El dato es certero: el 90% de la soja que se cultiva en la Argentina usa como fertilizante un inoculante microbiológico, lo cual constituye una gran ventaja en términos económicos y ambientales. Pero lo que quizás muchos productores aún no saben es que además de biofertilizantes, el mercado argentino ofrece también excelentes biocontroladores y bioestimulantes.

El inoculante para soja es un fertilizante biológico que actúa sobre la nutrición nitrogenada de la planta. Lo que hace la bacteria que lo compone es tomar nitrógeno atmosférico y colgarlo sobre moléculas asimilables por la legumbre, ya que por sí sola esta no puede capturarlo. De esta manera, el cultivo recibe ese nitrógeno tan esencial para su desarrollo y necesario para formar la gran cantidad de proteínas que se fijan en el grano.

“Un fertilizante químico para la soja como la urea cuesta aproximadamente USD 150-200 por hectárea. El inoculante, que se utiliza aproximadamente una dosis y media por hectárea, tiene un valor de USD 4. La diferencia es notable”.

— Matías Gorski, jefe de Producto línea Inoculantes en Rizobacter Argentina

La alternativa microbiológica
El mundo de la microbiología aplicada a los productos para la agricultura es tan vasto como apasionante.
Y viene creciendo exponencialmente en los últimos años, sobre todo en aquellos países donde las regulaciones para el uso de agroquímicos son mucho más restrictivas. Se entiende por microbiología al uso de algún tipo de microorganismo, que por lo general son hongos o bacterias. Para conocer bien de qué se trata este universo, bien vale la pena repasar qué segmentos están más desarrollados actualmente.

Biocontroladores
Este tipo de productos abarca a los bioinsecticidas y a los biofunguicidas, que pueden servir como reemplazo o como complemento de los agroquímicos. De hecho, hoy están empezando a desarrollarse muchos productos químicos que cuentan con algún componente microbiológico.

Bioestimulantes
Otro segmento muy amplio es el de estos productos que a partir de algún microorganismo dan una respuesta beneficiosa para el crecimiento y el desarrollo del cultivo, aunque en este caso no atacan ninguna enfermedad ni plaga.

Biofertilizantes
Este segmento es el más extendido en uso para la soja en nuestro país. Se trata de microorganismos que actúan sobre un nutriente específico. Dentro de los biofertilizantes hay dos categorías. Los más utilizados son los que actúan directamente sobre nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, a los que se conoce como macroelementos. Pero también existen fertilizantes que actúan sobre los microelementos, que trabajan sobre los nutrientes menos demandados, en proporción, por la planta.

“Algunos productos microbiológicos pueden sustituir completamente el uso de un químico. Por ejemplo, en Rizobacter tenemos un biocontrolador que es un biofunguicida a base de un hongo que se llama trichoderma. Lo usamos para el tratamiento de semillas de trigo y de soja y su espectro de control está al mismo nivel que el de un químico. Luego hay otros productos que controlan solo una gama de las enfermedades o plagas, por lo que se usan como complemento. Pero aún así su uso se justifica porque pueden reemplazar moléculas químicas peligrosas”.

El liderazgo de Rizobacter
Hablar de microbiología aplicada a la agricultura es hablar de
Rizobacter, una compañía argentina con una larga tradición de más de
40 años desarrollando productos microbiológicos. En 2016 Bioceres adquirió el 50% de las acciones de la empresa y tres años más tarde hizo lo propio con otro 30%. De esta manera, los productos de Rizobacter, desarrollados y producidos íntegramente en el país, tienen hoy presencia en más de 30 países.

Rizobacter es el líder indiscutido de inoculantes para soja en la Argentina, un cultivo con una adopción muy alta de este producto porque su expansión en el país se hizo a través de un paquete tecnológico de manejo que ya lo incluía. Su participación en el mercado nacional se mantiene desde hace tiempo en un 30%. Pero la expansión internacional de la compañía fue tal que en la actualidad el 20% del inoculante que se usa para soja en el mundo es de Rizobacter.

Entre las novedades del portfolio de Rizobacter para soja más recientemente lanzadas al mercado se pueden destacar hoy tres grandes productos.

Rizoliq LLI

Este inoculante Larga Vida para tratamientos industriales está teniendo un crecimiento exponencial. Su tecnología asegura mayor supervivencia bacteriana sobre la semilla de soja, mayor masa seca nodular, mejor fijación biológica de nitrógeno y alta compatibilidad con los terápicos de semillas.

Rizoliq Dakar

Este inoculante específico para condiciones de altas temperaturas y sequías es la gran novedad de Rizobacter para esta campaña.

Rizoderma Soja

Primer y único biofunguicida curasemilla para soja del mercado, la formulación de este producto es en base a la cepa Trichoderma harzianum 2, seleccionada por ser la más efectiva para combatir el desarrollo de las enfermedades más importantes en los cereales de invierno. Viene dentro del pack Rizopack 236 junto al biofertilizante-inoculante Rizoliq Top.

“Nuestro gran objetivo es microbiologizar la agricultura, es decir incorporar algún microorganismo en cualquiera de los nichos de producto que podamos tener. Hoy la mayor expectativa de crecimiento mundial está en los biocontroladores”.

Primicias Rurales

Fuente: Rizobacter