Buenos Aires, 29 agosto (PR/20) — Rattan Lal, nacido en la India y ciudadano norteamericano, fue el último ganador del World Food Prize, considerado el Premio “Nobel” de la alimentación. Lal, experto en suelos, fue distinguido por haber promovido técnicas de conservación que beneficiaron a unos 500 millones de pequeños productores en todo el mundo. Fue uno de los invitados de honor del Congreso virtual de Aapresid, donde habló de la importancia del suelo en el futuro de la humanidad.

“Tenemos que hablar de cómo asegurarnos que la salud del suelo sea mejorada, porque el suelo, las plantas, animales, personas y ecosistemas son uno e indivisibles. Y, si se degrada, la salud de todo se degrada con él y es aquí donde yace el futuro de la humanidad, en restaurar la salud del suelo”, afirmó.

Para el profesor en Ciencias del Suelo, director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono de la Universidad de Ohio, el impacto sobre el ecosistema y el clima comenzó con los inicios de la agricultura, hace unos 14.000 de años.

“El precio ecológico de modelos no sustentables es muy elevado y no sólo lo pagan los animales y vegetales sino también los suelos”, indicó. A lo largo de la charla, ahondó sobre cómo el crecimiento de la población ha impactado en las emisiones y lo que se debe hacer para cuidar los suelos.

Entre 1800 y 2017 la población mundial creció de 989 a 7550 millones de habitantes. Las tierras cultivadas pasaron de 420 a 1396 millones de hectáreas en el mismo período. La incorporación de nuevas tierras a la agricultura a fuerza de deforestación provocó la acumulación de 675 Gt de emisiones, que seguirán afectando los ecosistemas de donde provienen los alimentos, fibras y energías.

Cerca de 35 billones de hectáreas de suelos fueron degradadas por erosión, pérdida de carbono orgánico, salinización, según amplió.

“Esa degradación se refleja hoy como disturbios civiles, toma de tierras, refugiados del suelo e inestabilidad política. La degradación no hará más que incrementarse con el cambio climático y la urbanización. Se prevén 83 megaciudades en 2100, lo que no sólo representa más superficie sino mayor concentración de recursos”, afirmó el invitado de honor.

En esa línea, dijo que el 25% de los alimentos consumidos tendrán que ser producidos dentro de las ciudades y a partir del reciclado de agua y nutrientes. La circularidad, el reciclaje, las plantas que absorban metales pesados, la agricultura urbana, la hidroponía y los jardines verticales serán herramientas clave.

Para Lal, la sociedad necesita un cambio de paradigma y la agricultura debe ser parte de la solución. Convocó, además, que haya una “revolución verde” del siglo XXI, la cual debe basarse en la resiliencia del suelo y los ecosistemas; ser impulsada por la ciencia y el conocimiento.

“Los agroecosistemas del futuro deben ser multifuncionales, biodiversos, restaurativos y holísticos”, sostuvo. A su vez, indicó que se necesita del trabajo de agrónomos, geólogos, genetistas, así como la integración de prácticas como la siembra directa, los cultivos de cobertura o de servicios, la ganadería y la agroforestación.

“Será necesaria una ecointensificación, favorecer las micorrizas, crear suelos que supriman enfermedades, priorizar la fertilización con carbono más que la típica NPK (nitrógeno, fósforo, potasio). Las innovaciones tecnológicas entre 2025 y 2050 vendrán de la mano de la restauración de la Biósfera, la agricultura sensible a la nutrición, la agricultura sin suelo y hasta la agricultura espacial”, ahondó.

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Fuente: La Nación