Por Ignacio Iriarte.
Buenos Aires, 1 de junio, (PR/23) .- Tras las turbulencias de China y del ámbito local que confluyeron en la caída abrupta de los valores reales de la hacienda, luego del máximo histórico de 2022, el analista explica qué se espera cuando vuelva el pasto y mejore el tipo de cambio hacia fines de 2023. Un juego que anticipa hacia dónde va el negocio ganadero.

En un mercado ganadero condicionado por la sequía, la depresión de los valores que paga China por la carne, el atraso cambiario, la altísima inflación y la incertidumbre electoral, el Lic. Ignacio Iriarte analiza qué podrá suceder con los precios de las distintas categorías de hacienda de aquí en adelante. En una entrevista con Valor Carne desgranó cómo podrían impactar las lluvias que le pondrían fin a la falta de pasto, una posible devaluación y la ansiada recuperación del primer importador del mundo, que habitualmente compra más en el segundo semestre del año. Un anticipo de lo que viene, con distintos escenarios para el negocio ganadero.

“Hace un año obteníamos los precios más altos de la historia en moneda constante. En marzo, abril y mayo pasados, con la presión compradora de China, una oferta ganadera normal se encontraba con una demanda que había crecido enormemente”, recordó Iriarte.

¿Qué pasó desde entonces para que hayamos caído tan abruptamente? “En principio bajaron un 35% los precios que paga China por la carne, de la mano de la peor fase de la pandemia. Que un mercado, que representa el 80% de las exportaciones argentinas, nos pague tanto menos, ha tenido un impacto extraordinario”, aseveró. Y agregó: “Otra causa bajista, ya a nivel local, es que el gobierno desde mayo del año pasado ha seguido atrasando el tipo de cambio en términos reales”. En este marco, prosiguió: “el poder de compra de la industria, que era el factor más dinámico en la formación de los precios de la hacienda, cayó 37% en términos reales, en un año y medio”.

En concreto, “los precios tan altos que pagaba China disimulaban el atraso del tipo de cambio. Ahora que cayeron, que el Rey está desnudo, se evidencia el rezago brutal del dólar oficial como herramienta antinflacionaria que usó el gobierno todo este tiempo”, subrayó.

A esto se agrega que la oferta de hacienda está un 10-12% más alta que el año pasado a causa de la sequía, frente a un consumo de 50 kg/hab/año que se resiste a la baja pero que no sube.

Todo esto llevó a que el precio del novillo cayera un 25% en un año en términos reales. El novillito del consumo retrocedió un 23%, la vaca conserva, un 50% y la vaca gorda y el ternero, un 40%. “Acá se advierte que la baja de precios más acentuada ha sido en las categorías que vende el criador lo que provocó una merma muy fuerte de su rentabilidad”, apuntó.

¿Y el feedlot? Por el contrario, “con una compra-venta tan favorable, pasó de perder $20 mil por ciclo de animal engordado, en diciembre-enero, a ganar $20 mil ahora, incluso atrayendo inversiones ya que buena parte de la hacienda es de la industria”, explicó Iriarte, aludiendo a que la ocupación está en los niveles récords históricos para el mes de mayo: 1.900.000 cabezas.

El Rey desnudo

Una buena noticia es que las exportaciones se mantienen en niveles importantes. A pesar del contexto turbulento, la Argentina encontró un piso de 900 mil toneladas anuales, aunque a costa de precios FOB más bajos y con un tipo de cambio muy inferior al de un año atrás.

En ese sentido, una de las grandes incógnitas en lo que resta de 2023 es que pasará con el tipo de cambio oficial. ¿Hasta cuándo podrá sostenerlo el Gobierno? “Si no puede resistir hasta a las elecciones y tiene que hacer un salto discreto, digamos de 30-40%, eso de por sí impactará favorablemente en las exportaciones”, sostuvo.

¿Pero qué pasa con China? “En estas últimas tres o cuatro semanas, está ensayando una nueva baja de los precios que paga por la carne, lo cual es muy importante, porque coincide con la salida obligada de la hacienda a causa de la seca”, dijo Iriarte, refiriéndose al momento de mayor oferta estacional de vacas cuyo destino casi único es ese mercado.

A partir de diciembre, cuando se liberó la circulación tras la pandemia, los exportadores comenzaron a visitar China esperando un boom de consumo, pero encontraron que hay muchos restoranes cerrados y un gran volumen de carne acumulado. “No le creíamos a los importadores porque son comerciantes muy difíciles, pero ahora se confirma que la demanda de las cadenas de food service, que son las que básicamente nos compran a los países sudamericanos, están por debajo de lo esperado”, reconoció.

La presión bajista del primer cliente internacional ya tiene su correlato. “Brasil ha vuelto con fuerza a China (después del caso de vaca loca atípico), que además le está habilitando una media docena de plantas nuevas, grandes, lo que redundará proporcionalmente en los volúmenes embarcados”, advirtió, detallando que la industria brasilera provee del 40% de la carne que importa el gigante asiático. Pero, por lo pronto, “los exportadores del país vecino ya han aceptado valores inferiores, tienen un novillo 20-25% más barato que el nuestro, están muy competitivos, con mucha carne”, reveló.

¿Se dará vuelta la taba?

El mayor efecto de la sequía es la caída abrupta del valor de la hacienda y de la rentabilidad de los criadores. “Tienen un capital menor, con menos vacas porque se han tenido que desprender de las mismas para aliviar la carga o porque han quedado vacías. Destetaron con 20-30-40 kilos por debajo de lo normal y saben que en el segundo semestre se encontrarán con 7-10% menos de terneros que el año anterior”, describió.

¿Cómo se expresará todo esto a nivel país? “Habrá una disminución de 300 a 500 mil vacas, dato que se dispondrá a fin de año, cuando la Secretaría de Agricultura de a conocer el stock. Y se espera un millón a un millón y medio menos de terneros. Esto sin tener en cuenta que para los meses venideros se cuenta con el 50% de las reservas forrajeras normales”, anunció.

Según los climatólogos, el próximo invierno traerá fríos moderados. “El Niño es un hecho y ya se está expresando en muchas partes del mundo que tuvieron secas, con fuertísimas lluvias. A la Argentina todavía eso no llegó, pero podrá llegar más adelante”, aseveró, aunque no se sabe cuándo ocurrirán.

“Si se dan a fin del invierno, seguirán las ventas adelantas de vacas, con faenas de las más altas de la historia, solo comparables con algunos meses de 2009. Si recién se dan en forma generalizada en septiembre y tenemos una primavera con buen pasto, se pasará a una retención muy fuerte, más aún ante la incertidumbre de las PASO”, anticipó.

Para Iriarte, no es aventurado pensar que “este panorama tan malo de precios actuales se de vuelta, especialmente para el ternero de invernada y la vaca, a partir de agosto a septiembre, cuando el productor, necesitado de reponer las cabezas que perdió durante la seca, venda lo menos posible, en un contexto de 10% de inflación mensual”.

¿Qué se espera para el feedlot? “Con el nivel de encierre de hoy en día habrá tres o cuatro meses más de alta salida de gordo, por lo que la recuperación de los precios reales no será posible tan pronto, pero sí tendiendo a fin de año”, respondió.

En esa línea, la demanda de China, que en estos días no trae buenas noticias, podría empezar a activarse de cara a las fiestas de su año nuevo (febrero). “En el primer trimestre del año la economía creció el 4,5%. No es un récord, pero sí una gran recuperación para los niveles del año pasado. ¿Llegó al consumo de carne? No, llegará una vez que se remuevan los stocks acumulados durante la pandemia. Entonces, podrán mejorar bastante los volúmenes comprados y un poco los precios”, indicó.

Sin embargo, esto se enfrentará a una oferta argentina limitada por cuestiones estacionales y porque, sequía mediante, se vendió por adelantado mucho más de lo habitual. “En los últimos tres o cuatro meses del año tendremos faenas de un millón de cabezas mensuales, cuando hoy son del orden de un millón doscientas cincuenta mil”, diagnosticó.

Para finalizar, Iriarte resaltó que “en los diferentes escenarios posibles hay razones para pensar que en los últimos meses del año, los precios de todas las categorías de hacienda van a ser sensiblemente mejores que los actuales. ¿Podrán recuperar los niveles récord de hace un año? Me parece difícil, pero no van a estar lejos”, concluyó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

Primicias Rurales