Por Eduardo Lombardo – Director de Aipsa+

Buenos Aires, 16 de agosto (PR/22) .- Cada día, el productor agrícola cuenta con más herramientas para utilizar en su actividad y lograr así mayor eficiencia. Y si bien esto ocurre en todas las áreas de la actividad me voy a referir exclusivamente a la que se relaciona con la comercial y financiera. Nuestro productor, Antonio, al que me quiero dedicar, dispone y recurre a esas herramientas a diario y en forma permanente.

Si hablamos de información, Antonio sabe donde está esa información, por eso escucha algún especialista dedicado y lee artículos que otro delinea en alguna publicación. Así arranca la jornada y en el desayuno, mate de por medio, busca en internet porque conoce algunos sitios que publican esos datos que tanto necesita conocer. Como recibe el informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, sabe del Acuerdo de Estambul y que Rusia, Ucrania, la ONU y Turquía firmaron el acuerdo que seguramente incrementará la expectativa de normalizar los flujos del transporte en el Mar Negro y que eso resultará en movimientos mixtos en los precios de los principales commodities.

Luego se conecta a un Zoom para escucharlo a Salvador, que lo mantiene al tanto de las novedades en la economía local y de la inflación mensual de Julio, que fue del 7,4%, mientras que la anual fue del 71%. Salvador comenta en esa reunión virtual, que el tipo de cambio está atrasado, principal preocupación de Antonio ya que en el último año la devaluación del peso fue solo del 35,7%.

Ahora que Antonio recogió toda esa info, deja el mate se sube a la chata y se va a la agronomía para que le digan concretamente cual es el último precio al que llegaron los fertilizantes. Venían a la baja y decidió cerrar esa compra y no esperar que por alguna razón esa tendencia se dé vuelta y empiece a subir. Sigue viaje porque al mediodía tiene que visitar al otrora Agente de Bolsa, ahora ALYC, dónde Patricio lo esta ayudando con la calificación en la SGR para que le avalen los cheques que va a cambiar en el mercado. De esa manera se financia a tasas mucho más bajas que la de la inflación y mucho mas parecidas a las tasas de devaluación del peso y poder así reducir el impacto que tiene esa brecha.

Al llegar a la oficina de Patricio se encuentra con Carina, la comercial de la corredora de granos que justamente le pregunta si está mirando los precios del trigo nuevo y Antonio, le dice que sí, pero que son tantas las variables en cuestión entre la guerra, el clima y los fondos de inversión, que no sólo necesita conocer los precios para hacer un forward sino que además quiere que le vaya pasando las primas para comprar un call y así asegurar un precio quedando abierto a las subas. En la misma oficina aparece Lisandro y comenta que está definiendo las pautas entre las que se tienen que manejar los bots de inteligencia artificial para operar en BYMA y así crear productos que permitan colocar los excedentes de algunos otros productores que ya compraron dólares MEP pero que siguen estando líquidos. No saben como proteger los pesos resultantes de las últimas fijaciones de precio de los contratos «a fijar» que tenían pendientes y que debieron cerrar por la presión que el estado ejerce sobre los exportadores y que obviamente termina repercutiendo en los granos que Antonio oportunamente entregó, aunque no tenía necesidad de vender.

Entre Carina, Patricio y Lisandro acuerdan con Antonio la mejor estrategia: definir cuántos quintales de trigo representan los costos de la siembra que hace un par de semanas terminó (aprovechando unos pocos milímetros que permitieron que se recuperara el perfil del suelo) y que le van a dar la tranquilidad a Antonio de no estar especulando con la inversión que destinó para la fina. Una vez definida esa cantidad le pasa a Carina una orden de venta concreta, para que con una base en el precio, Carina la pueda ir trabajando.

Ya pasado el medio día, encara el regreso, y llegado a casa comparte una ensalada con su compañera para dedicarse a una pequeña siesta reparadora no sin antes revisar algunos mails. Pero claro es viernes 12/8 y entre los mails aparecen los comentarios de la Bolsa de Comercio de Rosario sobre el informe del USDA, lo abre y se empieza a compenetrar de los nuevos números en la oferta y demanda mundial de productos agrícolas. «El USDA ajustó al alza la producción de soja en Estados Unidos y a nivel global. Al compás de ello, se espera un mayor volumen de exportaciones, mientras el procesamiento estadounidense queda sin cambios. No obstante, el repunte productivo crece por encima de la suba de la demanda, lo que deja los stocks finales al alza en Estados Unidos. El balance del grano amarillo fue a contramano de la soja, con mermas en la oferta por bajas productivas en Estados Unidos, al compás de caídas en el uso forrajero y en las exportaciones de maíz. Por último La perspectiva para el trigo estadounidense 2022/23 este mes es de mayores niveles de producción a los esperados por el mercado, mayor uso interno y exportaciones, y stocks finales reducidos.»

Antonio sabe que eso plantea escenarios bajistas para soja y alcistas para maíz y trigo pero ya hace tiempo que se convenció que a pesar de informes bajista o alcistas esas tendencias se ven permanentemente modificadas por factores exógenos. Y que lo único válido, tal como se lo viene diciendo Joana su hija, es asegurar precios y no dejar que su natural tendencia a suponer que los precios de los commodities siempre suben, arruinen los márgenes de su actividad.

Antonio sabe que Joana, asistiendo a los cursos que dictan en Agroeducación, se está preparando para usar todas estas herramientas que él tanto tardó en asimilar y que en pocos años más le van a permitir continuar con la producción agrícola que iniciara su padre a mediados del siglo pasado.

Finalmente decide encarar ese corto descanso para en algunos minutos volver a estar alerta y empezar a escuchar los precios que empiezan a manejarse en el mercado.

Por Eduardo Lombardo – Director de Aipsa+

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