Roma, 19 de noviembre (PR/20) . – Las posibilidades de erradicar el hambre y la pobreza recibieron hoy un fuerte impulso ya que el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas obtuvo una segunda calificación crediticia pública de solidez, lo que facilita su acceso a fondos del sector privado para invertir en la prosperidad y el desarrollo de las zonas rurales de los países más pobres del mundo.

Standard and Poor’s (S&P) Global Ratings anunció hoy una calificación de AA+. Esto complementa la calificación AA+ de Fitch que el FIDA recibió el 2 de octubre, convirtiéndose así en el primer fondo del sistema de las Naciones Unidas en recibir una calificación crediticia pública.

“Habida cuenta de que el hambre sigue aumentando en las zonas rurales, la demanda de nuestros servicios es mayor que nunca y es preciso que ampliemos nuestra base de inversores en la mayor medida posible”, expresó Gilbert F. Hungbo, Presidente del FIDA.

“Con dos calificaciones positivas, podemos movilizar más fondos de diversos inversores potenciales a un costo favorable, y esto significa que podemos redoblar los esfuerzos para aumentar los ingresos y el suministro de alimentos de las personas pobres del medio rural que tanto lo necesitan. Esta es una condición imprescindible para fomentar la estabilidad y la resiliencia mundial”.

El FIDA, como principal organización mundial para el desarrollo dedicada exclusivamente a la erradicación de la pobreza y el hambre en el medio rural, desempeña una función fundamental en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030.

El informe Ceres2030 publicado recientemente constata que se necesitan aproximadamente USD 14 000 millones adicionales, por año, hasta 2030 para poner fin al hambre y duplicar los ingresos de 545 millones de productores rurales en pequeña escala. Esto supone prácticamente duplicar la cantidad de ayuda destinada anualmente a la seguridad alimentaria y la nutrición.

El FIDA ha venido estudiando nuevos modelos de financiación para ayudar a duplicar su impacto en la reducción de la pobreza y el hambre antes de 2030 y atender a las necesidades cambiantes de los países prestatarios en un momento en el que la asistencia oficial para el desarrollo sufre fuertes presiones y las repercusiones económicas de la COVID-19 amenazan con sumir a más millones de personas rurales en situación de pobreza y hambre.

Los proyectos y los programas apoyados por el FIDA actualmente se financian con las contribuciones de sus 177 Estados Miembros, los ingresos en concepto de inversiones y los reembolsos de los préstamos, así como con cofinanciación de otras fuentes.

“Nos encontramos en una nueva era y debemos seguir ampliando los límites de la financiación para el desarrollo”, comentó Houngbo. “Esta segunda calificación fortalece la evaluación de solvencia del FIDA y nos permite avanzar hacia una base de financiación diversificada, más amplia y más previsible. Mediante la obtención de más recursos, podremos aprovechar al máximo cada dólar de contribución que recibimos y asegurarnos que nuestra labor redunda en el beneficio de las personas más pobres del mundo”.

Debido a la pandemia de la COVID-19, tan solo en 2020 el número de personas que padecen hambre podría aumentar hasta en 132 millones, y por primera vez en décadas se prevé un aumento de la pobreza extrema. A tan solo 10 años de la fecha límite fijada para alcanzar los ODS, resulta imperativo aumentar la inversión en las zonas rurales donde vive la mayoría de las personas más pobres y hambrientas del mundo, y donde el FIDA centra su labor.

Actualmente, el FIDA está llevando a cabo la Consulta sobre su Duodécima Reposición de Recursos (2022–2024) e instando a sus Estados Miembros a aumentar sus promesas de contribución.

El aumento de las inversiones al FIDA hasta 2030 podría contribuir a:

  • aumentar la producción de 201 millones de pequeños productores;
  • mejorar la resiliencia de 111 millones de participantes en proyectos, y
  • elevar los ingresos de 264 millones de mujeres y hombres de las zonas rurales al menos en un 20 %.

Contactos para los medios de comunicación:

Joanne Levitan   j.levitan@ifad.org  +39 3665620977

El FIDA invierte en la población rural y, al empoderar a estas personas, las ayuda a reducir la pobreza, aumentar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y fortalecer la resiliencia. Desde 1978, hemos destinado USD 22 400 millones en donaciones y préstamos a bajo interés a proyectos que han permitido llegar a alrededor de 512 millones de personas. El FIDA es una institución financiera internacional y un organismo especializado de las Naciones Unidas con sede en Roma, donde se encuentra el mecanismo central de las Naciones Unidas para el sector de la alimentación y la agricultura.

 Primicias Rurales