Buenos Aires, 2 octubre (PR/22) — Cada 2 de octubre conmemoramos a nuestros ángeles custodios o ángeles de la guarda, los seres espirituales que nos acompañan en la vida cotidiana, y a quienes podemos acudir pidiendo su intercesión.

“Invoca a tu Ángel de la Guarda, que te iluminará y te conducirá. Dios te lo ha dado por este motivo. Por tanto válete de él”, decía San Pío de Pietrelcina, quien durante su vida tuvo una gran cercanía con su ángel custodio

El Padre Pío, el santo sacerdote de los estigmas, tenía una relación muy cercana con su ángel de la guarda.

Conoce estos cinco interesantes datos sobre el San Pío de Pietrelcina y su ángel guardián.

1. Creía que todos podían verlo

La Obra de los Santos Ángeles –asociación católica que propaga esta devoción y cuyos estatutos han sido aprobados por la Santa Sede– indica que desde pequeño, el P. Pío comenzó a tener visiones de su ángel guardián, Jesús y María. Su madre llegó a decir que él pensaba que todo el mundo podía verlo.

2. Juntos contra el demonio

En ocasiones, el demonio manchaba con borrones las cartas que le llegaban de su confesor y siguiendo el consejo de su ángel custodio, el santo rociaba con agua bendita las misivas antes de abrirlas y así podía leerlas.

“El compañero de mi infancia intenta suavizar los dolores que me causan aquellos impuros apóstatas acunando mi espíritu como signo de esperanza” (Carta. I,321), destacaba el santo sacerdote.

No obstante, cierta vez el Padre Pío estaba siendo golpeado por el diablo y llamó varias veces en voz alta a su ángel de la guarda, pero fue inútil. Más adelante, cuando el ángel se apareció a consolarlo, el Padre Pío enojado le preguntó por qué no había acudido en su ayuda.

El ángel le contestó: “Jesús permite estos asaltos del diablo porque su compasión te hace agradable a Él y Él quisiera que te le asemejaras en el desierto, en el jardín y en la cruz” (Carta I, 113).

3. Traducía las cartas

Si recibía alguna carta escrita en francés, el ángel custodio fungía de traductor. Una vez el Padre Pío escribió: “si la misión de nuestro Ángel Custodio es importante, la del mío es ciertamente más amplia, porque debe hacer también de maestro en la traducción de otras lenguas” (Carta I, 304).

4. Lo despertaba y rezaba con él

El santo fraile capuchino escribió: “Por la noche, al cerrárseme los ojos, veo bajarse el velo y abrirse delante el paraíso; y, confortado con esta visión, duermo con una sonrisa de dulce felicidad en los labios y con una gran tranquilidad en la frente, en espera de que mi pequeño compañero de mi infancia venga a despertarme y, de esta forma, elevar juntos las laudes matutinas al amado de nuestros corazones” (Carta I, 308).

5. Hablaba con otros ángeles de la guarda

“Si me necesitas –solía decir el santo a sus hijos espirituales–, mándame tu ángel custodio”.

Cierto día el fraile capuchino Alessio Parente se acercó al Padre Pío con algunas cartas en la mano para hacerle unas consultas, pero este no pudo atenderlo.

Más adelante, el sacerdote de los estigmas lo llamó y le dijo: “¿No has visto todos aquellos ángeles que estuvieron aquí alrededor de mí? Fueron los Ángeles de la Guarda de mis hijos espirituales que vinieron a traerme sus mensajes. Tuve que darles las respuestas rápidamente”.

El Padre Pío de Pietrelcina siempre reconoció y agradeció la función de “mensajero” del Ángel de la guarda y por ello recomendaba su devoción.

 

El fuerte lazo de amor de una madre hacia su hijo va forjando una conexión inexplicable, al punto de ‘intuir’ cuando ellos tienen alguna necesidad o están en peligro.

Cuando la distancia los separa, se puede recurrir a una oración para pedir su protección. Así lo expresó el Papa Francisco un 27 de agosto, día de Santa Mónica.

“Queridas mamás: como Santa Mónica, no os desaniméis nunca; rezad incansablemente por vuestros hijos”, escribió en su cuenta de twitter.

Asimismo, la Iglesia invita a que las madres pidan a quienes sí pueden protegerlos: el ángel de la guarda.

“Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión. ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio Magno). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios”, afirma el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 336.

Oración de una madre a los ángeles de la guarda de sus hijos

Humildemente los saludo,
¡fieles amigos celestiales de mis hijos!

Les doy gracias de todo corazón
por todo el amor y la bondad que les muestran.

En algún día futuro lo haré,
con un agradecimiento más digno
del que ahora se puede dar,
ante la corte celestial entera
reconociendo mi deuda
para con su guía y protector.

Sigan velando sobre ellos.
Provean todas sus necesidades de cuerpo y alma.
Oren, del mismo modo, por mí,
por mi esposo y mi familia entera,
para que sea todo el día
un regocijo en su bendita compañía.

Amén.

 

Fuente: ACI Prensa

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