Buenos Aires, 24 de julio (PR/21) .– Durante el mes de mayo las retenciones treparon un 267,8% interanual, lo que equivale a $91.034 millones de pesos. O dicho de otra manera: en términos reales el incremento de lo recaudado por este concepto fue de 146%. De enero a mayo de este año, dicha recaudación representa un 9,8% del total de la recaudación impositiva, unas 4 veces más que en el mismo período de 2018. No es novedad que estos ingresos se vieran afectados por los actuales precios internacionales ya que la soja creció un 88% en dólares en el último año. Contemplando un escenario de sostenibilidad de dichos precios en soja, maíz y trigo, la recaudación por retenciones podría superar el 2% del PBI en 2021. Algo superior a lo presupuestado.

Por una parte, los últimos datos de junio en términos de recaudación reflejan el fuerte desempeño del comercio exterior respecto de niveles inusualmente bajos del año anterior, por la concurrencia del aumento de los precios internacionales y también de las cantidades exportadas e importadas. En otras palabras, se transformó una vez más en uno de los estandartes del sostenido incremento de los recursos tributarios agregados, con un incremento de 69%, que se desagrega en 138,5% por retenciones ($86.236 millones de pesos) y 114,8% por compras externas y tasa de estadística (31.951 millones de pesos), respecto a igual mes del año anterior.

La performance del trigo en la campaña actual será una de las claves; las retenciones al cultivo, un partido aparte.

Por otra parte, vale mencionar que se reducen a cero las retenciones a exportaciones de 67 posiciones agroindustriales (considerando una apertura a 8 dígitos de la Nomenclatura Común del Mercosur) de las economías regionales -decreto 410/2021- continuando un proceso que se inició en diciembre de 2019.

Desde el Ministerio de Agricultura, con esta medida se busca la generación trabajo, arraigo y valor agregado. Entre los sectores beneficiados se encuentran la producción de abejas, huevos, pimienta y otras especies aromáticas, semillas de papa, girasol y arroz, entre otros cultivos; aceites y jugos de varias frutas, caseína y albúmina, y maní.

Esta medida abarca a unos 17 sectores.

En el caso del maní, la reducción a cero de los derechos de exportación a los envases de menos de dos kilos de maní elaborado y pasta (tostados, fritos y pasta), solo alcanza al 0,63% de lo exportado. Mientras que los envases superiores a dos kilos de estos productos siguen pagando el 5%.

No obstante, la nueva resolución reduce a cero los derechos de exportación de abejas reinas, huevos, semillas, papas, quínoa y para la siembra y especias como vainilla, canela, tomillo, hojas de laurel, entre otras.

También de las presentaciones envasadas con contenido inferior o igual a 2 kg de productos como arroz, maní, maíz pisingallo y girasol. Y, en relación con la actividad caprina y ovina, los productos de pelos no pagarán. Mientras en la lana peinada se reduce a 3%, y que antes también tributaba 4,5%.

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La producción ovina, de gran importancia para zonas en las que se busca mayor arraigo y valor agregado.

Para diciembre de 2019, mediante el decreto 37/2019, se fijaron nuevos valores para los derechos de exportación, manteniendo un valor fijo en pesos por cada dólar exportado, para incentivar las exportaciones de las economías regionales. Para el mes de marzo de 2020, el decreto 230/2020 redujo las retenciones de algunas economías regionales como el algodón, el arroz y el girasol al 5%, 6% o 7%, dependiendo el producto de cada cadena.

Y para octubre del mismo año, a través del decreto 789/20, se incrementaron los reintegros de la vitivinicultura y, con el decreto 1060/20, se redujeron a cero los derechos de 698 productos (alimentos y bebidas) provenientes de las economías regionales. Son las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Luis y Santa Fe, las beneficiadas con estas medidas.

Desde el sector de Economías Regionales y la Mesa Agroalimentaria de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), celebraron la medida y destacaron que a fines del 2020, solo se habían modificado un poco más de 4.500 posiciones arancelarias, sobre un total aproximado de 8.000. En ese momento habían cuestionado los criterios adoptados para bajar las retenciones a unos productos y subirlas a otros.

También esperan el cumplimiento del Artículo 52º de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, que prohíbe superar el 5% de alícuota de derechos de exportaciones a los productos agroindustriales de las economías regionales definidas por el Poder Ejecutivo Nacional.

En síntesis, la medida de disminución de las retenciones debe llevarse con mucha responsabilidad fiscal y que, a la vez, genere trabajo y valor agregado. Las economías regionales juegan un rol estratégico ya que son mano de obra intensiva. Pero hay que observar la letra chica de ese beneficio. Ya que, en muchos casos, su alcance es muy limitado.

La medida resultó no tener mucho impacto para algunos ítems por el tipo de envase considerado para ciertos productos. El del arroz es uno de ellos, donde la eliminación contempla solo a los paquetes de hasta 2 kilos que es lo que se embarca principalmente al mercado chileno y representa el 4% de las exportaciones totales de arroz. El otro 96% de las exportaciones se realiza en envases que no están contemplados.

La campaña de arroz del año pasado estuvo marcada por la escasez de precipitaciones pero también por una mayor radiación que desencadenó, en general, en rindes por encima del promedio. A su vez, la pandemia favoreció al mundo en un aumento de la cotización del cereal, que venía deprimida en los últimos años. Es necesario un programa integral que incentive la producción. Siendo que el camino es la promoción y el reconocimiento a los esfuerzos de los productores y la agroindustria, las líneas de financiamiento a las economías regionales se vuelven esenciales.

La agroindustria de los aceites, uno de los focos para la generación de mayor arraigo y valor agregado.

Asimismo, el fuerte incremento porcentual de las retenciones obedece a diversos motivos, entre ellos la baja base de comparación de los primeros meses de 2020. Otros dos factores de importancia fueron el aumento del tipo de cambio (las exportaciones son en dólares, pero la recaudación se expresa en pesos) y los cambios normativos.

El panorama se ve más alentador para los que apuestan la suerte del frente fiscal a los ingresos por retenciones: en 2020, la recaudación del tributo en términos reales se ubicó muy por debajo de la evolución del tipo de cambio. Esa merma obedeció tanto a la ya mencionada retracción de la liquidación del sector agroexportador como a una suba del dólar por sobre la inflación y el precio de las commodities. Tres variables a observar en lo que queda del 2021.

Por Federico Pablo Vacalebre –El autor es profesor de la Universidad del CEMA.

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