Por Hernán Brennan* .
Buenos Aires, 7 septiembre (Especial para NA) — La educación tiene como eje central la transmisión de la cultura que las generaciones adultas realizan a jóvenes, niños y niñas, quienes desde el nacimiento se encuentran influenciados por la comunidad en que viven.
El acelerado y vertiginoso crecimiento en la oferta de servicios financieros invita e reflexionar acerca del nivel de conocimiento que tienen los individuos en lo que respecta a la cultura financiera.
Puntualmente, hablando de niños y adolescentes: ¿saben ellos cómo funciona nuestro dinero? ¿Cómo lo obtenemos y generamos, cómo lo gestionamos y administramos, y cómo podemos ahorrarlo o generar mayor rendimiento?.
A modo de ejemplo, en Argentina más del 50% de la población no está bancarizada. Es por ello que uno de los actores que entra en escena y se abre paso en esta dinámica son las billeteras virtuales, que juegan un rol fundamental de inclusión.
Sin embargo, para lograr este objetivo es fundamental que todos los actores sociales de todas las edades comprendan su alcance y administración, ya que en definitiva el conocimiento de las opciones financieras del mercado nos permite manejarnos con autonomía.
La educación financiera empodera a las personas y les permite administrar de forma eficiente sus recursos y las finanzas de sus familias.
Pues entonces, ¿qué podemos hacer para alfabetizar financieramente a nuestros menores?.
Inicialmente, es aconsejable no tratar al dinero como un tabú, dejando en claro su valor y el esfuerzo que realizan los padres y tutores para obtenerlo y satisfacer las necesidades diarias de las familias.
Transmitir el valor real del dinero a los niños cuando es virtual es una gran responsabilidad por parte de los adultos, y por ello es importante que los niños aprendan este proceso de forma regulada.
El actual aislamiento expone a nuestros menores a un mayor uso de la tecnología y a una mayor interacción con los consumos online, y ello puede convertirse en una buena oportunidad de aprendizaje.
Los niños y adolescentes pueden recibir un cierto monto de dinero para que lo administren en forma semanal. Aquí es conveniente utilizar un saldo y no una tarjeta de crédito, donde el control de gastos no es inmediato.
El saldo les permite saber con cuánto dinero cuentan y comprender que se agota a medida que van utilizándolo. De esta manera, pueden aprender a administrarlo.
Utilizar billeteras virtuales también les permiten crear un espacios para dividir una cuenta y pagar entre varios – bajo la modalidad de “vaquita virtual o grupo de pago”, compartir un pago por redes sociales y también vía chats en forma segura.
Los tiempos han cambiado y la antigua mensualidad que solíamos recibir cuando eramos niños, ahora es virtual y se encuentra en un smartphone.
Es por ello que resulta fundamental por parte de los adultos, ahondar en los conocimiento que tenemos sobre la tecnología disponible y sus formas de utilización, para poder transmitir el valor real de las cosas a nuestros menores y hacerlo con responsabilidad.
(*) Director de BKR.
@rusobrennan.

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