FICCIONES

Buenos Aires, 23 de noviembre (PR/22) .- Nos hemos acostumbrado a movernos en un país de ficciones. Con múltiples realidades paralelas. Lo hacemos a disgusto, sin resignarnos y dando pelea, pero al final del día con una mayoría ciudadana aceptando esa ficción. Con gobernantes y políticos viviendo y hablando desde una realidad paralela y contradictoria. Hay varios ejemplos:

  • La vicepresidenta Fernández hablando maravillas “de cuando eran gobierno”, recién bajada del helicóptero presidencial y anunciando que ella y su grupo son “el cambio” luego de haber gobernado 15 de los últimos 19 años.
  • El viceministro de economía Rubinstein planteando los errores de política económica del gobierno, reconociendo que no hay consenso interno para un plan estabilizador y a su vez defendiendo un control de precios en el que no cree, e indicando que “en algún momento” se va a devaluar, como si no se estuviera devaluando a un ritmo superior al 6% mensual y dando dólares especiales a diferentes sectores.
  • El ministro Massa habla de haber cambiado las expectativas luego del desastre del ministro anterior (que por casualidad fue ministro del mismo gobierno…) mientras se sostiene alta la inflación, aumenta la pobreza, caen las reservas del Banco Central, se restringen importaciones y se limitan exportaciones. O sea, lo mismo que hacía el anterior, pero con tolerancia política..
  • El presidente Fernández ha dado tantas muestras de ficción que nos cuesta elegir una, aunque podríamos resaltar una vieja y simpática declaración de campaña donde resaltaba que “nunca más nos vamos a pelear con Cristina”.
  • Sindicalistas históricos aceptando mansamente el deterioro salarial de sus representados cuando en otra época se ocupaban de parar el país por mucho menos.
  • Y parte de la oposición resaltando el hecho de que “siguen unidos” y son alternativa de poder mientras muestran en público, y de mala manera, sus diferencias y recelos.

Y podríamos seguir enumerando ejemplos. Resaltando como este tipo de personas se elogian a sí mismas y nos psicopatean con sus palabras y contradicciones, mientras el país recorre un sentido descendente en todos sus parámetros medibles. Gente que habla de “el esfuerzo que hace el Estado” como si los fondos no salieran de los que pagan impuestos. La gente de a pie, las empresas, se desenvuelven en el mundo real y no en ese mundo de ficciones que nos quieren imponer. Teniendo claro que los problemas empiezan a resolverse cuando el diagnóstico es honesto y acertado, y cuando los protagonistas priorizan el hecho de querer mejorar en serio y no el hecho de querer “salvarse” política, electoral o económicamente. Menos ficción y más realidad. Menos sarasa y más compromiso real. Menos piratas y más patriotas. Es por ahí.

EL CLIMA SIGUE COMO PROTAGONISTA

Es el tercer informe consecutivo donde casi lo único que importa para el agro a cielo abierto es el clima. Ha llovido en estos días en varias regiones, en algunas de forma insuficiente. Las heladas muestran ahora el enorme daño causado. Los pronósticos muestran un leve cambio de tendencia, pero con lluvias insuficientes. La primavera va terminando y el pasto que no se produjo ya no será. Los cultivos de invierno están jugados y mostrarán la primera cara visible de esta crisis climática con consecuencias financieras para el productor, macroeconómicas para el gobierno y sociales para la enorme red de personas que vive de estas cadenas de valor. El otro impacto ya concretado es el atraso en la siembra de girasol, maíz y soja. Esto genera no sólo un potencial menor rendimiento sino un atraso en la aparición de mercadería, lo cual tendrá un posible impacto sobre los precios de los granos entre marzo y mayo. La dimensión del daño sólo es comprendida por los que están cerca de los negocios.

LA MACRO EN LA MICRO

La inflación no afloja y sigue por encima del 6% mensual. Los dólares no oficiales (MEP. CCL, blue) corrigiendo hacia arriba, lo que ubica la brecha con el dólar oficial cerca del 100%. Con el desempeño actual del BCRA emitiendo sin respaldo, pagando tasas impagables por las Leliqs y con nula capacidad de acumular reservas sin aplicar medidas artificiales (dólar soja), el escenario para el 2023 no será el del presupuesto que aprobó el Congreso en estos días. Otra ficción. Estas acciones, sumadas a la cada vez mayor restricción de dólares para importar, va a potenciar el actual faltante de insumos (traten de conseguir cubiertas…), va a parar líneas de producción y va a hacer que las cosas no tengan techo de precio. No es un pronóstico, es un hecho, y ya está ocurriendo. Todo indica que el principal objetivo del oficialismo económico es “llegar” al cambio de gobierno y pasarle el ajuste al que venga, sea quien sea. Y por lo tanto sin importarle que las medidas que tome sean paños fríos para hoy y bombas de profundidad para mañana. Es imposible que esto no afecte la micro, que no haga bajar el ritmo de las inversiones y generación de empleo, que no aumente la conflictividad social y quizás los hechos de inseguridad. Las empresas que están en algún eslabón de la cadena agroalimentaria tienen elementos y motivos para apretar los dientes y aguantar hasta que haya un cambio de expectativas. Porque el mundo necesita los alimentos que produce la Argentina. Pero no se puede pretender que ese “aguantar” no tenga consecuencias sobre la economía real. La micro se defiende de la macro. Siempre, siempre, el otro también juega. Esta tensión genera muchos más perdedores que ganadores. Y hará más difícil reconstruir lo destruido. Habrá que hacerlo igual, pero se corre el riesgo de perder actores económicos valiosos en el camino.

EN QUÉ ANDAN LAS EMPRESAS 

Comenzando la cosecha de fina en algunas zonas, empieza a verse el daño de la combinación de sequía más helada. Mermas de rindes y mermas de calidades que serán distintas inclusive en el mismo lote o lotes cercanos. Existe cierta “tensión” entre las compañías aseguradoras y los productores agropecuarios en el reconocimiento de daños por heladas. Empresas de insumos con dificultad de cumplir sus planes de venta y pensando cuánto de lo vendido habrá que refinanciar. Las empresas en general debaten el momento y monto de las actualizaciones de salarios a realizar en sus nóminas con una inflación pronosticada del 100% y retraso cambiario. El atraso en las siembras de gruesa, saca a los cultivos de la ventana “ideal”, lo que en definitiva compromete potencial de rinde.

Economías regionales con pérdidas muy significativas, irreversibles y la producción de leche y carne “tocadas”. La merma general físico-productiva traerá como consecuencia un daño económico que tendrá su impacto o dimensión real en el mes de abril/mayo. Menor producción, menos todo, cosecha, transporte, embolsado, ventas, servicios, etc.

No hay real dimensión del daño actual y potencial y su correspondiente impacto en las economías locales, regionales y nacionales, sólo estamos viendo la punta del iceberg en formato mundialista.

BUENAS NOTICIAS 

NEGOCIO AGRÍCOLA

Las sucesivas intervenciones parciales del Estado sobre los mercados locales (cuotas de exportación, fideicomisos, etc) a la cual se le agrega la medida del gobierno de permitir que los exportadores de trigo retrasen los embarques por 360 días, más la posibilidad en breve de un nuevo “dólar soja”, no hacen más que distorsionar el mercado local. Mientras que en el mercado internacional las noticias no son muy distintas a las de hace treinta días. Un mercado que se debate entre las consecuencias y las noticias del conflicto Rusia-Ucrania, los fundamentals y la desaceleración económica mundial. Todo lo anterior no hace más que complejizar el seguimiento y la toma de decisiones en la fijación de precios y venta de mercadería. Dentro de este esquema hay cultivos donde es más “fácil” o se poseen más herramientas para la toma de decisiones como el trigo, la soja y el maíz y otros más complejos como la cebada y el girasol. La recomendación sigue siendo la misma ante este panorama: altas posiciones de coberturas, flexibles, con bajo nivel de compromiso físico.

Algunas empresas combinan la cobertura en el mercado local, con posiciones en el mercado externo (CBOT), pero por supuesto solamente para algunos granos.

NEGOCIO GANADERO

El precio del kilo vivo, en cualquier categoría, vale igual o menos que hace cuatro meses. En pesos tal cual y con una inflación que avanza a toda velocidad. Las razones ya las hemos enumerado en informes anteriores, pero aún persisten: más kilos ofertados (por mayor eficiencia y por la sequía), consumidor argentino sin capacidad de absorber aumentos relevantes (aunque la carne en mostrador ha aumentado), China y Europa con menores volúmenes importados, y sobre todo pagando precios mucho más bajos en dólares respecto al año pasado. Y este escenario se da con alimentos caros para suplementar y con menor producción forrajera en los campos. Un combo letal. Todo indica que en el corto plazo hay pocas señales que marquen un escenario diferente, salvo un potencial repunte en la demanda China. Esto está pegando también en el precio del ternero, ya que los engordadores no pueden absorber una relación flaco/gordo tan desfavorable. Es triste imaginar que en este escenario sigue habiendo impuestos a la exportación y que cuando los precios suban (porque van a subir) el gobierno se ocupará de señalar como culpable de la inflación a la carne. Agotador.

NEGOCIO LECHERO 

El precio de la leche Siglea en octubre fue de 58,39 $/litro (818,44 $/kilo de sólido), lo que representa un aumento del 75,5% respecto al año anterior. Sigue por debajo de la inflación, pero con una leve mejora en la tendencia de estos dos últimos meses. La producción de litros de leche en el período enero-octubre de este año es levemente superior a la del año pasado (+0,6%) lo que permite inferir que el productor tambero todavía considera que “se sale produciendo”. El mercado de exportación, aún con dificultades, ha aumentado un 7% las toneladas exportadas (leche en polvo y quesos a la cabeza) pero más de un 30% en valor. Este mercado externo absorbe cerca del 25% de la leche. El resto debe ser absorbido por un mercado interno bastante deprimido en su capacidad o voluntad de pago. Los costos de producción (alimentos, fertilizantes) se han sostenido en valores altos en dólares, erosionando la potencial rentabilidad. Hay que recordar que esta actividad es intensiva en mano de obra tanto a nivel de campo como de industria y servicios. Ya ha pasado en años anteriores que se cierren tambos en este tipo de coyunturas difíciles. Esta actividad necesita con urgencia, al igual que la mayoría, una reducción tanto de los impuestos distorsivos como de la presión fiscal.

Fuente:

Primicias Rurales