Jueves Santo 2024: cuál es su significado y por qué se celebra en Argentina

Jueves Santo 2024: cuál es su significado y por qué se celebra en Argentina

La Última cena de Jesús y sus discípulos. 
Qué se conmemora cada día de la celebración católica.
 La Semana Santa 2024 ya comenzó. Este 28 de marzo es el Jueves Santo, fecha en que la Iglesia Católica conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos y la institución de la Eucaristía.
Jueves Santo: este día se conmemoran varios hechos de gran importancia, como la Última cena que Jesús compartió con sus discípulos en la que instituyó la Eucaristía: el pan y el vino como símbolo del cuerpo y la sangre de Jesús. Ese día, tradicionalmente también se recuerda el lavatorio de pies, que actualmente realizan los sacerdotes del mundo.

Qué pasó el Jueves Santo según la Biblia

La Biblia cuenta que ese día coincidió con la celebración de la Pascua judía, que tanto Jesús como sus discípulos iban a celebrar. Cuando los 12 seguidores más cercanos de Jesús le preguntaron dónde celebrarla, él ya tenía la respuesta, contenida en una profecía, según cuenta el Evangelio según San Lucas: “-Miren —contestó él—, al entrar ustedes en la ciudad les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa en que entre y díganle al dueño de la casa: ‘El Maestro pregunta: ¿dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’. Él les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparen allí la cena”.

Como esperaban los discípulos, las palabras de Jesús se cumplieron y los 12 prepararon la cena como les había indicado su Maestro. Al momento de sentarse, San Lucas cuenta que el adorado como Hijo de Dios les dijo: “He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer, pues les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios”.

La Última Cena de Jesús, aquí en la famosa representación de Leonardo Da Vinci, es conmemorada el Jueves Santo
La Última Cena de Jesús, aquí en la famosa representación de Leonardo Da Vinci, es conmemorada el Jueves Santo
 

Estas palabras se referían a la profecía mencionada, según la cual aquella Pascua sería la última que él pasaría en la Tierra. Aquel a quien sus seguidores llamaban Mesías realizó entonces la acción que dio comienzo al ritual de la Eucaristía: “Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: ‘Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios’. También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: ‘Esto es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí’. De la misma manera, tomó la copa después de cenar y dijo: ‘Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes’”.

El Evangelio según San Mateo narra que más tarde, en plena comida, el adorado como hijo de Dios hizo un anuncio que dejó a sus seguidores pasmados: “Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar”. Jesús estaba al tanto del acuerdo de Judas, tal como se lee en este Evangelio: “Llegada la tarde, [Jesús] se puso a la mesa con los 12 discípulos, y mientras comían les dijo: ‘En verdad les digo que uno de ustedes me entregará’. Tomó la palabra Judas, el que iba a entregarle, y le dijo: ‘¿Acaso soy yo, Rabí? Y él respondió: ‘Tú lo has dicho’”.

Después de la cena, ocurrió uno de los momentos más singulares del Nuevo Testamento, que fue el instante de duda que tuvo Jesús en el huerto de los olivos, también llamado de Getsemaní, donde el hijo de Dios para los cristianos fue con algunos de sus apóstoles y mostró su costado más humano al inquirir a su Padre si era posible que no se llevara a cabo su crucifixión.

Primicias Rurales

Fuente: Pajina12 y La Nación

«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo»

«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo»

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»

Palabra del Señor

El triduo pascual, lo más importante de Semana Santa

El triduo pascual, lo más importante de Semana Santa

Buenos Aires miércoles 27 marzo (PR/24) — Las principales celebraciones de la Semana Santa se resumen en el triduo pascual, que incluye la misa de la Cena del Señor, la conmemoración de la Pasión y la solemne Vigilia Pascual. El triduo comienza mañana jueves santo. 

La totalidad del misterio pascual
Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo, pero debe ser visto en relación con los otros dos.

Así lo expresa la liturgia: ‘Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios principalmente a través de su misterio pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y resurrección de Cristo es, por tanto, la culminación de todo el año litúrgico’.

Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del Jueves Santo y concluyen con la oración de vísperas del Domingo de Pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados.

Por consiguiente, la pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo.

Jueves Santo
El Jueves Santo se celebra la misa crismal en la que se consagra el santo crisma, se bendicen los óleos que se utilizarán en los sacramentos durante el año y se renuevan las promesas sacerdotales. De acuerdo con las indicaciones de la Congregación para el Culto Divino, las conferencias episcopales pueden trasladar esta fecha. En la Argentina, en algunas jurisdicciones eclesiásticas ya se celebró.

Ese día también se celebra la misa de la Cena del Señor. En esta Eucaristía la Iglesia revive la despedida de Jesús y celebra la caridad fraterna, a través de dos gestos: el testimonial, con el lavatorio de los pies y el sacramental, con la institución de la Eucaristía, en la Última Cena del Señor. Algunos obispos repiten ese gesto servicial en cárceles, hogares de recuperación de adictos, geriátricos, hospitales, tal como lo hace el Papa Francisco.

Posteriormente se acompaña a Jesús en la Hora Santa. En el Huerto de los Olivos, Jesús vive de manera anticipada su Pasión y Muerte. Jesús es entregado por Judas y abandonado por los demás discípulos. Es tradición visitar siete “monumentos” (iglesias) entre la noche del Jueves Santo y antes de los oficios del Viernes Santo. En el monumento se resalta la Eucaristía y se expone, de manera solemne para la adoración de los fieles.

Viernes Santo
El Viernes Santo, jornada dedicada a la solemne acción litúrgica de la pasión y muerte del Señor. Es el único día del año que no se celebra la Eucaristía. Es un día de silencio para recordar la Crucifixión de Cristo.

En las iglesias se cubren las imágenes con una tela morada, igual que el crucifijo, y el sagrario está abierto para indicar que Jesús no está.

El Viernes Santo se vive de varias maneras: Guardando ayuno y abstinencia; acompañando a Jesús meditando el viacrucis; meditando las siete palabras de Jesús, que son las últimas siete frases que pronunció Jesús antes de su muerte; participando en la Adoración a la Cruz, con amor, respeto y devoción.

Sábado Santo
El sábado es un día para la meditación, paz y reposo, sin misa ni comunión y con el altar desnudo. En la noche se celebra la solemne vigilia pascual, en la celebramos la Resurrección de Cristo, la esperanza de la salvación del mundo. Se bendice el fuego nuevo y el cirio pascual, se hace el anuncio pascual, se leen las lecturas bíblicas que narra el plan salvador de Dios, se canta el Gloria, se repican las campanas para anunciar que Cristo ha resucitado y se renuevan las promesas bautismales.

El Domingo de Resurrección
Es el día más importante del año. Jesucristo resucitó. Jesús cumplió su promesa y nos salvó a todos. No cabe la menor duda de la importancia de este acontecimiento histórico que incumbe a toda la humanidad. Se celebra la misa de la Resurrección del Señor. En Roma, el Santo Padre imparte al mundo la bendición Urbi et Orbi.(a la ciudad y al mundo) para anunciar al mundo la alegría de Jesús Resucitado.

Primicias Rurales

Fuente: AICA

“El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»

“El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»

Lectura del santo evangelio segun san Mateo (26,14-25):

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
Él contestó: «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce.
Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió: «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor

«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».

Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38):

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
– «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
– «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
– «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
– «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
– «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me busca¬réis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
“Donde yo voy, vosotros no podéis ir”»
Simón Pedro le dijo:
– «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
– «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
– «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
– «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor

Hoy es Lunes Santo, conocido como el ‘Lunes de Autoridad’

Hoy es Lunes Santo, conocido como el ‘Lunes de Autoridad’

Dice el profeta Ezequiel: «Nuestros crímenes y nuestros pecados cargan sobre nosotros y por ellos nos consumimos, ¿podremos seguir con vida? “Por mi vida -oráculo del Señor-, juro que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva» (Ez 33, 10b. 11a).

Cada día de la Semana Santa cuenta

La Iglesia propone que en los días que median entre el Domingo de Ramos y el Triduo Pascual -Lunes, Martes y Miércoles Santos- los fieles tengan la oportunidad de meditar en aspectos muy importantes de la persona de Jesús, en quien habrán de cumplirse todas las profecías sobre el Mesías.

Se trata de una costumbre o tradición muy hermosa que nos puede acercar aún más a lo que fue experimentando el Señor a medida que pasaban los días y se acercaba su hora definitiva.

Por ejemplo, el título “Lunes de Autoridad”, concedido al segundo día de la Semana Santa, tiene su origen en esta tradición que, aunque un poco olvidada, vale la pena conocer o rescatar. En esa misma línea, los dos días restantes entre el Domingo de Ramos y el Triduo Pascual tienen también su propio nombre o tema, a través del cual se puede profundizar más en los misterios de la ‘Semana Mayor’ o acompañar más de cerca a Jesús.

Las lecturas del Evangelio que se suceden en los tres días mencionados (lunes, martes y miércoles) portan la densidad de los momentos finales -llenos de palabras y gestos- de la vida en la tierra del Dios Hecho Hombre. A través de esas palabras y gestos su testamento de amor queda delineado de manera perfecta.

El Lunes, el Martes y el Miércoles quedan así “mejor integrados” en ese ‘todo’ que es la Semana Santa o “Semana Mayor”; en la que seremos testigos del momento cúspide de la obra de la Salvación.

Un acercamiento al Evangelio de hoy: Lunes Santo

La lectura del Evangelio de hoy está tomada de San Juan 12, 1-11. En ella se relata el episodio de la unción de Jesús en casa de Lázaro.

El Señor se encontraba en Betania en casa de su amigo Lázaro, aquél a quien había resucitado de entre los muertos. Junto a este se encontraban María y Marta, sus hermanas. Acabada la cena, sucede algo “escandaloso”: María se acerca a Jesús y lo unge con un costoso perfume.

Dice el texto: “Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume” (Jn 12, 3).

Inmediatamente se produce la pregunta de Judas Iscariote: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se les ha dado a los pobres?» (Jn 12, 5). Judas era el discípulo que traicionaría a Jesús, y estaba encargado de la bolsa del grupo. Su pregunta, dice el Evangelio, brotó de su codicia. No fue por amor a los pobres, ni alguna intención ‘justa’. Andaba robándose el dinero y su deseo era distraer.

En ese momento, Jesús lanza una respuesta que podría pasar por “desconcertante”: «Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre tendréis» (Jn 12, 7-8).

No es que Jesús pensara que el dinero se puede desperdiciar o que hubiera algo “antes” del que sufre o es pobre; no. Por ahí no va el asunto. Es otra la dirección a la que apunta el Maestro.

La autoridad de Jesús no es fuerza ni violencia. Su autoridad, por el contrario, resplandece cuando dejamos que Él sea el centro. Si algo tiene valor es porque Él es valioso primero, si alguien goza de autoridad es porque esta viene de Él. Cuando reconocemos que Jesús está por encima de todo, es posible conectar la autoridad con la rectitud en el obrar -la pureza de intenciones y la misericordia-.

Jesús revela su autoridad sobre todas las cosas. Y es que Dios es el centro. Por eso, lo sucedido en Betania nos remite al Jesús que expulsó a los mercaderes del Templo: «Está escrito: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones» (Mt 21, 13). Jesús tiene autoridad moral para hacer lo que hace mientras que Judas no. Por eso el Señor deja fuera de juego a Judas y a su hipocresía.

El color morado en las celebraciones eucarísticas

En las celebraciones eucarísticas entre lunes y miércoles vuelve el color morado usado durante la Cuaresma.

El uso del morado fue interrumpido el primer día de la Semana Santa, Domingo de Ramos, en el que se usó el color rojo, en señal de contrición y arrepentimiento.

Primicias Rurales

Fuente: ACI Prensa