Buenos Aires, 31 marzo (PR/20) — La ganadería sigue produciendo con los recaudos necesarios ante la pandemia. Un empresario que vive en su establecimiento, donde hoy se está cosechando, vacunando a los animales y despachando a faena, cuenta la experiencia. «Generar alimentos en cantidad y calidad es una fortaleza para el país», afirma Juan Adolfo Lafontaine.

“Todas las actividades están funcionando, siguiendo las recomendaciones oficiales. El trabajo al aire libre y con espacio ayuda mucho. De cualquier manera, nos fuimos adaptando y aprendiendo a cambiar nuestras costumbres para evitar la propagación del virus”, dijo a Valor Carne el Ing. Agr. Juan Adolfo Lafontaine, titular de la firma Sud Oeste con campos mixtos en Gral. Lamadrid y Azul, y la cabaña Los Tigres. En concreto, el establecimiento hace cría, recría e invernada pastoril para consumo y exportación, reproductores Angus y cosechas de granos, todo con alta productividad y en forma sustentable.

Para el empresario, miembro de los CREA Laprida y Cabañas, una de las claves de un planteo eficiente es la comunicación fluida con el personal. “Tenemos una relación muy estrecha con las cinco familias que trabajan con nosotros y viven en el campo, igual que mi esposa y yo, así como con la gente de administración. También, con los profesionales de agronomía, veterinaria, contables, asesores económico-financieros, consignatarios, cerealistas, proveedores de insumos y los que prestan servicios de mantenimiento de alambrados, entre otros”, enumeró, aludiendo a la red de actores que moviliza un establecimiento agropecuario.

Esa modalidad de relacionamiento es la que les permitió actualizar la dinámica tradicional y ajustarla rápidamente a los tiempos de cuarentena, en el día a día. “Empezamos con lo elemental, cuando nos encontramos, nos saludamos en forma gestual y a la distancia, con una sonrisa”, señaló Lafontaine, detallando que en el campo hay ciertos puntos críticos que hacen al manejo de las operaciones y que merecen especial atención.

“Tenemos tres fogones, así los llamamos, que son la manga, la camioneta y el escritorio. Son los lugares donde compartimos información, comentarios, y a eso habitualmente lo acompañamos con el mate. La ronda del mate es nuestro método para facilitar el diálogo. Pero hubo que cortar con esa costumbre, eso sí que dolió. Ahora, cada uno tiene el suyo”, argumentó.

En cuanto a la camioneta, es el ámbito para intercambiar opiniones con los asesores mientras se revisan los cultivos y los animales. “La recorrida se hacía de a tres o cuatro personas. Por ejemplo, el encargado, el técnico, mi hijo y yo; pero también lo suspendimos. Lo hacemos individualmente, como máximo de a dos, con mucha prudencia, manteniendo distancia. Luego, cuando volvemos, conversamos los temas de fondo”, aseveró.

Lo que sí continúan son las reuniones entre empresarios de los grupos CREA, pero aggiornadas a la coyuntura. “Las hacemos por teleconferencia, Google, zoom, etc. Nos hemos puesto cancheros en estos formatos de comunicación. La última, del CREA Laprida, duró cuatro horas!”, afirmó.

Otro aspecto que hubo que modificar fue la dinámica con los contratistas, ya que uno de los primeros consejos que recibieron fue sobre el manejo de los cultivos agrícolas. Las medidas se pusieron en práctica de inmediato porque los campos estaban en plena cosecha de girasol.

“Antes, calculábamos lo que se iba a trillar en una mañana y convocábamos a los camioneros. Entonces, se producía una espera, se hacía una cola, se bajaban los transportistas, pasaba el recorredor y todos se saludaban. Ahora, se llama de a dos camiones por vez y sólo participa el personal indispensable, o sea, el que controla la cosecha y maneja la logística, nadie más”, planteó Lafontaine, aludiendo a un punto de contacto muy fuerte entre quienes trabajan tranqueras adentro y afuera.

La ganadería, día a día

Una cuestión que facilitó la dinámica a campo fue la digitalización de los trámites para cargar hacienda y cereales. “Toda la documentación se hace online, por lo menos en nuestro caso. Es un mérito de Senasa y otras reparticiones oficiales, que hay que destacar; ayuda mucho y más aún en estos tiempos”, indicó el empresario, aludiendo a que Sud Oeste tiene un escritorio en Azul, con tres personas y, actualmente, cada uno trabaja desde su casa, a distancia.

¿Vacunaciones obligatorias? “Ya desde antes, las hacíamos con nuestro veterinario y un responsable de ganadería, eso facilita la tarea. En esta oportunidad, estábamos vacunando, hasta hace unos pocos días, pero Senasa suspendió la práctica hasta que se levante la cuarentena”, advirtió.

¿La cabaña? “Nuestro primer remate es en mayo y según dicen las autoridades, podría haber más infectados en ese momento. Entonces, lo haremos en forma televisada”, adelantó, detallando que dejarán temporariamente la modalidad presencial que siempre convocó a numerosos ganaderos y colegas.

Sobre lo que está sucediendo tranqueras afuera, el empresario subrayó: “es muy valioso el esfuerzo que están haciendo los frigoríficos, un sector muy vulnerable, un talón de Aquiles para toda la cadena cárnica. La mano de obra es muy intensiva, en especial en la despostada y el empaque, sobre todo en las plantas exportadoras. Tienen 0,8/0,7 operarios por res faenada por día, es un nivel altísimo”. De cualquier forma, prosiguió: “estas industrias trabajan con normas de calidad cuyo ‘piso’ es la asepsia. Por ejemplo, el lavado de botas para entrar es una práctica habitual que en este momento ayuda a frenar el coronavirus”.

Una reflexión de Lafontaine es que la industria merece un reconocimiento especial. “Por más que apliquen protocolos de higiene, es un trabajo de riesgo. Y dependemos de que siga funcionando para que toda la población esté abastecida y que el país pueda contar con divisas de exportación”, argumentó.

¿Cargaron a faena en cuarentena? “Justamente, hoy preparamos una jaula que saldrá a Gorina, en La Plata, les mandamos novillos Angus de exportación. Y también estamos despachando otra a una planta consumera que también trabaja bien, con normas de inocuidad; es algo que los productores debemos mirar atentamente en los tiempos que corren”, recomendó.

Campo & ciudad

¿La circulación en la zona? “En la Ruta Nacional 3 ha disminuido totalmente el tránsito de automóviles, aunque los camiones siguen moviéndose como siempre. Todo lo que es apoyo a la cadena alimentaria está autorizado”, contó, detallando que en la ciudad de Azul se cerraron las entradas secundarias con montículos de tierra, de manera que quedan cuatro accesos principales. “Ahí, la policía actúa muy eficientemente y en forma amable, toman la temperatura y los datos a la gente. Quienes estamos en el campo, sólo podemos ingresar entre las 8hs y las 20hs, salvo por una emergencia”, aclaró.

Mantener el aislamiento, afecta a las familias azuleñas y de partidos vecinos, incluyendo la del propio empresario. “Con mi esposa tenemos seis hijos y catorce nietos. Durante la cuarentena, los chicos pretendían venir aquí, con los abuelos, y los papás les hicieron ver que si nos querían, ellos mismos eran factores de riesgo. Lo comprendieron, pero es doloroso. Hay que pasarlo”, lamentó.

Para Lafontaine, un efecto notable de esta pandemia es que el campo y la cuidad están acordando nuevas formas de organización. “Por ejemplo, la Sociedad Rural y el Centro de Comerciantes de Azul está trabajando en equipo, las medidas funcionan muy bien e incluso se realizan colectas para equipar hospitales. O sea, el lado bueno es que se achica la grieta y aumenta la solidaridad. Se valora que la ganadería y la agricultura no cesan, siguen en sus puestos de trabajo produciendo alimentos en cantidad y calidad, una fortaleza para el país”, finalizó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

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Fuente: Valor Carne