Buenos Aires, 26 enero (PR/23) — En una campaña atravesada por la sequía y con falta de lluvias en floración, numerosos productores de la región pampeana ya saben que sus maíces de primera prácticamente no darán espiga y además están urgidos por la necesidad de comida para sus animales. En este marco, el Ing. Agr. Santiago Gadea, técnico de Advanta, hace una revisión de los conocimientos y experiencias para poder picar esos maíces en el momento óptimo, clave para un ensilado de calidad, aún con escaso grano.

“La campaña de maíz vino muy complicada, desde el comienzo no había humedad en el perfil de los suelos y muchos productores que iban a sembrar maíces de primera lo hicieron en una fecha tardía, a excepción de aquéllos que contaban con napas más superficiales o los que no tenían otra opción. De cualquier modo, a posteriori, el clima no acompañó y la planta sufrió un severo estrés hídrico”, dijo Gadea, en diálogo con Valor Carne.

Santiago Gadea

Hoy, se pueden ver maíces en el campo que casi no tienen espigas y que deben destinarse a picado. “Si bien serán materiales de baja calidad nutricional, porque son muy pobres en almidón, aportan fibra y un buen proceso de ensilado es la base para producir kilos de carne”, planteó.

El paso a paso

Un aspecto fundamental del buen ensilado es picar el material en el momento óptimo, o sea, cuando el contenido de materia seca (MS) del cultivo alcanza entre el 33 y el 40%, que es un nivel adecuado para el proceso de fermentación.

“No hay que dejarse llevar por el estado visual de las hojas, por más que se las observe deterioradas, marrones, representan normalmente un bajo porcentaje de la planta e inciden poco sobre el contenido de humedad total”, advirtió.

En tal sentido, el tallo, la espiga y el grano acumulan la mayor parte de esa humedad. “La proporción de hojas en el momento de picado es relativamente baja, 19 a 20%, y constante. Por lo tanto, se debería hacer un muestreo de la materia seca de todos los componentes de la planta para determinar el punto óptimo para ensilar”, explicó.

Seguidamente, el técnico presentó un ensayo realizado por el INTA Manfredi con materiales de Advanta, sembrados tardíamente, el 8 de diciembre, en la campaña 2017-2018, sin una sequía extrema como la actual.

Participación de hojas, tallo y espiga en la planta entera
(en % de MS).

Material % Participación (%MS)  %MS Planta entera
Espiga Tallo Hoja
ADV 8112 VT3P 49 32 19 36%
ADV8560 T 51 29 20 36%
ADV 8101 MGRR2 53 28 19 35%
ADV 8319 MGRR2 46 34 20 36%

Resultados de la campaña 2017-2018 en la EEA INTA Manfredi, Córdoba. Convenio INTA-ADVANTA.

“En años normales el 50% del rendimiento de materia seca lo explica la espiga. Pero esta participación no se repetirá en las siembras tempranas de esta campaña. Sí podría darse en las más tardías, si siguen acompañando las lluvias que cayeron en los últimos días”, comentó.

Otra cuestión a tener en cuenta en esta oportunidad es que las tasas de desecación promedio de los maíces pierden relevancia. “Las plantas estresadas por la sequía se secan más rápidamente ya que no crecen en forma tan activa, en especial en los días en que la temperatura es muy alta y hay fuertes vientos secos”, aseveró Gadea, citando bibliografía sobre el tema (McFadden, et., al. 2001).

Mientras los maíces sembrados en ambientes normales tienen una tasa de desecación o ganancia de materia seca diaria del 0,5%, los que atraviesan condiciones cálidas y secas, suelen llegar a 0,8 a 1%. Es por ello, que estos cultivos deben monitorearse con más frecuencia (Sulc et al. 2014).

Para ganar la pulseada contra la sequía es necesario chequear al menos cada 10 días el contenido de materia seca, de modo de poder determinar el momento óptimo de picado. ¿Cómo se evalúa? “En condiciones normales es más fácil, se mide cuando la planta tiene la espiga formada y está por llegar al estado fenológico R5, un tiempito antes, para picar cuando alcanza el 35% de MS, que es el óptimo, cercano al R5.5”, señaló.

En la situación actual, en la que prácticamente no hay espigas, hay que evaluarlo varias veces. ¿Qué ocurriría si se pica antes? “Si hago un silo bolsa, por ejemplo, se podrá acumular agua debajo y eso llevará a una mala fermentación, o sea, a un material de baja calidad”, alertó.

¿Los productores miden la materia seca? “En los campos más tecnificados sí, aunque un gran porcentaje no chequea si el maíz está en su mejor momento para picar. Es importante que todos aprendan a hacerlo y adopten la práctica”,  aseveró.

¿Cómo determinar el porcentaje de materia seca a campo?

– Tomar muestras de 6 a 9 plantas representativas de cada lote, cortando las misma a la altura estimada de picado. Si hay espiga hacerlo a partir del grano lechoso.
– Procesar para homogeneizar las muestras (es recomendable el uso de chipeadoras).
– Pesar 100 g de la muestra y colocarla en un recipiente de vidrio.
– Llevar al microondas y poner junto a este recipiente un vaso de agua, con un trozo de madera para evitar que las burbujas provocadas por la ebullición, caigan en el recipiente del forraje.
– Colocar la potencia del microondas al máximo y dejarlo 15-20 min. Luego realizar ciclos de 5 minutos, revolviendo el forraje entre cada uno.
– Pesar hasta lograr un valor constante en 3 repeticiones. Cuando se llega al mismo peso reiteradamente, significa que toda el agua del forraje se evaporó y que en la muestra solo queda la materia seca.
– Realizar el cálculo del porcentaje de materia seca dividiendo el peso final sobre el inicial y multiplicando por 100. Ese será el porcentaje de materia seca del forraje.

“Una vez picado el cultivo, lo ideal es que el silo fermente al menos 30 días y monitorear qué está pasando adentro, cómo evoluciona el proceso, haciendo un seguimiento de las temperaturas, para lograr un material de calidad”, aconsejó.

En síntesis

En situaciones con alto estrés hídrico y térmico, resulta indispensable el monitoreo constante de la materia seca para determinar el momento óptimo de picado.

La pérdida total o parcial de hojas basales puede resultar engañosa. La línea de leche de los granos, si los hay, como indicador del grado de maduración, también pierde su capacidad de diagnóstico. A su vez, las tasas de desecación promedio de los híbridos, evaluados en condiciones de mayor disponibilidad hídrica, dejan de ser relevantes, por lo tanto, tampoco son un indicador confiable sobre el cual basar la planificación del momento de picado.

Para finalizar, Gadea destacó que “desde Advanta, la tarea no se limita a producir semilla, sino que también acompañamos al productor para tomar mejores decisiones en el manejo del cultivo y poder transformarlo en más kilos de carne”. En esa línea, “un punto importante, sobre todo este año, es analizar el silo para conocer qué nutrientes contiene y poder hacer los ajustes necesarios para formular la ración en forma precisa”, concluyó.

Por: Ing. Agr. Liliana Rosenstein
Editora de Valor Carne

 

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