Varias empresas se apoyan en la nueva medida para activar las ventas de máquinas. Pero ¿los productores están recibiendo el beneficio pleno?

Buenos Aires, 1 de diciembre (PR/22).- La implementación del Dólar soja II promovió que varias empresas de máquinas agrícolas salieran a incentivar las ventas con la nueva medida como ingrediente.

Sin embargo, los productores no reciben el beneficio pleno del tipo de cambio diferencial que regirá temporalmente.

De acuerdo con el último Informe Macroeconómico de CREA, el productor recibe una mejora marginal en la cotización de la oleaginosa.

En esa situación intervienen varios factores que deben ser analizados a fin de visualizar el real impacto de la disposición oficial.

¿Alivios?

“Existen varios problemas asociados al carácter acotado, parcial y transitorio de la medida”, indica el informe.

“Fundamentalmente, se continúa interviniendo en el funcionamiento de los diferentes mercados, sumando así diversas distorsiones a los incentivos de los agentes y en el sistema de precios de la economía local”, agrega.

“Más en detalle, la medida surge de las urgencias que atraviesa el Gobierno en el mercado de cambios”, puntualiza el informe

“En efecto, tras la primera ronda del dólar soja en septiembre, el Banco Central retomó rápidamente una posición vendedora y, en noviembre, llevaba un saldo negativo de U$S 987 millones frente a un rojo de U$S 634 millones en igual período de 2021 (del 1 al 25 de noviembre)”, expresa CREA.

“Más aún, esta dinámica se produjo en un contexto de fuertes restricciones a las importaciones”, añade.

“Así, puede observarse que el dólar soja tiene la capacidad de aliviar los problemas cambiarios, pero no de solucionarios”, afirma el informe.

“En última instancia, la escasez de divisas responde a la elevada brecha cambiaria que se origina a su vez en las inconsistencias de la política macroeconómica local”, agrega.

Urgencias

“Hacia adelante, en un contexto de reservas bajas, y con una cosecha fina muy disminuida debido a las adversidades climáticas, las perspectivas para los meses de verano ciertamente no lucían alentadoras, reforzando el atractivo del restablecimiento del programa”, considera CREA.

“Adicionalmente, la forma de implementación pone el costo de la medida en el Banco Central, que debe emitir pesos adicionales para comprar los dólares de los exportadores a la cotización establecida, y permite al Tesoro hacerse de recursos para mantener una política fiscal más expansiva sin necesariamente incumplir más metas del FMI”, añade.

“Ambos factores continuarán vigentes el año que viene. Incluso, la necesidad de expandir el gasto sin incumplir con el FMI se verá reforzada por las elecciones y la escasez de divisas puede verse agravada en caso de que la sequía también afecte a la cosecha gruesa”, asevera el informe.

“De esta manera, es probable que la actual reapertura del dólar soja, bajo esta u otra modalidad, no sea la última”, advierte.

“Más allá del costo de la medida en términos de emisión monetaria, y de las distorsiones a los incentivos del sector agropecuario y al sistema de precios, parece claro que el Gobierno prioriza la estabilidad del tipo de cambio oficial frente a otros objetivos”, dice CREA.

“Y, en ese marco, el dólar soja ofrece un alivio al mercado de cambios sin requerir de un programa más integral para su implementación”, agrega.

¿Mejoras?

“Desde el punto de vista del productor, la mejora en el tipo de cambio ´adelanta´ valores de la cotización del dólar que, al ritmo de depreciación del dólar actual, no iban a producirse hasta dentro de cinco meses (abril 2023)”, analiza el informe.

“Además, al compensar el efecto de los derechos para la exportación a la soja, comprime la brecha entre el precio internacional y el local del producto, si bien todavía existe una gran distancia entre ambas variables dada la elevada brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo”, evalúa.

“Sin embargo, durante el ´dólar soja 1´, si bien la cotización local de la oleaginosa en pesos registró un aumento, el precio recibido en dólares cayó a partir de la implementación del programa, y continuó bajando a lo largo del mes, para recuperarse apenas finalizó la medida”, sostiene CREA.

“Un punto importante es que la “penalidad” parece haberse ido incrementando durante el tiempo y el menor valor de la cotización en dólares se alcanzó en el último día hábil del mes”, añade.

“Es decir, el precio recibido por los productores en pesos estuvo por debajo del valor teórico si se hubieran sostenido los valores en dólares pagados en el mes anterior (agosto) multiplicados por el nuevo tipo de cambio”, dice el informe.

Claves

“Si bien en septiembre los precios de la soja bajaron en Chicago (-3,1%), la caída local excedió largamente a esa cifra (-21%), por lo que, el efecto observado difícilmente responda al comportamiento del mercado internacional”, argumenta.

Es decir, la medida incorpora otros factores que influyen en los comportamientos de los agentes y en los precios.

“El comportamiento se está replicando en la actualidad: la cotización observada en pesos ($ 85.000 por tonelada) se encuentra por debajo del valor “teórico” esperable de $ 101.890 por tonelada”, remarca CREA.

Ese valor surge de multiplicar al valor en dólares por el nuevo tipo de cambio, o del mismo modo, es menor al valor promedio mensual en dólares de noviembre, multiplicado por el nuevo tipo de cambio ($ 96.600).

“En suma, al productor el ´dólar soja´ le permitiría obtener una mejora marginal en el precio”, concluye el Informe Macroeconómico.

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