Empresas Públicas: radiografía de un sector a reformar
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Primicias Rurales
Fuente: Fundación Libertad y Progreso
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Primicias Rurales
Fuente: Fundación Libertad y Progreso
Para hacer un uso más eficiente del agua y de los nutrientes es necesario hacer un diagnóstico con herramientas apropiadas. Por esto, un equipo del INTA Oliveros –Santa Fe– enfatiza en la importancia de caracterizar la condición física de los lotes y la relación entre el suelo y el agua para lograr sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes.
Santa Fe, miércoles 13 marzo (PR/24) — La evaluación de la calidad física de los lotes de producción es información clave para conocer la estructura de los suelos, la cual depende en gran parte de su manejo y condiciona, entre otras cosas, la facilidad a la penetración de las raíces, la aireación, el ingreso y el movimiento del agua en el perfil, la disponibilidad de algunos nutrientes y la capacidad de drenaje.
Silvina Bacigaluppo –investigadora de la Estación Experimental Agropecuaria Oliveros del INTA Santa Fe– explicó que “la importancia de estos estudios radica en que la condición física del suelo está íntimamente relacionada con la química y la biológica, y las tres son dependientes unas de otras. Conocer la calidad física de un suelo puede orientar al productor a entender o diagnosticar posibles limitaciones a los cultivos, como dificultad para enraizar, baja infiltración de agua de lluvia, limitantes en la dinámica del agua y nutrientes en el perfil del suelo”.
La calidad de un suelo es la medida de su capacidad de funcionamiento para sostener, entre otras cosas, la producción de los agroecosistemas. Un suelo se forma por componentes sólidos —minerales y materia orgánica— y espacios porosos, ocupados por agua y aire. Cuando hablamos de calidad física del suelo, se hace referencia a esta relación sólidos-poros. Idealmente debería mantenerse como 50 % de sólidos y 50 % de poros.
“Un suelo con buena condición física, es decir, con una estructura estable y con un sistema poroso estable y continuo, beneficia a los cultivos porque permite que su sistema radicular se desarrolle y use de forma más eficiente el agua y los nutrientes en toda su profundidad”, aclaró Bacigaluppo.
Herramientas de medición
Para caracterizar la condición física de los lotes se cuenta con varias herramientas, en este caso, se destaca a los penetrómetros digitales y permeámetros de disco. Ambas evalúan parámetros físicos del suelo, y dan una idea de su estructura y su sistema poroso.
Bacigaluppo señaló que “las primeras determinan la resistencia que ejerce la matriz del suelo frente a una presión, que podría simular la que debe ejercer la raíz de un cultivo para crecer en profundidad. Mientras que las segundas evalúan indirectamente el sistema poroso del suelo, para medir la velocidad con que ingresa el agua desde la superficie y su movimiento en profundidad”.
Al momento de la evaluación, se recomienda realizarlas sobre suelos con humedad cercana a la capacidad de campo, en lo posible sin cultivos vivos, para lograr condiciones homogéneas de humedad en el perfil del suelo. Esta situación es común encontrarla en otoño.
Asimismo, aclaró Bacigaluppo, “tener claro el objetivo de la evaluación para seleccionar áreas del lote representativas al mismo. Y evaluar, además, una situación de referencia o testigo como puede ser un sector bajo alambrado, parque o un sector del lote identificado por su buen rendimiento”.
Los penetrómetros digitales miden la Resistencia Mecánica a la Penetración (RMP), son herramientas muy sencillas de transportar y utilizar. Consta de sensores de velocidad y profundidad, junto a un datalogger donde se almacenan las mediciones de campo.
Para la determinación, el operario introduce el penetrómetro hasta la profundidad deseada, ejerciendo una presión constante. Previamente se remueve la cobertura vegetal de la superficie del suelo y se apoya una placa metálica de referencia de profundidad que tiene un agujero en el centro por donde pasa la varilla con el cono de medición.
Como el instrumento trabaja con sensores, es importante contar con superficies planas para que el rastrojo o el viento, no hagan interferencia con el sensor que está debajo del datalogger.
Así, el sensor puede tomar la profundidad correcta en la que se introduce la varilla. “Toda la información almacenada se descarga con un software específico y se procesa en planilla de cálculo, obteniendo como resultado una curva de resistencia mecánica a la penetración”, detalló la investigadora.
En cuanto a los permeámetros de disco, miden la infiltración básica que indica la velocidad con que se conduce el agua en el suelo cuando está saturado. Bacigaluppo destacó que “lo interesante y práctico de estos instrumentos es que se utilizan a campo sobre suelo no disturbado, son de uso sencillo y fáciles de transportar”.
Una vez que se abre la llave del reservorio para permitir el paso del agua, ésta comenzará a bajar y a ingresar al suelo, se comienza a medir cuando se produce el primer burbujeo. En una planilla de campo, se registra la lectura del nivel de agua que se observa sobre la escala del reservorio, cada un determinado tiempo, por ejemplo, cada cinco minutos.
Primicias Rurales
Fuente: INTA Informa
Buenos Aires, martes 12 marzo (PR/24) – El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) puso en marcha su Sistema Integrado de Gestión de las Importaciones de Productos de Origen Animal (Sigipa) que facilita los trámites que realizan los operadores comerciales y agiliza el control de inocuidad y sanidad de la mercadería que ingresa a nuestro país.
“El lanzamiento del Sigipa se enmarca en la política de despapelización e informatización de las prestaciones que brinda el Senasa con el objetivo de agilizar las gestiones en beneficio de sus usuarios”, indicó el presidente del Senasa, Pablo Cortese.
Además, destacó que el nuevo sistema “ha sido desarrollado por las direcciones de Tecnología de la Información y de Estrategia y Análisis de Riesgo del Senasa”.
El Sigipa también contribuye a la agilización de la tarea que realizan los agentes del Senasa tanto en la autorización administrativa de las importaciones como de las inspecciones en frontera, donde verifican la sanidad e inocuidad de los productos de origen animal que ingresan a la Argentina para cuidar los estatus sanitarios y la salud de los consumidores.
El sistema, permite a los operadores comerciales emitir, de manera ágil y sencilla, los permisos de ingreso al territorio nacional optimizando los recursos para las tareas de verificación in situ de las partidas importadas.
“Se trata de una presentación on-line de la documentación requerida para obtener la autorización oficial y la ejecución en el sistema de las órdenes de pago de los aranceles asociados al trámite que, además permite una fluida comunicación no presencial entre ambas partes en caso de requerirse correcciones o modificaciones de datos”, explicó Esteban Sampietro, director de Estrategia y Análisis de Riesgo del Senasa.
El operador debe adherir el sistema a través de la AFIP, delegar el servicio a quien opere en su nombre y contar con la nota de autorización vigente para la mercancía a importar.
El sistema, a través de la búsqueda en sus bases de datos de los productos registrados y las plantas de terceros países autorizadas a exportar a la Argentina, valida los datos presentados, debiendo completarse información obligatoria como: los certificados que amparan los productos importados y sus rótulos aprobados, entre otros.
El Sigipa es intuitivo en su uso, evidenciando cada campo a completar su obligatoriedad o no de manera de presentar exitosamente la solicitud de aviso de llegada. Por último, la implementación del sistema permite el diseño de tableros de control para relevar información estratégica, permitiendo tomar decisiones de política agropecuaria así como también gestionar el riesgo asociado a las importaciones de productos de origen animal.
Primicias Rurales
Fuente: Senasa
La adopción de prácticas sustentables se perfila como un camino para generar mayor valor en la industria avícola. El 2024 requerirá mayor inversión en salud, tecnología e innovación.
Buenos Aires, 1 marzo (PR/24) — Se estima que la producción mundial de carne de pollo alcanza los 102 millones de toneladas, de las cuales, Argentina ha ocupado en los últimos años el 8° lugar como productor, representando el 2,2%. En este contexto de crecimiento de la demanda alimentaria, la sustentabilidad emerge como un factor crucial para el desarrollo continuo del sector avícola.
Con la perspectiva de un aumento en el desarrollo de la industria avícola nacional para este nuevo año, la adopción de prácticas sustentables se perfila como un camino para generar mayor valor para los productores y consumidores. La demanda per cápita de carne aviar registrado en las últimas estadísticas oficiales asciende a 45,5 kg por habitante al año, lo que implica que una mejor performance para el 2024 requerirá mayor inversión en salud, tecnología e innovación. Por lo tanto, los diferentes actores de la cadena buscan implementar soluciones que contribuyan a reducir la huella de carbono asociada a la industria.
Una herramienta crucial en este proceso es el uso de materiales reciclables o reutilizables con un menor impacto ambiental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de un medio ambiente saludable para la buena salud y el bienestar de los animales, las personas y el entorno.
En este sentido, el manejo adecuado de los residuos generados en la actividad avícola, como los envases vacíos de antibióticos, es fundamental. Según la Ley Nacional N°24.051, estos residuos se consideran peligrosos y su tratamiento cuidadoso es esencial para evitar daños al medio ambiente y la salud.
En línea con este enfoque, provincias como Entre Ríos (una de las principales productoras del país), a través de la Ley Provincial N°8880, establecen la gestión responsable de los desechos peligrosos como un aspecto fundamental para garantizar un futuro sostenible y la conservación de los recursos naturales.
Juan Esteban Calvo, Médico Veterinario y Director de la Unidad de Avicultura de MSD Salud Animal en Argentina, explica que “Los avances de la Ciencia son grandes aliados para quienes llevan adelante la actividad agropecuaria y en esta línea MSD Salud Animal brinda nuevas soluciones innovadoras y amigables con el medio ambiente. Por ejemplo, en la Argentina tenemos disponible la tecnología Sphereon, vacunas en forma de pequeñas esferas liofilizadas que se disuelven de manera rápida y completamente en agua, facilitando la preparación y administración de las vacunas por spray o en agua de bebida en las aves. Además, estas esferas vienen almacenadas en cápsulas de aluminio 100% reciclables y respetuosas con el medio ambiente, lo que permite seguir la línea de responsabilidad ambiental”.
Esta nueva tecnología representa una opción innovadora en comparación con las vacunas tradicionales en viales de vidrio, lo que brinda a los productores la flexibilidad de adaptar la administración de las vacunas según sus requerimientos. De esta manera, al adoptar un enfoque One Health, se promueve la producción óptima de aves mientras se colabora con la preservación del medio ambiente para un futuro sostenible.
“Es importante que todas las empresas reconozcan que la sustentabilidad no sólo mejora su desempeño, sino que también impulsa el progreso del país. La tecnología y la innovación deben ser utilizadas como medios para proteger a los animales, las personas y el medio ambiente, contribuyendo así al bienestar general y al desarrollo sostenible” comenta nuevamente Juan Esteban.
El sector avícola se encuentra ante el desafío de satisfacer la creciente demanda de alimentos de manera sostenible y responsable. La sustentabilidad se erige como un pilar fundamental para alcanzar este objetivo, y con un compromiso conjunto hacia este fin, la industria avícola puede continuar prosperando mientras contribuye positivamente al desarrollo económico y social del país, con buenas prácticas y alimentos de calidad.
Primicias Rurales
Fuente: MSD Salud Animal
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Primicias Rurales
Fuente: Fundación Libertad y Progreso
Por Tobías Lucero y Martina Abduca
Buenos Aires, miércoles 28 febrero (PR/24) — Entre los años 2019 y 2022 se observó una aceleración de la inflación en alimentos en toda Latinoamérica (LATAM); de una tasa que venía al 0,3% mensual (valor mediano de 10 países) se pasó al 0,6% mensual en 2021 y al 1,0% en 2022. En Argentina no sólo se produjo ese fenómeno, sino que además se intensificó, con una inflación que escaló del 3,8% (2019) al 5,7% mensual (2022).
En el 2023 la inflación en la región mostró una franca desaceleración, con una tasa que se ubicó en torno al 0,4% mensual al cierre del año (valor mediano, 10 países); la desaceleración fue un fenómeno generalizado, los 10 países relevados en este informe finalizaron el año con una tasa menor a la de 2022. Por el contrario, en Argentina, la inflación se movió en dirección opuesta, pasando del 5,7% mensual del 2022 al 11,0% mensual en 2023.
En enero de 2024, 7 de 10 países experimentaron un aumento en la inflación de alimentos, la región pasó de un valor mediano del 0,4% en 2023 al 0,7% mensual. En Argentina, por su parte, también se produjo una aceleración, pero con tasas mucho más elevadas: la inflación de enero llegó al 20,4%, casi duplicando la que había sido la tasa media de todo el 2023 (11,0%).
La aceleración inflacionaria de alimentos (y restantes bienes y servicios de la economía argentina) observada en los últimos meses del 2023 y comienzos de este año se explica por dos factores:
a) la gran emisión monetaria realizada por el gobierno saliente en un año eleccionario para financiar gastos públicos que no encontraban fuentes de financiamiento más genuinas (ingresos tributarios, colocación de deuda);
b) el proceso de ajuste de precios relativos, iniciado por el nuevo gobierno para recomponer un sistema de precios muy distorsionado (inflación reprimida), que ha incluido entre otras medidas una corrección importante en el tipo de cambio oficial, una variable que es determinante en la formación de los precios internos de los productos bajo análisis.
Primicias Rurales
Fuente: IERAL Fundación Mediterránea