Buenos Aires, 18 de setiembre (PR/21).- “Argentina está sufriendo un período de decadencia incomparable a nivel mundial en los últimos 120 años” o “En 50 años la Argentina va a ser la villa miseria más grande del mundo”, vaticina cual profeta Javier Milei en los medios y nos muestra que no hay lugar para la tibieza en el medio de una crisis.

La gente está mal y poco le importan los partidos históricos y las militancias cuando hay hambre y la respuesta es pedirnos paciencia. Esto queda claro a partir del éxito de una personalidad disruptiva hasta lo carnavalesco como Milei. Este caníbal que se presenta diciendo que se podrían privatizar las calles o que “el impuesto es un robo que se paga de manera violenta”, contrasta con el moderado resultado de un José Luis Espert que, rápidamente, se adaptó a la corporación política y moderó progresivamente su discurso.

No son tan sorpresivos los resultados electorales como parecen en primera instancia. Desde gran parte de la oposición, con Juntos a la cabeza, se venden como un nuevo volantazo de la sociedad frente al apoyo de 2019 al kirchnerismo. Pero en realidad no son ningún cambio rotundo, son el mismo hartazgo que entonces frente la soberbia del poder que, a ambos lados de la grieta, no escucha, no consensua y termina pensándose dueño del poder que el pueblo le presta en las elecciones.

Con las encuestas en la mano, aún desconfiando de ellas, había señalado hace unas semanas, en esta misma columna, que este era un país de tibios. Pero la gente me pegó una bofetada porque la elección demostró que los argentinos no son tan tibios. A su forma, el pueblo demostró que tiene agallas y que quiere ir para adelante.

Resta saber si la de Milei es una alternativa seria que logra trascender el espectáculo y si sus votos son convencidos por sus propuestas radicales como la de cerrar el BCRA, o fue un voto motivado únicamente por el tono rupturista del candidato. Tono que entra en consonancia con la voluntad de romper con los modelos tradicionales que se ve en una sociedad cansada de la grieta.

Parece que los argentinos se hubieran propuesto salir del binarismo de la grieta por el lado de la disrupción. Por eso es que la disrupción no es tal, porque acompaña al sentido común e interpreta a la gente. Al pueblo no le alcanzó ni la propaganda de la vacunación ni la denuncia en contra de la falta de vacunas. Ni las denuncias de amiguismos del presente o del pasado.

Lo que nos deja esta sorpresa de los liberales más que algo sobre ellos es algo sobre el resto de las fuerzas políticas: hoy ninguna de las fuerzas principales puede festejar una victoria contundente, el estilo de la gente es avanzar sobre los políticos. Milei muestra que se acabó el negocio de la política tradicional y que ya no hay grieta que pare a la sociedad. La sociedad está, como decimos siempre, delante de los políticos.

Los perdedores son las estructuras partidarias y de alianzas que empiezan a mostrarse obsoletas frente a quien, con escasos recursos capitaliza la era de la fama por redes sociales, intrusos y todo programa que lo lleve y deje hablar libremente ,hacer una campaña sin ocultar esa escasez.

La opción de Milei ataca de raíz el negocio de la grieta en el que, cuando la gente se cansó de unos vota a los contrarios para después volver a los primeros. Esto se ve claramente en el ataque sistemático que a ambos lados de la grieta se empieza a ver que sufre el economista que es calificado como un estúpido.

Lo mismo se ve en la sorpresa frente a Facundo Manes. Si bien parecía haber empezado bien por su destreza en la comunicación de la neurociencia, rápidamente el discurso pareció muy alejado de la campaña y a esto se sumaba el poco espacio que podía conseguir en los medios frente a su opositor de internas, Diego Santilli. El voto de Manes muestra que hay fuerza en el interior de la provincia para revitalizar al radicalismo dentro de Juntos.

El pasaje de Santilli a la provincia, parece haberse quedado más cerca de la general paz y los grandes centros urbanos mientras que Manes supo conseguir ese voto radical de tradición del interior de la provincia de Buenos Aires. Con esto, el neurocientífico parece combinar la virtud de los recuerdos de un radicalismo poderoso, de un René Favaloro y de un outsider de la política.

La campaña de Manes en los medios parecía estar naufragando, pero al momento de la verdad mostró ser un verdadero apuntalamiento para el trabajo de Santilli que se quedó apenas recorridos los primeros kilómetros, como su Santilleta. Pese a que esperaban poder ningunearlo y armar un poder propio, Manes parece estar alineándose para utilizar bien sus resultados. Por el acto post elecciones en el bunker de Cambiemos, parece ofrecerse como un complemento para Santilli pero sabiendo tan necesario que puede negociar un mayor peso en la interna de Juntos para la UCR.

El triunfo de Juntos en la ciudad no es tan abrumador como parece: Con los resultados de ayer en noviembre perderían bancas en la legislatura. Pero además de esto, Milei no solamente es una amenaza para Juntos en el futuro por ser una nueva opción no peronista que empieza a verse como viable, sino que, ya ahora, para las generales de noviembre, representa una amenaza para el oficialismo porteño. El libertarismo en los barrios más humildes de CABA triplicó al Frente de Izquierda y a Ricardo López Murphy. En la Comuna 4 (Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya), por ejemplo, sacó el 13,78% duplicando en votos a la izquierda y al candidato de Republicanos Unidos.

La opción del histriónico economista está en posición de sacar votos del electorado de López Murphy que parece ser el más afín a las ideas de los libertarios. Sin embargo el pasaje de votos inverso, que quite votos a Milei en favor de Juntos, es complicado porque no parece que una figura como la de López Murphy consiga convencer a un electorado seducido por la espectacularidad de Milei y sus encendidas propuestas. Tal vez Martín Tetaz logre ocupar ese espacio de showman disruptivo y, al menos, evitar la fuga desde Juntos al espacio libertario.

Por otra parte, además del evidente éxito de Milei, el resultado de Santoro también debería ser un motivo de preocupación para Juntos. Aunque, comparado con las expectativas del oficialismo y con resultados del pasado del peronismo en la capital, la performance de Santoro no es tan mala si tenemos en cuenta la situación del país, la paliza que sufrió el oficialismo en el resto del país (incluidas provincias históricamente peronistas y kirchneristas) y el derrotismo histórico con que el peronismo de la ciudad encara las elecciones.

Sin embargo no parece haber mucho lugar para que ni el kirchnerismo ni el PRO crezcan a instancia de Milei, porque la propuesta del economista ataca de lleno el negocio de la grieta y por eso oficialismo y oposición se desesperan y comenten el error de descalificarlo por los medios, descalificando, por propiedad transitiva, a los votantes. ¿Si quieren sacar votos de Miliei podrán hacerlo calificándolos de pelotudos? Al menos a Randazzo no le sirvió mucho pedirle a su mamá que lo ayude en esta estrategia.

La desfachatez de Luis Juez parece alimentarse de la misma cantera rupturista y pintoresca que Milei. Juez, hábil buscador de situaciones mediáticas y títulos rimbombantes. Disruptivo, desfachatado y desenfrenado así lo eligió el cordobés que parece encontrar un desahogo en el candidato cuando insulta al presidente y a cualquier símbolo k o mínimamente oficialista que se le cruzara. Con eso le alcanzó para ganarle a un Negri que parecía imbatible pero fue derrotado por su propio olor a naftalina de antiguo rosquero. Juntos en Córdoba deberá asumir, lo mismo que en la provincia de Buenos Aires, que tendrá que negociar entre rencores y hallar un punto de encuentro entre los viejos líderes y la nueva oposición

El resultado a nivel país muestra una clara derrota del oficialismo que no le va a resultar gratuita. Cuando hay una derrota electoral, es mejor que la menor cantidad de gente posible acepte la mayor cantidad de culpa. Por el discurso solitario de Alberto en el bunker de Todos, pareciera que ya se repartieron los roles y el presidente es quien deberá asumir todas las culpas de la derrota, convirtiéndose en un prematuro “pato rengo”. Pero, al menos al interior de la alianza oficialista, La Cámpora también deberá hacerse cargo de que dejaron de ser el movimiento juvenil rupturista, aceptar la cada vez más creciente desconexión con las bases y hacer algo para evitar la total disociación con estas.

El otro gran perdedor es Randazzo que con su magro 3% fue superado por todos, incluida la izquierda. Aunque como ya era difícil saber qué perseguía Randazzo con su postulación, es difícil saber cómo medirá su resultado. Acaso con robarle 3 puntos a Cristina ya esté satisfecho para volver a su casa a recordar cómo no fue presidente por culpa de ella.

“Cuando tuvieron que ir en contra la propiedad privada, la libertad y subir los impuestos, lo hicieron” […] “La gente se está dejando de lavar el cerebro por la grieta” (Javier Milei)

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Fuente: Perfil