Buenos Aires, 8 junio (PR/22) — Palpitando uno de los ejes del próximo Congreso AAPRESID, Fernando Vilella junto a Roberto Bisang pasaron por Agenda Aapresid para hablar de “Bioeconomía en red”, para hablar de los desafíos y oportunidades para el desarrollo de emprendimientos bioeconómicos en Argentina, tanto para productores, como profesionales y emprendedores.

Argentina: especialista en producir bajo incertidumbre

Según Fernando Vilella son varios los elementos del contexto global que generan desafíos y oportunidades para el desarrollo sostenible de la bioeconomía en Argentina. Entre ellos el puntapié inicial está dado por la proyección de la demanda de alimentos, impulsada por el aumento poblacional de países africanos.

Este aumento en la cantidad demandada, viene acompañado por nuevas reglas de calidad, propuestas por un consumidor global más informado, que compra por internet, requiere trazabilidad y certificación de productos saludables, con bajo impacto ambiental y valorizando el bienestar animal, siendo una tendencia creciente el cambio en la dieta hacia el flexitarianismo, vegetarianismo y veganismo.

A su vez, no hay que olvidar que estas economías basadas en procesos biológicos se ejecutan en escenarios de alta incertidumbre y sometidos a los efectos del cambio climático. También están expuestas al efecto de grandes disruptores como se evidenció frente al covid, fiebre porcina africana, y la reciente invasión Rusia a Ucrania, que impactó en el precio de granos como insumos, principalmente en fertilizantes.

En este marco la bioeconomía, que él llama la Vaca Viva, representa un proyecto real de desarrollo, al incorporar valor en el territorio a partir de las oportunidades que tiene Argentina, dotada de los recursos naturales y humanos necesarios, y aprovechando su enorme capacidad de operar en las condiciones más inciertas.

Explicó también que la actual captura del valor de las empresas está en las etapas de investigación y desarrollo, generación de tecnologías, distribución de insumos estratégicos y llegada al consumidor.

La vaca viva no está atada

Por su parte, Roberto Bisang habló de cómo transitar de la potencialidad teórica a casos concretos: “para llevar a la realidad estos mercados tenemos que generar estrategias en áreas de negocios que dan potabilidad a la bioeconomía en la búsqueda de un modelo superador”.

Destacó, entre otras, las empresas dedicadas a la valoración de la biodiversidad: desde el turismo rural hasta la captura de bonos carbono; aquellas dedicadas a producir materiales que reemplacen la utilización de polímeros fósiles como las de producción de biocombustibles y biomateriales, a las especializadas en agroalimentos nutracéuticos y biosanidad, sin olvidar a la proveedoras de servicios como bioinformáticas y edición génica.

Lo que todas estas empresas tienen en común es que piensan al nuevo campo como una “fábrica a cielo abierto”, donde la ciencia y la tecnología contenida son imponentes.
Teniendo el foco en el valor agregado en origen, estas empresas se diversifican, aprovechando las “externalidades” de todos los subproductos y la conversión de los desechos en insumos para reciclarlos y volverlos a la naturaleza en tiempo humano. Así van sumando actividades y valorizando un producto inicial, pero además, asociado a esto, venden tecnología en forma de conocimiento y asesoramiento con un valor comercial muy importante.

Así surgen nuevos mercados y nuevas oportunidades para productores, profesionales y emprendedores, que se interrelacionan junto con instituciones en espíritu colaborativo en red: armando un amplio sistema de innovación local, que denominan su “ecosistema”.

Como expresara Fernando Vilella: “Favoreciendo a emprendedores y capitalizando los sectores más dinámicos y productivos, es posible generar divisas y trabajo de calidad en todo nuestro territorio, y la circunstancia internacional parece ser la mejor para intentarlo”.

 

 

Primicias Rurales

Fuente: Aapresid