Buenos Aires, 19 de octubre (PR/21) .– El cuidado del medioambiente es una temática que ocupa las principales prioridades en estos últimos años. Por ello, la educación ambiental es fundamental para la valoración y cuidado del medioambiente. En este sentido, la celebración del “Día de la Educación Ambiental” propone describir los conceptos más básicos vinculados al medioambiente y algunos hitos históricos que marcan un camino hacia su cuidado.
Desde la Constitución Nacional, en términos de educación ambiental, se mencionan dos leyes:
la Ley de Educación Ambiental (N° 26.206) o la Ley General del Ambiente (N° 25675). En el
artículo 41 se explica el concepto de Desarrollo Sustentable. Este concepto implica satisfacer las
necesidades de la generación actual, sin comprometer a las siguientes, lo que significa el uso
racional de los recursos naturales y evitar la contaminación ambiental.
Para comprender mejor la importancia de la Educación Ambiental, es necesario retomar lo que
es un ecosistema: un conjunto dinámico de distintas especies de todo tipo que interactúan entre
sí y con el medio físico. Éste es un concepto más funcional que espacial debido al dinamismo
entre la materia y la energía, involucrando al hombre en caso de que esté presente. Es
significativo destacar los distintos beneficios que el correcto funcionamiento de los ecosistemas
le puede brindar al hombre, dentro de los cuales se encuentran los servicios (moderan los
extremos de temperatura, controlan plagas, purifican el agua, dispersan semillas, mitigan
sequías e inundaciones, entre muchos otros) y los bienes (alimento, materiales para
construcción, medicinas, turismo y recreación, por nombras algunos).
Las actividades humanas pueden influir directa o indirectamente sobre los seres vivos o sobre
su entorno, produciendo de esta manera un efecto sobre los organismos y el medio que habitan,
generando Factores de Cambio. Los factores directos son aquellos que afectan inequívoca o
causalmente al medio ambiente, como el cambio climático, y por otro lado, los factores
indirectos operan de una manera más “difusa” mediante alteración de uno o más factores
directos, por ejemplo cambios demográficos. Además, existen las denominadas externalidades,
que pueden definirse como decisiones de consumo, inversión o producción que afectan a
terceros pero que no forman parte del precio final de los productos. Un ejemplo de ello es la
contaminación de cuerpos de agua mediante residuos urbanos o industriales.
A su vez, es necesario comprender que los recursos naturales pueden ser: renovables o no
renovables. El primer grupo puede ser inagotable, como la energía solar, su recuperación es
posible de manera veloz. No obstante, los recursos no renovables, cuya utilización es a una
velocidad mayor que su recuperación natural, son los combustibles fósiles, el suelo y el agua.
Por último, hay que conocer el significado de la ecología, ciencia que estudia la interacción entre
los seres vivos, su entorno y los organismos entre sí. Se basa en evidencia empírica, por ende,
cualquier decisión que se tome o información que se brinde, se encuentra respaldada en el
ámbito científico. Es muy importante que la ecología se tenga en cuenta a la hora de informar o
en la toma de las decisiones políticas porque desde este sector se puede gratificar a aquellas
empresas que fomentan actividades más beneficiosas para el medio ambiente.
Considerando todos los conceptos desarrollados anteriormente, resulta de suma importancia el
desarrollo de una Educación Ambiental Integral en los diversos niveles escolares. Una educación
que comprenda el abordaje de todos los conceptos explicados y los fenómenos
correspondientes a ellos, con el fin último de educar generaciones futuras conscientes del
mundo en el que habitan y la importancia de su cuidado activo, desde la puesta en práctica.

Julíán Corres, Lic. en Ciencias biológicas y Coordinador del eje de Transformación Social Masiva  del Centro de Desarrollo Sustentable GEO.

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