Buenos Aires, 16 julio (PR/20) — La emergencia del COVID-19 que transitamos se da en un momento de alerta sobre el cambio climático y una enorme pérdida de biodiversidad.

La situación condujo a una crisis económica y humanitaria, donde la vulnerabilidad y las desigualdades sociales, económicas, sanitarias y ambientales se encuentran entrelazadas.

Si bien todavía quedan muchas preguntas sobre los orígenes exactos del COVID-19, existen indicios de que se trata de una enfermedad emergente de origen zoonótico, es decir, que originalmente fue transmitida a los humanos por animales.

En las últimas décadas, los seres humanos hemos modificado cada vez más el mundo natural, provocando mayores niveles de contacto con la vida silvestre; esto contribuyó a que el número de enfermedades zoonóticas que se han transmitido a las personas haya aumentado drásticamente.

En el informe “COVID 19: llamado urgente para proteger a las personas y la naturaleza”, la Organización Mundial de Conservación (WWF, por sus siglas en inglés) identifica los factores ambientales que impulsan la aparición de enfermedades zoonóticas, entre los que se encuentran el comercio y consumo de animales silvestres, la deforestación y conversión de ambientes naturales y la expansión de actividades agrícolas y ganaderas no sustentables.

La pandemia dejó en evidencia la vulnerabilidad de la especie humana: además de afectar nuestra salud, nos obligó a un aislamiento que redujo la actividad económica global, y que sólo en América Latina dejará 35 millones más de personas en vulnerabilidad económica, acentuando la desigualdad en nuestras sociedades.

“Es necesario hacer cambios sistémicos para abordar los promotores ambientales de las pandemias y los riesgos asociados a las vías actuales de desarrollo económico. Para ello, debemos replantear nuestros sistemas alimentarios y productivos con el objetivo de diagramar un futuro saludable y sostenible en el que se pueda compatibilizar la producción con la conservación de nuestros ambientes naturales”, afirmó Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre.

La crisis sanitaria mundial por el COVID-19 plantea la necesidad urgente de una reflexión profunda sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza, los riesgos asociados con las vías actuales de desarrollo económico y cómo debemos diagramar el futuro.

Las actividades humanas están modificando catastróficamente nuestro planeta y generando consecuencias graves para nuestra salud y nuestro bienestar. Tenemos una oportunidad de cambiar el rumbo e implementar estrategias que permitan combinar lo económico, lo social y lo ambiental para poder lograr un planeta sano con gente sana.

Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional expresó: “En medio de esta tragedia, existe la oportunidad de sanar nuestra relación con la naturaleza y mitigar los riesgos ante futuras pandemias, pero un futuro mejor comienza con las decisiones que hoy asumen los gobiernos, las empresas y las personas en todo el mundo”, y añadió que los líderes mundiales deben tomar medidas urgentes y transformar nuestra relación con el mundo natural: “necesitamos un nuevo acuerdo para la naturaleza y las personas que coloque a la naturaleza en el camino hacia la recuperación para 2030 y salvaguarde la salud humana y los medios de vida a largo plazo”.

Planeta Sano, Gente Sana

El lanzamiento del informe va en conjunto con la campaña “Planeta Sano, Gente Sana”, en el momento en que gobiernos de todo el mundo empiezan el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible (HLPF, por sus siglas en inglés), la principal plataforma de seguimiento de las Naciones Unidas de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

Esta situación es una oportunidad para tomar medidas críticas y urgentes, teniendo en cuenta que el continuo declive de la naturaleza socava nuestra capacidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y esto genera importantes impactos negativos y riesgos para las personas en todo el mundo.

Acerca de Vida Silvestre

La Fundación Vida Silvestre Argentina es una organización no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro, creada en 1977. Su misión es proponer e implementar soluciones para conservar la naturaleza, promover el uso sustentable de los recursos naturales y una conducta responsable en un contexto de cambio climático. Desde 1988 está asociada y representa en la Argentina a WWF, una de las organizaciones independientes de conservación más grande del mundo, presente en 100 países. Para más información:  www.vidasilvestre.org.ar

Acerca de WWF
WWF es una de las organizaciones de conservación independientes más grandes y respetadas del mundo, con más de 5 millones de colaboradores y una red global activa en más de 100 países. La misión de WWF es detener la degradación del medio ambiente natural de la Tierra y construir un futuro en el que los humanos vivan en armonía con la naturaleza, conservando la diversidad biológica del mundo, asegurando que el uso de recursos naturales renovables sea sostenible y promoviendo la reducción de la contaminación.

Primicias Rurales

Fuente: Fundación Vida Silvestre