Por Matias Longoni

Buenos Aires, 9 agosto (PR/20) — La mesa está servida. La reunión del jueves entre Cristina Kirchner y algunos representantes del flamante Consejo Agroindustria Argentino (CAA) parece haber sido la última curva y ahora solo quedaría una recta por recorrer hacia la meta anhelada por el sector productivo y bastante necesitada por el gobierno para enfrentar la crisis económica: una suerte de plan quinquenal de fomento a las agroexportaciones, que pueda generar divisas genuinas por un crecimiento de los embarques y una mayor creación de empleo.

El CAA, en tiempo récord y bajo la mirada desconfiada de las entidades que conformaban la Mesa de Enlace, se propuso hablar con todos los ámbitos institucionales, incluida Cristina como titular del Senado, que podrían apuntalar esta propuesta, que ahora se está redactando bajo el pomposo nombre de “Ley de Reactivación Agroindustrial y Tecnológica, inclusiva, sustentable y exportadora”. Como se ve, tan largo nombre contiene palabras útiles para que todos se puedan sentir contentos y armar su discurso de apoyo a la iniciativa. La expectativa de los agroindustriales es que pueda ver la luz antes de fin de año.

Con el aval de Cristina, que alentó a los representantes del CAA a avanzar en la formulación del proyecto de ley, ya se comenzó a escribir el trazo grueso de una ley que tendría vigencia desde el día de su aprobación en el Congreso y hasta el 31 de diciembre de 2026, es decir más allá del gobierno de Alberto Fernández. Por eso sería como una suerte de Plan Quinquenal. Su objetivo básico es crear un marco institucional estable para que los sectores de la agroindustria puedan recibir nuevas inversiones que generen más exportaciones y empleo. La palabra clave es estabilidad fiscal por hasta 15 años, más retenciones 0% para las nuevas exportaciones y otros estímulos impositivos para quienes pongan plata para producir más.

Según fuentes confiables para Bichos de Campo, en la redacción de esta ley marco, que tiene por ahora más de 30 artículos, estuvo participando el agroeconomista preferido de Alberto, Gabriel Delgado, que ya desafectado de la aventura de la intervención de Vicentin ahora fue convocado y trabaja codo a codo bajo el paragüas del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, para trabajar en la formulación de este acurdo con el principal sector generador de divisas.

La iniciativa política del CAA ya recibió también el aval de varios minsitros del gabinete (Felipe Solá, Luis Basterra, Matías Kulfas y Mario Meoni) y varios gobernadores (Juan Schiaretti, Omar Perotti y Jorge Capitanich, entre otros).

Con letra entonces de la cadena agroindustrial pero clara intervención de Delgado en la redacción…¿Qué dice este ambicioso proyecto de ley?

En el artículo 1° crearía “el PLAN NACIONAL DE FOMENTO DE LA INVERSION Y DE LAS EXPORTACIONES AGROINDUSTRIALES ALIMENTARIAS” y define sus principales cometidos: “Promover el incremento de la inversión y de la producción con destino exportación de los distintos actores que forman parte de la cadena agroindustrial y forestal, a fin de mejorar la competitividad sectorial mediante el aumento en las inversiones y el consecuente incremento en los volúmenes de producción exportados”.

En ese artículo también se definen los beneficiarios de las medidas que puedan tomarse y “atendiendo a las restricciones presupuestarias del Estado Nacional”. Solo serán estimuladas: a) las nuevas inversiones; b) las ampliaciones comprobables en la capacidad productiva de las inversiones existentes; c) la modernización de la maquinaria agrícola y los equipos de procesamiento agroindustrial d) los incrementos demostrables en los volúmenes exportados en el caso de los productos de menor valor agregado; e) los cambios en la calidad, atributos o presentación, de alimentos diferenciados con destino exportación; y f) la adopción y escalado de desarrollos tecnológicos alcanzados por el complejo científico-tecnológico público nacional en el área de alimentos y bebidas y en biotecnología; g) las inversiones en bienes y procesos en gestión ambiental que reduzcan las emisiones de gases efecto invernadero en producciones animales y vegetales.

El Artículo 2º define que para lograr los objetivos planteados y otros objetivos secundarios “la Autoridad de Aplicación podrá formular planes específicos.

El Artículo 3º define con mayor precisión los campos de interés donde deberían volcarse las nuevas inversiones: Inversiones en procesamiento de productos vegetales y animales; Riego; de Contratistas en maquinaria nacional e informática; para la generación de energía en finca; conectividad rural; sistemas de seguridad; robótica, automatización y sensorización; agricultura de precisión; en consorcios que mejoren la logística, la conectividad o la administración del agua; en logística de exportación de productos procesados de origen vegetal y animal; en la adopción de desarrollos tecnológicos alcanzados por el complejo científico tecnológico público nacional.

También define que el plan “promoverá la compra de semillas fiscalizadas y de nueva genética; de bioinsumos; de fertilizantes orgánicos e inorgánicos y la compra de Seguros índices o de productos derivados climáticos”.

El Artículo 4° define los beneficiarios: personas humanas y jurídicas constituidas en la República Argentina o habilitadas para actuar aquí, que además podrán ser fideicomisos, fondos comunes de inversión, universidades nacionales, organismos provinciales y hasta sociedades del Estado, como YPF Agro a modo de ejemplo.

El Artículo 5° dispone la duración del plan, hasta el mencionado 31 de diciembre de 2026.

El Artículo 6º crea un Registro Nacional “en el que deberán inscribirse quienes deseen acceder a los regímenes creados por la presente Ley y las disposiciones contenidas en su reglamentación”.

El Artículo 7º define que podrán inscribirse en ese Registro “quienes realicen actividades agrícolas, agroindustriales, de producciones orgánicas y agroecológicas, pecuarias, acuícolas, pesqueras, forestales, hidrobiológicas, las empresas prestadoras de servicios para el agro y cualquiera otra comprendida en los objetivos del presente régimen”.

El Artículo 8º acxlara que quienes se inscriban deberán presentar “Proyectos de Inversión y Desarrollo compatibles con los objetivos enunciados”, los que serán evaluados por un Comité de Selección.

Luego viene el capítulo de los posibles beneficios para los nuevos inversores.

El artículo 9º define que los mismos “gozarán de estabilidad fiscal por el término de hasta quince (15) años, contados a partir de la fecha de la aprobación del proyecto de inversión o expansión de exportaciones respectivo”.

“La estabilidad fiscal significa que los beneficiarios o los sujetos comprendidos en el presente Plan no podrán ver incrementada su carga tributaria nacional total determinada al momento de su solicitud de adhesión al Registro Nacional mencionado”, aclara el texto preliminar. Esa estabilidad sería aplicable al IVA y al impuesto a los Cheques “a los fines de las actividades incluidas en el presente Plan”. Pero “la estabilidad fiscal alcanza al resto de los tributos nacionales” y a “la carga tributaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, provincias y municipios en la medida de su adhesión a la presente Ley”.

El Artículo 10° dispone además una “desgravación para Impuesto a las Ganancias” si las inversiones apuntan a alguno de estos servicios o insumos: fertilizantes orgánicos e inorgánicos, insumos biológicos, semillas autógamas fiscalizadas y contratación de seguros índice. El beneficio sería que se podrán descontar en el resultado fiscal a los fines del Impuesto a la Ganancias un porcentaje especial y adicional del 50% de las facturas correspondientes”.

El Artículo 11° establece además un Régimen Especial de amortización acelerada, a los fines del Impuesto a las Ganancias, aplicable a los bienes de capital adquiridos por los inversores, siempre que tengan que ver con los objetivos. El siguiente artículo define cómo se podrán acoger los beneficiarios a este régimen.

El Artículo 13º, en tanto, determina un marco especial para apelar al diferimiento en el caso de venta de hacienda bovina (carne o leche), ovina, porcina, caprina, equina, de camélidos, bubalina. En estos casos habrá que adherir a un Plan Ganadero provincial vigente.

El artículo 16° se mete en el asunto más ríspido de la agenda agropecuaria, las retenciones. Si las exportaciones crecen, los productos agropecuarios exportados más allá del punto de partida no las pagarían.

“Fíjase, hasta el 31 de diciembre de 2026 un Derecho de Exportación del cero por ciento (0%) a la exportación para consumo de las mercaderías comprendidas en la presente Ley y siempre que se trate de exportadores que incrementen el volumen de las mercaderías exportadas con respecto al promedio del último trienio calendario inmediato anterior a la fecha del registro de la correspondiente solicitud de exportación para consumo, en los términos y condiciones que al respecto establezca la Autoridad de Aplicación”, define ese artículo, que seguramente será muy discutido. .

Además en el Artículo 17º se determina que el gobierno “deberá establecer, para que rijan hasta el 31 de diciembre de 2026, reintegros impositivos para todas las mercaderías de exportación para consumo, comprendidas en el Anexo de posiciones arancelarias del nomenclador MERCOSUR”. Dicha devolución de impuestos debería calcularse “en base a la metodología de cálculo correspondiente y teniendo en cuenta el grado de procesamiento, en un plazo no mayor a los 60 días”.

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Fuente: Bichos de Campo