Buenos Aires, 10 de septiembre (PR/21) .– Bunge y DONMARIO Semillas trabajan en conjunto para la elección de genotipos y modelos de fertilización.
El análisis y la incorporación de tecnología en la producción agropecuaria es
un desafío constante, que se vuelve más complejo al agregar además de variables
productivas, los aspectos de calidad y ambiente.
Para alcanzar altos niveles de producción y aumentar la calidad en trigo, es
fundamental la generación de información de base a fin de desarrollar tecnologías
de campo y generar modelos integrados de fertilización que consideren tanto la
oferta de nutrientes del suelo, como los requerimientos según las características de
los distintos cultivares. “La introducción de genotipos modernos transformó la
realidad productiva del trigo, ampliando el horizonte de rendimiento en muchas
regiones y modificando los parámetros de calidad”, expresó Jerónimo Costanzi de
DONMARIO. Por su parte Matías Saks de Bunge agregó “Desde el principio
entendíamos que del dilema: “rendimiento vs calidad” podíamos salir ajustando la
fertilización. Así fue como iniciamos un trabajo conjunto para abordar la solución
del problema y poder contar con información precisa respecto de la fertilización
para cada uno de cultivares de DONMARIO”.
Ambas empresas decidieron unir esfuerzos realizando una red de ensayos que
luego de 5 años de experiencias y más de 700 parcelas repartidas en las distintas
regiones productivas ofrece una cantidad de información que les permite generar
recomendaciones que contemplen oferta de nitrógeno para cada una de las
variedades de DONMARIO Semillas.
Rendimiento y Calidad: Genética + Manejo + Ambiente
Una de las primeras hipótesis de trabajo fue demostrar que con un adecuado
manejo de la oferta de nitrógeno (N) se lograrían lotes con mayores rendimientos y
una mejora en calidad para la comercialización. Los resultados fueron
contundentes y remarcan que, realizando la oferta adecuada de nutrientes en
genotipos de alto potencial de rendimiento, es posible mejorar productividad junto
con la calidad comercial de los granos de trigo.

La interacción entre genotipo y oferta de nitrógeno fue muy importante. “Las
parcelas muestran que en algunas variedades logramos un óptimo de rendimiento
con 30-35 kg/ha de N (contemplando suelo y fertilizante) por tonelada de
rendimiento. En cultivares como DM Audaz, DM Sauce y DM Pehuén, ese nivel de
oferta de nitrógeno es suficiente para optimizar el rendimiento y generar una
proteína superior a 10% en más de un 60% de los casos. Otros cultivares tienen
mayores requerimientos, como el caso de DM Algarrobo donde necesitamos 35-40
kg de N por ton. de rendimiento para lograr una alta posibilidad de superar el 10%
de proteína”, sostuvo Jerónimo Costanzi. De esta manera, conocer mejor esta
interacción lleva a tomar mejores decisiones y optimizar el resultado económico.
“Una aplicación vs dos aplicaciones”
Los requerimientos de nitrógeno de estos planteos son altos y llevan a aplicar altas
dosis de fertilizante nitrogenado. Trabajar altas dosis de N sin perder eficiencia es
un desafío ya que si se pierde eficiencia se pierde rentabilidad y al mismo tiempo
aumenta el impacto ambiental. “En la red comparamos una aplicación de nitrógeno
realizada a la siembra contra las mismas dosis dividida en dos momentos (50 %
siembra y 50 % macollaje)” comentó Jorge Bassi de Bunge. “Los resultados indican
que en dosis bajas y medias no existe un beneficio en dividir dosis, aunque se
registre una leve ventaja en una sola aplicación, pero trabajando con aplicaciones
superiores a los 100 kg/ha de N empiezan a aparecer diferencias significativas”.
Los resultados arrojaron una premisa sorprendente. “La oferta de nitrógeno óptima
varió fuertemente, entre las dos formas de aplicación, con una aplicación la
respuesta saturaba entre 165 a 180 kg/ha de N mientras que con dos aplicaciones
lo hacía con 15-30 kg/ha más de N (entre 180 y 220 kg/ha de N), dependiendo de
las variedades implicadas”, remarcó Matías Saks.
Esta línea de investigación es una gran contribución en cuanto a la información
necesaria para optimizar la productividad de las variedades en cada uno de los
lotes en producción. “Los productores en este momento están ajustando las dosis a
aplicar en sus lotes y es muy interesante que manejen con precisión esta práctica
tan importante como lo es la fertilización nitrogenada en trigo”, cerró Jerónimo
Costanzi.

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