Recría de hacienda, sobre avena, en el sur extremo del SOB. / Fotos: Prensa INTA Ascasubi
Por Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com
Buenos Aires, 17 de agosto (PR/22) .-  La Agencia de Extensión Rural de Carmen de Patagones persigue la fijación de los suelos y el mantenimiento de las especies de la flora autóctona.

   En efecto, la Agencia de Extensión Rural de Carmen de Patagones, junto al municipio del distrito, promueven el empleo de pasturas perennes para los sistemas pecuarios del secano.

¿El objetivo? La fijación de los suelos y el mantenimiento de las especies de flora autóctona.

Esta orientación productiva fue apoyada con un proyecto del Ministerio de Ambiente de la Nación, financiado por el Banco Mundial, que asignó recursos para dinamizar el Plan Forrajero Municipal.

Junto a la siembra de pasturas perennes de agropiro y de pasto llorón se promueve el empleo de pasturas naturales.

Comunidad vegetal con especies forrajeras de alto valor nutritivo..

“Se trata de un recurso forrajero puesto en valor por los investigadores del Centro de Recursos de Zonas Semiáridas en la Chacra de Patagones”, dijo el Dr. Miguel Angel Cantamutto, director de la Extensión Experimental Agropecuaria del INTA Hilario Ascasubi, en el distrito de Villarino.

“La adopción, y el ajuste de las tecnologías para el manejo de los pastizales, requiere un constante intercambio de experiencias entre los distintos actores”, agregó.

“Varios jóvenes productores y profesionales del sector están entusiasmados con los parámetros productivos que pueden lograr intensificando el uso sostenible de los recursos naturales del monte y el espinal”, sostuvo.

El tema se ha extendido y el debate, acerca del ajuste tecnológico, se plantea en encuentros grupales de productores promovidos por el Programa Cambio Rural o por el movimiento CREA (Consorcio Regional de Experimentación Agrícola).

Miguel Cantamutto (izq.), Francisco Zara y Sergio Cuello, durante la recorrida por La Lucía.

En ese contexto, el extensionista en Ganadería, Méd. Vet. Sergio Cuello, y el propio Cantamutto, visitaron el establecimiento La Lucía, cuyo administrador es el Ing. Agr. Francisco Zara, egresado de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

“El objetivo fue documentar el estado de situación de la propuesta de manejo ganadero conservacionista”, señaló.

“Pero también fortalecer un canal de intercambio de conocimientos sobre la modalidad productiva, a fin de acrecentar el alcance y la adopción de la tecnología”, añadió el Dr. Cantamutto.

El lugar

La Lucía es un establecimiento ganadero ubicado en proximidades de la estación J.B. Casás, en el centro este de Patagones.

Actualmente, La Lucía está administrada por la tercera generación de productores. Incluso, el ingeniero agrónomo Zara está radicado en el lugar.

“Se trata de un campo que cuenta con las condiciones climáticas del promedio de la región; es decir, suelos pobres y arenosos y presencia de sequías frecuentes”, explicó.

El monte de Patagones cuenta con el robusto beneficio natural, ya que la comunidad vegetal clímax está conformada por una buena parte de especies forrajeras de alta calidad.

Estado del pastizal al finalizar el pastoreo con alta carga instantánea.

Numerosos investigadores universitarios, incluyendo algunos de la Universidad Nacional de Río Negro, del Comahue, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, del Ministerio de Desarrollo Agrario y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, así como calificados productores profesionales, coinciden en que la comunidad vegetal natural original estuvo integrada por pastos de alta palatabilidad que crecían al reparo de especies arbustivas y arbóreas de bajo porte que formaban islotes.

“En su estado prístino, los grandes fuegos estivales controlaban el cerramiento del monte y favorecían el revenimiento de los pastos que eran consumidos por los herbívoros nativos”, admite el Dr. Cantamutto.

“La Lucía es un campo que reconoce un pasado agrícola, en el que el trigo tenía un rol protagónico y la ganadería era una actividad complementaria”, aseguró.

“El fracaso de numerosas cosechas, debido a severas sequías, y el desánimo ante algunos procesos de erosión que amenazaban la completa pérdida de los suelos, llevó a que se redireccionara la producción hacia una ganadería vacuna de cría con algo de recría”, describió.

Homogénea distribución del bosteo de buena calidad.

Este es el actual perfil del establecimiento. Habiendo crecido en el campo, y a poco de haber comenzado a manejar el establecimiento de la familia, el Ingeniero Zara observó que, en la comunidad vegetal espontánea de los potreros excluidos de la agricultura por más de diez años, predominaban las flechillas finas y el papoforo.

“El revenimiento de esos codiciados representantes de la flora nativa ocurría en simultáneo con un retroceso de la presencia de pajas duras, de baja calidad y el desplazamiento de especies introducidas como la flor amarilla”, aseguró el administrador del establecimiento.

También observó que los manchones de esas especies forrajeras, acompañadas de tréboles de carretilla y alfilerillo, se iban haciendo cada vez más grandes.

 Agropiro implantado en otoño de 2022.

“A partir de esas observaciones, comencé a ajustar el manejo de la cadena forrajera del establecimiento a fin de promover el revenimiento del pastizal natural”, indicó.

Para eso, el Ing. Zara incorporó un uso intensivo del alambrado eléctrico para delimitar parcelas en las que se aplicó una alta carga instantánea para el pastoreo con vacunos.

En los potreros muy cargados de pajas altas y duras, de baja calidad, el pastoreo con importante carga animal cuenta con acceso a un suplemento proteico líquido.

“Los vacunos lamen una solución nitrogenada para balancear la dieta incorporando, voluntariamente, la cantidad de proteína requerida de acuerdo con el consumo de las fibras de baja calidad”, explicó.

Pastizal con predominancia de pajas duras con baja presión de pastoreo.

“Y las bacterias del rumen se encargan de lograr que las fibras de baja calidad se transformen en compuestos energéticos bien balanceados con proteínas”, comentó.

Con estas prácticas, intensa carga y aporte proteico adicional, el Ing. Zara ha logrado que los vacunos consuman una alta proporción de las hojas de las pajas duras.

“Debido a su baja tolerancia al pastoreo, una alta presión de defoliación lleva al decaimiento del vigor de las pajas duras”, añadió —por su parte— el Dr. Cantamutto.

“Al ir muriendo, van perdiendo predominancia en la composición florística en beneficio de las otras especies de mayor calidad forrajera”, dijo.

Para lograr estas altas presiones de carga, en el establecimiento se están realizando mejoras en la distribución de las aguadas. En tal sentido, se persigue que la distancia máxima a las bebidas sea menor a 2.000 metros.

También se ha iniciado la conformación de nuevos montes de refugio, con eucaliptus, para lograr sombra y reparo para el bienestar de la hacienda.

La Lucía cuenta con potreros que se encuentran en diferentes etapas de esta sucesión vegetal secundaria. Y se resalta el continuo aumento del área ocupada por las flechillas de alta calidad, que se van dispersando en parches cada vez de mayor tamaño.

“La cadena forrajera se complementa con pasturas de agropiros que aportan forraje en los mismos períodos que los verdeos invernales de avena”, aseguró el Dr. Cantamutto.

“En La Lucía, la siembra de las pasturas de agropiro se realiza mediante prácticas de agricultura de conservación, manteniendo el suelo rugoso y con labores de siembra que cortan las principales pendientes”, admitió el director del INTA Ascasubi.

“En los agropiros degradados, luego de varios años de uso, es notorio el avance de las especies forrajeras espontáneas con alta proporción de flechillas”, sostuvo.

También dijo que, de acuerdo con la marcha del año, el buen empleo de las pasturas naturales se encadena con el pastoreo de una fracción de verdeos de avena y/o de sorgo.

Piquillines aislados dentro de pastizal recientemente pastoreado.

“Estos recursos, que se siembran aplicando resguardos de una agricultura de conservación, también se aprovechan mediante el uso de alambrados eléctricos con parcelas que se cambian cada dos o tres días”, expresó.

El Méd. Vet. Sergio Cuello acotó que, en total, el área sometida a labranzas es menor a una décima parte del total del campo.

“La carga media aplicada ronda entre 0,2 a 0,3 EV/ha. Con ese manejo, el rendimiento en carne supera los 40 kilos por hectárea”, dijo.

El empleo sostenible de los pastizales de La Lucía también ha favorecido la vuelta de la fauna nativa. Ñandúes y maras pueden verse por todas partes del establecimiento.

De aquella colonización a esta realidad

En el extremo austral bonaerense, el secano de Patagones está a merced de los vaivenes climáticos, en los que se alternan ciclos de lluvias favorables para los cereales de invierno con acuciantes períodos de sequía.

La colonización inicial de esa región, luego de la llegada del ferrocarril, propició el asentamiento de colonos provenientes de Eurasia, generalmente con fuerte vocación agrícola-triguera.

Dado el natural crecimiento de las familias rurales, las unidades productivas iniciales, generalmente de una o media legua, se dividieron en otras de menor tamaño, para albergar las nuevas familias.

El fuerte crecimiento de la agricultura del siglo pasado presionó sobre los suelos, que fueron perdiendo fertilidad y biodiversidad florística.

La escenografía no podría ser más elocuente en este invierno en el sur extremo provincial.

El área de influencia de la Agencia de Extensión Rural Patagones es el sur del partido, desde el río Negro hasta el paraje La Marca, área de secano entre las localidades de Villalonga y de Stroeder.

Allí se desarrollan las líneas de trabajo en apicultura, cerdos, huerta orgánica, implantación de pasturas perennes y megatérmicas y labranzas de suelo conservacionistas.

Los servicios que ofrece al productor son atención de consultas sobre reconocimiento y control de malezas y plagas, calibración de sembradoras, pulverizadoras, toma de muestras de agua para análisis de calidad, así como asesoramiento a productores sobre diferentes actividades.

Primicias Rurales

Fuente: LA Nueva – Bahía Blanca