Foto Courtesy of Naty and Hendrick
Buenos Aires, viernes 18 julio (PR/25) — De apóstatas a misioneros de la Santísima Virgen; un viaje inesperado a Medjugorje transformó el matrimonio de Nati, de Perú, y Hendrick, de Alemania. Y hoy nos enseña a vivir extraordinariamente siendo una familia ordinaria
Naty y Hendrick llevan a la Madre de Dios a cientos de hogares en Alemania. Este matrimonio, desde hace 11 años, evangeliza junto a sus dos pequeños hijos: Maximilian y Sofía. Pero algunos años antes, la familia Wrobel vivió una confesión y una peregrinación que transformó sus vidas.
“Me enteré que Hendrick no estaba dentro de la Iglesia. Él era católico, pero se había alejado de la Iglesia. Para mí fue un momento de prueba muy grande, pero gracias a Dios, con los planes que Él tiene, Hendrick, unos meses después de visitar Medjugorje, regresó a la Iglesia y pudimos unirnos en matrimonio”, comparte Nati para Aleteia.
En medio de su camino de conversión, Nati conoció a Heinrich Wrobel, un joven alemán que había apostatado de la Iglesia Católica en Alemania, y de quien se enamoró profundamente. Se unieron por lo civil; pero como católica, el hecho de que él no estuviera dentro de la Iglesia le hizo reflexionar sobre la importancia del sacramento del matrimonio.
Una peregrinación por su matrimonio y conversión
Nati, desesperada por su situación, tomó la decisión de ir a Medjugorje como última esperanza. No solo para salvar su matrimonio, sino por la conversión y salvación de su esposo Hendrick.

Al llegar al pueblito escondido entre las montañas de Bosnia y Herzegovina, Nati invitó a su esposo a confesarse, pero él se negó. Sorprendentemente, al acercarse a la zona de confesionarios, en la parroquia de Santiago Apóstol, todos los confesionarios estaban cerrados excepto el de lengua alemana. Nati lo vio como la primera señal; aun así, Hendrick se negó. Sin embargo, un día, Hendrick hizo lo impensable:
“Cuando regresó lo vi diferente. Pero no le pregunté ni le dije nada. Quise esperar hasta que él me dijera lo que había pasado. Vi sus ojos y parecía que estaba llorando. Me acerqué y le pregunté ¿estás bien?” -cuenta Nati.
Hendrick contestó:
“Te envió saludos el Padre. Y no solamente uno, te ha mandado tres saludos. Cuando comencé la confesión, en la mitad de la confesión y al final de la confesión, el sacerdote dijo saludos a su esposa”.
En ese momento Nati entendió que Dios le estaba agradeciendo por su incansable labor de pedir por la salvación y conversión de su esposo. Que como ella, muchas mujeres entregadas a Dios están luchando por llevar a sus familias hacia Dios.
“Gracias a esposas así como usted es que un hogar puede tener el amor de Dios y ver lo importante que es buscar la salvación de nuestros esposos e hijos”, le dijo el sacerdote a Nati.
La confesión que lo llevó a Dios
Medjugorje fue una salvación para la conversión de Hendrick. El mismo Hendrick relata que la experiencia de la confesión fue algo sin precedentes en su vida, un momento sobrenatural donde descubrió a Dios. A su regreso a casa, no pudo dejar el rezo diario del Santo Rosario y la Santa Misa.
El cuidado maternal de Maria, la fervorosa fe de Nati y su incansable confianza en Dios les regalo que Hendrick volviera a la Iglesia y fuera bautizado nuevamente en Dortmund, Alemania en 2012. Y no solo eso, al volver, él se convirtió en un apóstol de la Santísima Virgen.
Desde entonces, esposo y esposa pertenecen a la misión internacional de la Virgen Peregrina de Schoenstatt, y también a la Misión por el Amor de Dios que entroniza a Nuestra Señora de Guadalupe en los hogares de cientos de familias en Alemania.
“Sentimos que esa es nuestra misión como familia: transmitir a otras familias, con el ejemplo, ese amor por la Virgen y por todo lo que Dios nos da para seguir acercando a más personas hacia todo lo que que es de Dios”, explica Hendrick.
Y Nati añade:
“Pienso que aquí en Europa necesita reavivarse más la fe. Es por eso que es importante el mensaje con el testimonio de cada uno (…) Dios nos envió a su madre para ayudarnos a llevar todo tipo de situaciones y nos hace unirnos más a la Iglesia. Ella es la esposa de la Iglesia y ella, como madre, va a cuidar de nosotros”.
Y es así que desde hace 11 años, Nati y Hendrick comparten la alegría de Jesus y Maria con todos, en especial con sus hijos.
“Así como nos preocupamos por el alimento que nutre a nuestros hijos, el alimento espiritual también es necesario para seguir una vida de unión con Dios. Sobre todo si queremos que sea algo cotidiano para ellos, que sea algo que el niño busque a Dios, porque ya tiene la necesidad de la palabra de Dios. Cuando vayamos al cielo, Dios nos pedirá que le mostremos nuestras manos. En una estarán nuestros hijos y en otra estarán nuestros esposos, y Él verá qué trabajo hemos realizado para ellos y cómo estamos llevando lo que más queremos ante Él”.
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Fuente: Aleteia