Por Mariela Cuartucci (*)

Buenos Aires, 11 noviembre (Especial para NA) — El desarrollo sostenible implica la necesidad de considerar todas las facetas y valores para el uso de nuestros recursos, como sucede en el caso del agua.

Esto debe ser comprendido tanto por los distintos niveles de decisión política del sector que administra este recurso, como por la comunidad en general, con el objetivo de alcanzar una adecuada gestión del agua y su correcto saneamiento en cada país.

El impacto que genera la educación multidisciplinaria es brindar la capacidad de abordar los temas ambientales de manera integral.

Entre las denominadas “facetas” del agua, podemos decir que el agua es un recurso natural, que es renovable si se protege al ambiente; es un bien económico, dado que los costos de su utilización obligan a adoptar un criterio empresarial en su comercialización; es un bien estratégico a nivel mundial; la gestión del agua tiene una dimensión política; y como servicio resulta relevante para los medios de comunicación masiva.

Por lo tanto, las soluciones deben ser integrales y considerar la participación de la comunidad.

Queda claro entonces que es necesario generar un enfoque multidisciplinario para abordar la educación ambiental, que permita una reeducación de la sociedad, una perspectiva sostenible y entender la problemática que existe en muchas regiones sobre escasez del agua en los diferentes países.

Por ello, la sinergia que se genera entre diferentes disciplinas permite tener una mirada global y adoptar medidas o plantear soluciones que permitan integrar estos conceptos.

El éxito al abordar un determinado problema desde esta visión se da no sólo por presentar una solución adecuada desde el punto de vista tecnológico o de procesos, sino también entendiendo las condiciones del entorno de la cuestión a resolver. Esto quiere decir entender el contexto, la cultura, la educación, las posibilidades económicas de cada región.

Son cuestiones indispensables para considerar al momento de abordar una propuesta y que la misma sea exitosa.

Existen espacios que fomentan este tipo de intercambios. En mi caso, tuve la posibilidad de ingresar al Comité de Jóvenes Líderes de ALADYR (Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua). Esto me ha dado la posibilidad de entender cómo resulta la sinergia entre diferentes disciplinas sobre un mismo punto en común.

El comité está conformado por personas de variados países con distintas especialidades que van desde ingenierías, ciencias económicas hasta licenciaturas como bioquímica.

La posibilidad de que carreras tan diferentes puedan converger a un mismo objetivo en común enriquece no sólo el crecimiento profesional de uno, sino la capacidad de tener un pensamiento “afuera de la caja”. Esto hace posible un mayor acercamiento y alcance en la difusión de ciertas cuestiones en las que uno desea generar conciencia.
Para dar un ejemplo concreto, es importante el aporte desde el punto de vista tecnológico, con disciplinas enfocadas a preservar recursos y adoptar soluciones que permitan un uso sustentable del agua, pero también es importante tener la visión de fuentes de agua “alternativas” que permitan terminar con la escasez del agua donde, por ejemplo, geográficamente la disponibilidad de agua dulce es escasa o nula.

Esto se puede generar a través del intercambio entre varias disciplinas y profesionales de diferentes ámbitos.

Es clave adoptar un enfoque social y económico, adaptado a la situación de cada región. En este punto, la educación a nivel comunidad respecto al uso y manejo del agua, la generación de conciencia sobre usos racionales y una cultura que comprende las limitaciones del recurso hídrico (el cual no es “ilimitado o abundante” como se ha pensado por mucho tiempo) ayudan a generar la sostenibilidad ambiental para el futuro.

En esto yace la trascendencia de un “liderazgo juvenil”, el cual debe fomentar desde la educación escolar y/o universitaria el generar conciencia y adoptar buenas prácticas bajo el concepto de sustentabilidad.

La herramienta que poseen los jóvenes profesionales enfocados en esta temática permite motivar a otros a tener una visión de sustentabilidad a futuro.

Esto permite motivar a quienes se desarrollan en diferentes áreas dado que es posible generar un cambio desde cada rama profesional.

No es necesario ser un tecnólogo para poder contribuir a generar un futuro sustentable. De hecho, el éxito está en poder combinar todos los conocimientos y lograr una difusión del mensaje de una forma efectiva para cualquier área.

(*) Ingeniera de Ventas en Fluence Argentina.

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Fuente:NA