Por Mauricio Fargioni*.
Buenos Aires, 9 septiembre (Especial para NA) — Hoy nos encontramos en tiempos de grandes desafíos, tanto a nivel personal como social y económico.
Sin dudas, esto marcará nuestra historia y redefinirá nuestra relación para con el medio que nos rodea. Es un hecho.
Si hay algo que nos caracteriza, es que siempre encontramos la manera de reinventarnos. La resiliencia termina siendo nuestra firme compañera.
Particularmente, el empuje que tenemos como argentinos, es admirable. Es un país maravilloso, con enorme cantidad de recursos humanos, naturales, científicos y culturales. Y, aunque tengamos nuestras diferencias, no hay charla entre unos ricos mates, que no logre acercar posiciones.
Si hablamos de mates, no podemos dejar de mencionar al campo, a toda su gente y sus historias. Un sinfín de actividades realizadas con pasión y responsabilidad.
En este punto, hay una de ellas que resulta tan extensa, que llega hasta los cielos: la Aviación Agrícola.
Esos aviones que recorren la vasta extensión de nuestra querida Argentina, protegiendo los cultivos que luego se transformarán en los alimentos que llegan a nuestra mesa, dando lucha a los mosquitos que trasmiten virus, luchando contra las langostas que arrasan con todo a su paso, colaborando con los bomberos para controlar los incendios en campos y bosques.
Pero no son solo aviones, para que puedan estar en vuelo es necesario equipos de personas profesionales, en muchos casos familias enteras, poniendo toda la energía y ganas en cada detalle.
Los aeroaplicadores están preparados para controlar el fuego ya que la distribución de los aviones en el país permitiría una rápida y efectiva solución al problema de los incendios en los campos.
Desde Bahía Blanca, en Buenos Aires, hasta Tartagal, en Salta, existen cientos de familias, empresas y profesionales listos para dar día a día, su mejor cuota de servicio a la comunidad.
Es así que, esta noble actividad, contribuye de manera sustancial para algo que es tan fundamental como el alimento que necesitamos. .
Cada avión que despega, genera mayor cuidado del medio ambiente, mayor protección de la salud en nuestras comunidades y mayor producción de alimentos.
(*) Presidente de Federación de Cámaras Agroaéreas.