Buenos Aires, jueves 16 octubre (PR/25) — Cada 13 de octubre conmemoramos el Día del Fertilizante, una fecha que nos recuerda el papel decisivo de la nutrición de los suelos en la producción de alimentos. Gracias al trabajo conjunto de la ciencia, la tecnología y las buenas prácticas agrícolas, los fertilizantes hacen posible que millones de personas en el mundo accedan a una alimentación más segura y sostenible.

Una innovación que cambió
la historia de la humanidad

El proceso Haber-Bosch, desarrollado a comienzos del siglo XX, permitió transformar el nitrógeno del aire en amoníaco utilizable por las plantas. Este avance revolucionó la agricultura moderna al multiplicar los rendimientos y garantizar el acceso global a los alimentos. Sin esta tecnología, la producción mundial de alimentos no podría sostener a la población actual.

Del aire al suelo: cómo se crea la base de la fertilización moderna.

 

El proceso combina nitrógeno atmosférico (N₂) con hidrógeno (H₂) bajo altas temperaturas y presiones, produciendo amoníaco (NH₃), el componente esencial para la mayoría de los fertilizantes nitrogenados. Este proceso tecnológico conecta la atmósfera con la tierra, transformando un gas invisible en nutrientes que alimentan cada cosecha.

El impacto es visible, medible y sostenible

 

Un suelo con nutrición deficiente pierde gradualmente su capacidad productiva, limitando el crecimiento de los cultivos y afectando la calidad de los alimentos. En cambio, un suelo correctamente fertilizado mantiene su estructura, conserva y mejora la eficiencia del uso del agua y los nutrientes. La fertilización responsable no agota el suelo: lo regenera y lo prepara para el futuro.

La mitad del plato que llega a tu mesa depende de ellos.


Diversos estudios internacionales estiman que cerca del 50% de los alimentos producidos en el mundo existen gracias al uso de fertilizantes. Cada grano, fruta o verdura que consumimos lleva detrás una historia de nutrición vegetal que comienza en el suelo. Reconocer el valor de los fertilizantes es reconocer el vínculo entre ciencia, agricultura y bienestar humano.

Fuente: Fertilizar Asociación Civil

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