Buenos Aires, 16 de noviembre (PR/22) .- Una cancha de fútbol profesional tiene alrededor de 60 millones de plantas de césped; cómo hizo Qatar para lograr superficies impecables en la Copa Mundial de Fútbol de 2022

Vista del estadio Al Janoub construido para la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Al Wakrah, Qatar, el 16 de diciembre de 2019. (Foto: Reuters)

Vista del estadio Al Janoub construido para la Copa Mundial de la FIFA 2022 en Al Wakrah, Qatar, el 16 de diciembre de 2019. (Foto: Reuters)

El portal de Agrocultura destaca que una cancha de fútbol profesional tiene alrededor de 60 millones de plantas de césped. Es mucho. Pero además de la cantidad tiene que se de buena calidad porque tiene que ser fuerte para resistir el pisoteo constante durante los partidos y los entrenamientos. También debe recuperarse rápido después de la intensidad de un partido y mucho más rápido cuando se usó bajo la lluvia o si se ve afectado por temperaturas extremas.

El césped de Qatar 2022: desafíos y reserva de 40 hectáreas

Bajo este marco, para la organización de la Copa Mundial de Fútbol de 2022‬‬ representó un desafío mayúsculo tener bien el césped para los partidos que se van a disputar en Qatar, en donde las temperaturas pueden trepar a valores extremos. Incluso en el invierno qatarí el termómetro puede llegar a marcar más de 35°.

En el Mundial de Qatar 2022, desde hace meses un cuerpo de profesionales de élite mantiene 144 campos verdes y exuberantes: ocho canchas de estadio y 136 campos de entrenamiento.

Para lograrlo, expulsan aire frío a través de boquillas directamente al césped, cuidando exuberantes parches de césped verde que contrastan contra el gris del desierto y el cemento de Qatar. Pero esto es solo uno de los “trucos” que los técnicos que trabajan en Qatar desarrollaron para el césped del Mundial.

“Las condiciones meteorológicas y el clima, junto con el nivel de criterios de rendimiento que nos hemos fijado, hacen que sea extremadamente difícil desarrollar el producto que necesitamos. Pero lo logramos”, comentó a Reuters Haitham Al Shareef, un ingeniero civil sudanés que ha trabajado en canchas de Qatar desde 2007.

 

Al Shareef contó que Qatar transporta anualmente 140 toneladas de semillas de césped desde Estados Unidos en aviones con clima controlado. Al mismo tiempo, las canchas se riegan con agua de mar desalinizada, en un proceso que consume mucha energía y quema la riqueza de gas natural del país.

El técnico de Qatar 2022 comentó que cada cancha requiere 10.000 litros diarios de agua desalada en invierno y 50.000 litros en verano.

Además, algunas variedades de hierba se inactivan a medida que aumentan las temperaturas y el raigrás (Lolium perenne) de invierno echa raíces, lo que hace que el crecimiento adecuado sea un desafío.

De esta forma, los profesionales del césped sembraron raigrás durante septiembre, en una práctica que durante los últimos tres años les otorgó canchas duraderas.

Qatar también ha contrarrestado el riesgo de brotes de hongos y enfermedades con un estricto régimen de mantenimiento. Esto incluye cócteles químicos, cortadoras de césped que aspiran los escombros y un sistema subterráneo que absorbe el exceso de humedad, explicó a Reuters un consultor de campo de la UEFA.

“Estás a un brote de enfermedad del fracaso”, dijo el consultor Dean Gilasbey, quien ha capacitado a profesionales que se dedican al césped en todo el mundo.

Otro truco de Qatar 2022 es una reserva de césped de 425.000 metros cuadrados, equivalente a unos 40 campos de fútbol, ​​que está en un campo al norte de Doha.

Mohamed Al Atwaan, quien trabajó como gerente de proyecto en el Estadio 974, el primer estadio desmontable del mundo, destacó que esta reserva de césped se puede cosechar, transportar en camiones a un estadio y dejar el campo listo para jugar en tan solo ocho horas.

Reuters agregó que los organizadores se han negado a decir cuánto le ha costado el programa de césped a Qatar, aunque se estima que este país rico en energía gastó miles de millones en infraestructura durante la última década para prepararse para el evento.

Los secretos del césped profesional

El portal Agrocultura agrega que, en la actualidad, las canchas tienen distintas variedades de césped y en muchos casos, son tipos de pastos especialmente desarrollados para los clubes y estadios.

Por todo esto, dar y obtener con estos tipos de césped es todo un desafío para los ingenieros agrónomos.

Para evaluar la resistencia al tránsito en un tipo de pasto específico, por ejemplo, es muy difícil y costoso. Primero porque se debe probar en la realidad y probando distintos métodos de sembrado, riego, etc. Por eso se simula con una maquinaria especial que simula las pisadas de los jugadores. Se prueba en pequeñas parcelas y “panes” generalmente de unos pocos metros cuadrados.

Pero con los años, a pesar de estos desafíos, se obtuvieron buenas variedades de césped aptas para el deporte en estadios. Hay varias especies de gramíneas (“pastos”) que habitualmente se usan. La gramilla (cuyo nombre científico es Cynodon dactylon) es una especie resistente al pisoteo, al calor y la sequía. Se usa para parques públicos y estadios de fútbol.

El más usado es el raigrás (Lolium perenne) porque se adapta bien a climas variados y también se banca el pisoteo intenso y constante. La festuca (Festuca arundinacea) es todoterreno, porque resiste el pisoteo y necesita poco mantenimiento, aunque es poco denso y por eso se lo usa en mezclas con otras especies para lograr cobertura total.

En la actualidad, la “bermuda híbrida” es el césped más usado en los estadios. Fue mejorada para soportar el pisoteo intenso y recuperarse rápidamente después de los partidos. Existe, además, una variedad llamada Raigrás Perenne FABIÁN, desarrollada por una empresa especializada en mejoramiento de pastos para césped, y que es ideal para campos deportivos porque además de resistir al estrés por pisoteo, es resistente a la falta de agua. Esto es clave, porque no hace falta regar tanto la cancha y así ahorrar un recurso valioso como lo es el agua.

El desarrollo de nuevas variedades de césped es un trabajo intenso y continuo, y está en manos de especialistas, llamados fitomejoradores. Se lleva a cabo tanto en empresas privadas como en instituciones públicas. Su desarrollo en cuanto a investigación puede llevar mucho tiempo (unos 20 años) y por último, no es nada económico. Un programa de mejoramiento puede costar unos 250 mil dólares por año y de ahí para arriba.

Está claro que para salir campeón no solo se necesitan goles, sino también una buena cancha.

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Fuente: Agrofy News