en sanidad y en asesoramiento. Son las distintas cuestiones que pueden repercutir fuertemente en la empresa para aprovechar la reactivación de la demanda poscrisis”, afirmó, haciendo un salto discursivo y volcando la mirada al “mundo Angus”, la principal raza bovina del país.

El valor de la genética

AZ Group analizó los resultados económicos de los criadores Angus en la campaña 2019, para ver si el plus que brinda la genética certificada y otras tecnologías justifica la inversión. Para ello recopilaron datos de 105 remates auspiciados por la Asociación, realizados durante el año pasado, con más de 15 mil cabezas comercializadas, en ocho provincias argentinas.

El primer paso fue calcular el diferencial obtenido por una Madre Angus Seleccionada (MAS) versus una vaquillona general. “Al cierre de la campaña 2019, en octubre, la MAS equivalía a 652 kg de novillo, mientras que la general a 439 kg. Así, teníamos un plus a favor del productor que optaba por certificar Angus de 213 kg”, indicó Ponti, detallando que para estimar el valor de los vientres y reproductores en kilos de novillo se dividió el precio de la categoría por el Índice Novillo del Mercado de Liniers.

“Lo mismo hicimos con los toros. Qué pasa si en vez de utilizar uno de rodeo general, tengo un toro puro controlado (PC). Bueno, ahí, la diferencia es de 535 kg a favor del PC, ya que da 1.535 kg de novillo versus los 1.000 kg de uno general (referencia)”, prosiguió.

Después analizaron los precios de los terneros en la última zafra, de abril-mayo del 2019. “En promedio, los terneros Angus de los remates auspiciados por la Asociación, cotizaban un 4% por arriba de los generales del país. Se hicieron valer”, justificó.

En el rodeo de cría

Con base a esta información, el especialista desarrolló un modelo de cría con tres alternativas para la Cuenca del Salado: nivel tecnológico bajo, medio y alto. El criador de nivel tecnológico bajo, “quizás el más común en el país”, es el que trabaja sobre campo natural, no tiene mejoras en forrajes ni en genética, no está tan pendiente de la actividad y utiliza el personal mínimo. El medio, cuenta con algunas mejoras, “empieza a implantar algún verdeo, a dar un saltito en asesoramiento y tiene una persona más para seguir de cerca el manejo del rodeo”, detalló.

En cuanto al nivel tecnológico alto, “invierte más en forraje, pasturas, verdeos, genética, utiliza toros puros controlados y tiene más personal por cabeza. Es un modelo más sofisticado que obviamente implica más costos y más dedicación”, describió, aludiendo a que además se hace sobre campo con un alquiler de 80 kg de novillo, con suelos de mejor aptitud, mientras que el de bajo nivel paga 60 kg de novillo.

Finalmente, Ponti analizó los márgenes brutos para ver si vale la pena invertir en planteos de alta complejidad. “Queríamos averiguar si esos costos extras, de ir a fondo, tienen una devolución en los ingresos que sean más que proporcionales y que nos incentiven a poner energía en intensificar”, propuso.

Los resultados son claros: el modelo de alto nivel tecnológico, que produce 194 kg/carne/ha, arrojó a febrero de 2020, 3.103 $/ha, mientras que el medio, rindió 416 $/ha y el bajo, con 110 kg/carne/ha, obtuvo 1.012 $/ha.

“Por un lado, los márgenes del alto triplican a los del bajo, no es poco. Además, los tres mostraron mejoras con respecto a 2019. O sea, que se nota cómo los precios de la invernada crecieron por encima de los costos en el último año”, subrayó, aludiendo a una señal de las expectativas favorables de los ganaderos.

A futuro

Para AZ Group, habrá un mundo positivo poscrisis y la demanda por carne vacuna se reactivará. “Tendremos un rebote interesante de las exportaciones, hay que prepararse para eso”, aseveró.

Con respecto a cómo encarar la producción mientras se reacomoda el escenario, Ponti resaltó: “Desde la empresa ganadera, si estamos en una posición solida y fuerte, habrá que sobrellevar el desánimo generalizado y aprovechar para planificar cómo expandirnos y producir más carne. Como sector, viendo que cada vez son más recurrentes las ‘tormentas’ en el mercado local e internacional, habrá que diversificar clientes y minimizar riesgos”, concluyó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne.

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Fuente: Valor Carne