Buenos Aires, domingo 7 diciembre (?R/25) —  La Iglesia Católica Romana celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María el 8 de diciembre. Es una fiesta que reconoce la concepción de María sin ninguna mancha de pecado original y que se celebra en todo el mundo católico mañana.

Aunque no se menciona explícitamente en la Biblia, el dogma de la Inmaculada Concepción está respaldado por varios pasajes de las Escrituras.

Llena de gracia

En el Evangelio de Lucas leemos la narración en donde el Ángel se aparece a María, quien es llamada «llena de gracia», un término que refleja su estado «inmaculado» (del latín «sin mancha»).

En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». (Lc 1, 26-28)

La confirmación de la Iglesia

El Catecismo de la Iglesia Católica explica esta conexión.

A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado cada vez más conciencia de que María, «llena de gracia» por Dios, fue redimida desde el momento de su concepción. Así lo confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado por el papa Pío IX en 1854.

La Santísima Virgen María fue, desde el primer momento de su concepción, por una gracia y privilegio singulares de Dios todopoderoso y en virtud de los méritos de Jesucristo, Salvador de la raza humana, preservada inmune de toda mancha de pecado original (CEC 491).

Es privilegio ha sido reconocido por la Iglesia universal. El Catecismo añade la postura de los Padres de la tradición oriental:

Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios «la Toda Santa» (Panaghia), la celebran «como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo» (LG 56). Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida (CEC 493).

El único versículo de Lucas (1, 28) es la afirmación más directa de la Biblia de que María fue concebida inmaculadamente.

 

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Fuente: Aleteia