Buenos Aires, 9 abril (PR/18) — El mejoramiento genético abre camino a los cultivos del futuro en un contexto de cambio climático y así especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) están inmersos en ese desafío de Argentina.
Aumento en la frecuencia de olas de calor, sequías y eventos de precipitaciones intensas, que se prevé para los próximos 50 años, pondrá en riesgo la seguridad alimentaria.
La alta variabilidad e intensidad de los fenómenos climáticos obliga a modificar las estrategias para la producción agrícola.
En este sentido, urge la necesidad de contar con cultivos resistentes y adaptados a fin de que los efectos del cambio climático tengan el menor impacto posible sobre ellos.
Para Guillermo Eyhérabide –coordinador del programa nacional Cereales y Oleaginosas del INTA Pergamino, Buenos Aires–, el potencial de adaptación al cambio climático se basa en el mejoramiento genético y en la agronomía.
"Nuevas tecnologías agronómicas y genéticas podrían focalizar sus esfuerzos en contribuir a la solución de fenómenos menos extremos y, por lo tanto, más frecuentes", sostuvo el técnico.
En este sentido, destacó el rol de los fitomejoradores que "deben caracterizar los probables desafíos ambientales para las futuras variedades, especialmente, en términos de establecer su impacto potencial por intensidad e incidencia, e identificar cuáles serían los caracteres a seleccionar que permitirían adaptar los cultivos a esos ambientes".
"Necesitamos cultivos cada vez más eficientes, rendidores, estables y resistentes tanto a plagas y enfermedades, como al estrés hídrico –por exceso o déficit– y a los efectos térmicos", aseguró el experto de Pergamino.
Es que, de acuerdo con su opinión, "no hay cultivares en el mercado que pueda decirse que son resistentes al calor, ni de INTA, ni de las empresas" .
Y aseguró: "Hay líneas endocriadas que pueden tolerarlo mejor que otras y, a partir de ellas, mediante mejoramiento será posible lograr tener en el campo cultivares de mejor comportamiento en esas condiciones".
Para Eyhérabide, el abordaje de la problemática del cambio climático desde el mejoramiento genético debe ser lo "suficientemente abarcativo" a fin de contemplar desde la búsqueda de fuentes "de variabilidad genética para características adaptativas y el premejoramiento hasta el mejoramiento propiamente dicho".
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