Hoy celebramos a Santa Margarita de Alacoque, servidora del Sagrado Corazón de Jesús

Hoy celebramos a Santa Margarita de Alacoque, servidora del Sagrado Corazón de Jesús

Las apariciones del Señor, en las que mostró su amoroso corazón a Margarita, se produjeron en el lugar donde hoy se encuentra la Basílica del Sagrado Corazón, Paray-le-Monial (Francia).

“Entrad por la puerta estrecha” (Mt 7, 14)

Marguerite-Marie Alacoque -nombre de pila de la santa- nació en Verosvres (Francia) en 1647. Cuando tenía ocho años, en 1655, su padre murió y ella ingresó al internado de las hermanas clarisas, donde empezó a sentirse atraída por la vida en común que llevaban las religiosas.

Margarita María recibió la Primera Comunión a los nueve años. A los once empezó a desarrollar una dolorosa enfermedad reumática que la obligó a guardar cama, por lo que tuvo que dejar el internado y regresar a la casa familiar. En esas circunstancias, Margarita buscaría consuelo en la Virgen María, a quien prometió que si le devolvía la salud, se haría una de sus hijas.

Después de casi cuatro años postrada, la niña recuperó milagrosamente la salud -la santa le atribuiría esta curación a la Madre de Dios por el resto de su vida-.

«Soy lo mejor que en esta vida puedes elegir”

La infancia de Margarita también estaría marcada por las tensiones familiares. La muerte de su padre precipitó que su abuela paterna y dos de sus tías se mudaran con ella. Estas mujeres se apoderaron de la casa y comenzaron a maltratar a su madre. A Margarita no la dejaban salir a la iglesia con libertad, a no ser para la misa del domingo, lo que se convirtió para ella en fuente de profunda tristeza, porque gustaba de ir al templo todos los días.

La madre de Margarita, ella y sus cinco hermanos quedaron entonces a expensas de las intrusas, en condición de semiesclavitud. Aquejada por los constantes maltratos, a Margarita le pareció que nuestro Señor le estaba pidiendo algo especial. Pensó que debía imitarlo lo mejor posible para sobrellevar las penas y dolores, como los que Él sufrió en su Pasión.

Un corazón traspasado

Margarita, entonces, decidió hacerse religiosa, aun cuando no contó con el apoyo de sus familiares. Así, en 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le-Monial. Allí, no todo fue color de rosa para la jovencita, sino que pasó por momentos difíciles, algunos de ellos causados por la dureza de trato de sus superioras o por las personalidades conflictivas de algunas de sus hermanas.

Nuestro Señor tenía expuesto, sobre el pecho, su Sagrado Corazón: este aparecía llagado, rodeado de flamas ardientes y con una corona de espinas encima. Entonces, Jesús, señalando su propio corazón con el dedo, dijo: «He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme».

Ese fue el pedido inicial de Dios para que Margarita, su vidente, se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús como forma de desagravio.

Las promesas

Además, Jesús le comunicó a Margarita un conjunto de promesas para quienes se hiciesen devotos de su Corazón. Ella lo relata así: «Bendecirá las casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Dará paz a las familias. A los pecadores los volverá buenos y a los que ya son buenos los volverá santos. Asistirá en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la comunión de los primeros viernes (del mes) para pedirme perdón por tantos pecados que se cometen».

Con la mejor Compañía

Por esas cosas de Dios, el sacerdote jesuita San Claudio de la Colombiere (1641-1682) fue nombrado capellán del convento donde vivía Margarita.

“Jesús, en vos confío”

En la última etapa de su vida, Margarita fue nombrada maestra de novicias. El Corazón de Jesús le dijo: «Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí».

El 17 de octubre de 1690, en Paray-le-Monial, Margarita fue llamada a la Casa del Padre. Su muerte se produjo en paz, pues llegó a ver cómo su comunidad había crecido en frutos de santidad gracias al Sagrado Corazón, y cómo mucho del rechazo que inicialmente hubo contra la devoción que impulsó a lo largo de años había desaparecido.

“Cuando uno ama, todo habla de amor”

Santa Margarita María murió confiada en que estaría para siempre al lado de su amadísimo Señor, cuyo corazón había enseñado ella a amar a muchos otros.

Desde los monasterios de las Visitandinas se siguió propagando la devoción al Corazón de Jesús y así, en 1765, el Papa Clemente XIII introdujo la fiesta del Sagrado Corazón para la ciudad de Roma. Hacia 1856, el Beato Pío IX la extendió a toda la Iglesia y finalmente, en 1920, Margarita fue proclamada santa por el Papa Benedicto XV.

“Cuando uno ama, todo habla de amor, hasta los trabajos que requieren nuestra total atención pueden ser un testimonio de nuestro amor” (Santa María Margarita Alacoque).

Si deseas saber más sobre Santa Margarita María de Alacoque, te recomendamos este artículo de la Enciclopedia Católicahttps://ec.aciprensa.com/wiki/Santa_Margarita_Mar%C3%ADa_de_Alacoque.

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Fuente: aciprensa

Hoy se celebra a Santa Teresa de Jesús, primera Doctora de la Iglesia

Hoy se celebra a Santa Teresa de Jesús, primera Doctora de la Iglesia

Esta valiente mujer impulsó una de las reformas más impresionantes de la historia de las órdenes religiosas: la reforma del Carmelo. Mística y escritora de ascendencia judía es reconocida tanto por su contribución a la espiritualidad católica como a las letras españolas.

Solo Dios basta

“Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza;
quien a Dios tiene nada le falta:
solo Dios basta”.

Estas líneas pertenecen a uno de los poemas de Teresa: de alguna manera, son una acabada síntesis de la densidad de su obra -un auténtico itinerario espiritual-, fruto de su profundo amor por el Señor Jesús. “Nada te turbe” puede contarse entre las más hermosas plegarias que existen, ha sido traducida a numerosas lenguas y es oración de uso común para muchísimos católicos alrededor del mundo.

Dada su santidad y sus dotes teológicos, Teresa ostenta el título de ‘Doctora de la Iglesia’. De hecho, fue la primera mujer en recibir tal distinción en la historia de la Iglesia. Y puede decirse, sin caer en ningún exceso, que fue la gran reformadora del siglo XVI, siglo que empezó con la revuelta protestante.

Ávila

Santa Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. Su nombre completo fue Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, aunque se hizo llamar generalmente ‘Teresa de Ahumada’.

A los 18 años ingresó al Carmelo. Y muchos años después, a los 45, buscando responder a las gracias extraordinarias que recibía del Señor, emprendió la reforma de su propia Orden. Teresa de Jesús, como empezó a hacerse llamar, estaba llena de ansias de una auténtica renovación que recuperara el espíritu original del Carmelo, en buena parte perdido por esos años. Los monasterios carmelitas se hallaban, en su mayoría, contagiados de cierto aburguesamiento, y lejos de estar sometidos al mandato de Cristo, sus puertas y ventanas dejaron pasar vientos mundanos que soplaron por pasadizos y celdas, apoderándose de muchos corazones.

Al Monte Carmelo, a pie descalzo

A pesar de las incomprensiones, el rechazo inmediato de muchos, las habladurías y las falsas acusaciones -algo que llevaría a la santa a comparecer ante la Inquisición-, Teresa no se detuvo en el proyecto que el Señor le había encomendado.

Algún tiempo atrás

Teresa tuvo tanto un corazón apasionado como una inteligencia vivaz. Sin embargo, aun con eso, no se libró de pasar gran parte de su vida religiosa sumida en la mediocridad y el desasosiego, acentuados por enfermedades y dolencias físicas. Y cuando quiso hacer las cosas mejor, tampoco pudo evitar eso que San Juan de la Cruz llamó místicamente “la noche oscura del alma”. Dios permitiría que experimente todo esto en carne propia por largos periodos, aunque no sin sentido.

A la mitad de sus cuarenta, cuando Teresa por fin se dejó conducir de veras por Dios -sea a través de la oración o la lectura espiritual-, su interior empezó a redescubrir el primer amor al Crucificado. Y eso sería solo el primer paso.

En las largas horas de contemplación de cara a su amado Jesús, Teresa empezó a experimentar éxtasis y arrebatos místicos. Y, contra lo que cierto prejuicio podría sugerir, jamás perdió el sentido de lo práctico ni la habilidad para atender situaciones cotidianas. Es cierto que, como la mayoría de mujeres de su tiempo, tuvo escasa educación, pero eso no pareció ser impedimento alguno para mostrar un talento y sabiduría singulares.

Tal era ese “saber” proveniente de Dios que personajes ilustres y poderosos se rendían ante ella y le pedían consejo. Al locutorio acudieron obispos, autoridades y miembros de la nobleza. Muchos de ellos, en gratitud, se hicieron sus cooperadores: cierto caudal de recursos materiales y financiamiento a su “reforma” empezarían a llegar.

Dentro del corazón de Teresa, se iba confirmando eso que ella definió alguna vez como “el llamado dentro del llamado”. La santa carmelita sabía muy bien que toda obra de Dios es una tarea conjunta -Dios y su creatura- y que se requiere de mucha generosidad en todo sentido. Ella misma lo dice sin rodeos:

¡Doctora de la Iglesia!

Los escritos de Santa Teresa de Ávila son guía segura en el camino de la vida espiritual y la virtud cristiana, una invitación a la perfección de la caridad: la santidad. Baste recordar algunos de sus títulos fundamentales: Vida (su autobiografía), FundacionesCamino de perfección, y, Las moradas del castillo interior.

El Papa Benedicto XVI lo recordaba hace ya más de una década: “Santa Teresa de Jesús es verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos. En nuestra sociedad, a menudo carente de valores espirituales, Santa Teresa nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción” (Audiencia general, 2 de febrero de 2011).

Teresa de Jesús partió a la Casa del Padre el 15 de octubre de 1582. Fue canonizada en 1622 por el Papa Gregorio XV y declarada Doctora de la Iglesia por San Pablo VI en 1970

Si deseas saber más sobre Santa Teresa de Ávila, puedes leer este artículo de la Enciclopedia Católicahttps://ec.aciprensa.com/wiki/Santa_Teresa_de_%C3%81vila.

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Fuente: aciprensa

Hoy celebramos a San Calixto mártir, el esclavo que llegó a ser Pontífice

Hoy celebramos a San Calixto mártir, el esclavo que llegó a ser Pontífice

Liberado de toda esclavitud

Calixto fue el primer Papa “liberto”; es decir, vivió parte de su vida bajo la condición de esclavo -estuvo sometido al duro trabajo en las minas-. No obstante llegó a obtener su libertad -probablemente pagó por ella a la usanza del momento-. Una vez libre, se dedicó a tiempo completo al servicio de la comunidad cristiana.

San Ceferino, su predecesor en la Sede de Pedro, lo convirtió en su hombre de confianza, encargándole el cuidado y administración de las catacumbas. Estas eran los cementerios subterráneos de los cristianos; pero, como se sabe, servían también de refugio en tiempos de persecución.

Bajo la administración de Calixto, las catacumbas fueron ampliadas y llegaron a tener hasta cuatro niveles de profundidad y más de 20 kilómetros de corredores -toda una proeza hecha con mínimos recursos-. En la actualidad, las llamadas “Catacumbas de San Calixto” son uno de los lugares históricos más importantes de la ciudad de Roma. En su interior reposan los restos de Papas, mártires y santos.

Amigo de la caridad y de la verdad

Similares restricciones y rechazos pretendía Hipólito para otros cristianos conversos, o para aquellos que habían cometido apostasía y querían regresar al seno de la Iglesia. Providencialmente el espíritu pastoral de Calixto rechazó todas estas formas de rigorismo al considerarlas contrarias al mandato de la caridad dado por el Señor.

Lejos de cambiar de actitud, Hipólito acusó a Calixto de ser un propagador de herejías sobre la Trinidad, como último intento. Poco importó, y no tuvo éxito.

Víctima de la persecución contra los cristianos, San Calixto fue apresado y encerrado en una mazmorra, sin comida y sin luz, a la espera de que le llegara la muerte. Semanas después, cuando se abrió su celda, lo encontraron tranquilo y saludable. Hoy, la tradición conserva el testimonio de las palabras que pronunció ante quienes quisieron recoger su cadáver:

«Acostumbré a mi cuerpo a pasar días y semanas sin comer ni beber, y esto por amor a mi amigo Jesucristo, así que ya soy capaz de resistir sin desesperarme».

Las Actas de los mártires dan cuenta de un dato adicional: San Calixto fue el segundo Papa que padeció el martirio, después del Apóstol San Pedro.

Si deseas conocer más acerca del Papa San Calixto, te recomendamos este artículo de la Enciclopedia Católica: https://ec.aciprensa.com/wiki/Papa_San_Calixto_I.

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Fuente: aciprensa

Día de la beata Alejandrina Da Costa, conocida por su intenso amor a la Eucaristía

Día de la beata Alejandrina Da Costa, conocida por su intenso amor a la Eucaristía

Buenos Aires, lunes 13 de octubre (PR/25) — Hoy 13 de octubre se celebra a la beata Alejandrina María da Costa, una mística portuguesa conocida por su profundo amor a la Eucaristía. Este día también conmemora al obispo San Narciso de Jerusalén, un santo que vivió en los primeros siglos del cristianismo, en el siglo III. 

La beata portuguesa Alejandrina María da Costa (1904-1955), laica y mística, cuyo paso por este mundo fue un testimonio fehaciente del poder del amor de Dios presente en la Eucaristía, alimento perfecto para el alma.

“¿Quieres encontrarme, hija mía? Búscame en tu corazón y en tu alma, ahí habito, en tu corazón como en mi tabernáculo. ¡Si supieras cuánto me consuelas y cuánto socorres a los pecadores al ofrecerte como víctima!”, le dijo Jesús, Nuestro Señor, a Alejandrina, en uno de los innumerables éxtasis por los que pasó, sufriendo en carne propia los dolores de la Pasión de Cristo.

De cuna pobre

Alejandrina nació en Balazar (Portugal) en 1904. Fue educada cristianamente y permaneció con su familia hasta los 7 años, cuando fue enviada a la ciudad cercana de Póvoa de Varzim para que asista a la escuela. En aquella ciudad costera hizo su Primera Comunión a los 11 años y, un año después, la Confirmación.

Posteriormente, forzada por las circunstancias, regresó a Balazar, a la casa familiar, donde volvió a vivir con su madre y su hermana. Alejandrina tuvo que abandonar la escuela -la que nunca terminó- ya que su familia requería que ayude con los trabajos del campo y los quehaceres del hogar. La situación económica de la familia había decaído significativamente.

Víctima de la insanía y la maldad

Alejandrina, aterrorizada, saltó por la ventana para evitar ser violada. Si algo pasó por su mente en ese momento era preservar a toda costa su pureza y virginidad. Lamentablemente, la ventana estaba a unos cuatro metros del suelo, de manera que la caída le provocó graves lesiones.

Desde aquel trágico día, la pequeña niña se fue deteriorando físicamente: empezó a desarrollar una parálisis que paulatinamente la dejaría postrada para siempre.

Por la expiación de los pecados: Eucaristía, milagro de amor

En esas difíciles circunstancias, Alejandrina empezó a profundizar en el mensaje de la Virgen de Fátima: eso le cambiaría la vida. Confiada en la Virgen, se ofreció a Cristo como “víctima” de expiación por la conversión de los pecadores, por amor a la Eucaristía y por la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de Nuestra Madre.

Los últimos 13 años de su vida los pasó postrada en cama. Sin duda, este sería más que un periodo duro que puso a prueba tanto su paciencia y su fe, como las de su familia. Sin embargo, no todo quedó allí. Aquellos también fueron años marcados por una presencia sobrenatural muy fuerte: durante todo ese periodo el único alimento que probó Alejandrina fue la Eucaristía, que recibía a diario.

Muchísimas personas acudieron a su casa para visitarla y recibir de ella alguna palabra de consuelo o compartir un momento de oración. Por recomendación de su director espiritual, Alejandrina, que entendía que la vida que Jesús escogió para ella era en sí misma un apostolado, pidió ser cooperadora salesiana.

“Reciban la Comunión; recen el Rosario todos los días” (Beata Alejandrina)

El 13 de octubre de 1955, exactamente treinta y ocho años después del famoso “milagro del sol” acontecido en Fátima, la Beata Alejandrina Da Costa partió al encuentro definitivo con Dios. Antes de morir, pronunció unas palabras que constituyen su legado: “No pequen más. Los placeres de esta vida no valen nada. Reciban la Comunión; recen el Rosario todos los días. Esto lo resume todo”.

El que ama de verdad se sacrifica

El Papa San Juan Pablo II beatificó a Alejandrina da Costa en una hermosa ceremonia celebrada en el año 2004.

En la homilía el Pontífice dijo: “En el ejemplo de la Beata Alejandrina, expresado en la trilogía ‘sufrir, amar y reparar’, los cristianos pueden encontrar estímulo y motivación para ennoblecer todo lo que la vida tiene de doloroso y triste con la mayor prueba de amor: sacrificar la vida por quien se ama”.

También se celebra a San Eduardo, el confesor

Después del abandono, las luchas y la opresión durante el reinado de los dos soberanos daneses, Harold Harefoot y Artacanuto, el pueblo inglés acogió con júbilo al representante de la antigua dinastía inglesa, San Eduardo el Confesor.

Las cualidades que merecieron a Eduardo ser venerado como santo, se referían más bien a su persona que a su administración como soberano pues era un hombre piadoso, amable y amante de la paz.

Eduardo era hijo de Eteredo y de la normanda Ema. Durante la época de la supremacía danesa, fue enviado a Normandía cuando tenía 10 años y regresó a su patria en 1042 cuando fue elegido rey. A la edad de 42 años contrajo matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, la mayor amenaza para su reino. La tradición sostiene que San Eduardo y su esposa guardaron perpetua continencia por amor a Dios y como un medio para alcanzar la perfección.

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Fuente: ACI Prensa

Hoy es día de la Virgen del Pilar, Patrona de la hispanidad, Madre de la evangelización

Hoy es día de la Virgen del Pilar, Patrona de la hispanidad, Madre de la evangelización

Buenos Aires, domingo 12 octubre (PR/25) — Cada 12 de octubre se celebra a la Madre de Dios bajo la advocación de la Virgen del Pilar.

De acuerdo a una antigua tradición, el Apóstol Santiago llegó a la península Ibérica (España) para predicar el Evangelio; allí, mientras oraba, se le apareció la Virgen María, de pie, encima de un pilar o columna, en Zaragoza. Santa María vivía aún “en carne mortal”, por lo que se suele aludir a esta aparición como “la llegada de la Virgen”.

Aquel encuentro es el origen de una de las devociones más extendidas y hermosas que hay en la Iglesia católica: la advocación de Nuestra Señora del Pilar, símbolo de la hispanidad católica.

María, pilar sobre el que se sostiene la Iglesia

La historia sucedió así: alrededor del año 40 de la era cristiana, San Santiago Apóstol, en una noche de oración -un 2 de enero- a orillas del río Ebro, en Zaragoza, vio a la Madre de Jesús aparecer ante sus ojos, sobre una columna. Ella le pidió que se edifique en ese mismo lugar un templo dedicado a su santo nombre, y que el pilar sobre el que estaba parada sea colocado junto al altar.

«Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda», le dijo la Virgen María a Santiago.

Hoy resulta claro que el paso de los siglos atestigua cómo se ha venido cumpliendo lo prometido por la Madre de Dios al Apóstol Santiago: el Pilar permanece de pie, firme, hasta hoy. No ha habido guerra, ni invasión, ni ataque en la era moderna -como el de las bombas arrojadas durante la guerra civil española- que haya podido alterar el santo lugar.

América, bajo la protección de la Virgen del Pilar

El continente americano, evangelizado por misioneros españoles desde el siglo XVI, fue constituido como tal al amparo de la Madre de Dios; y hoy, en tiempos en los que debe renovarse el espíritu evangelizador, continúa desarrollándose en su identidad bajo el auspicio y protección de la Virgen del Pilar.

Ella fue la protectora de los valientes misioneros que llegaron a tierras americanas para anunciar a Cristo a quienes no lo conocían. En ese sentido, por su trascendencia histórica, el arribo de Cristóbal Colón por primera vez al Nuevo Continente, el 12 de octubre de 1492, ha sido señalado como el día de la Virgen del Pilar de Zaragoza, puesto que tanto el viaje de Colón como la gesta evangelizadora fueron puestos a los pies de la Virgen del Pilar, pidiendo su custodia y ofreciéndole sus frutos.

No fue casualidad que, en 1984, ad portas de la celebración del V Centenario de la Evangelización de América (1992), el Papa San Juan Pablo II reconoció a la Virgen del Pilar como “la Patrona de la Hispanidad”.

¡Feliz día de la Virgen del Pilar! ¡Por el Pilar nos vino la fe! ¡Feliz día de la hispanidad evangelizadora!

Más información:

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Fuente: ACI Prensa

Hoy celebramos a San Daniel Comboni, apóstol de África

Hoy celebramos a San Daniel Comboni, apóstol de África

Hace veintiún años, el 5 de octubre de 2003, el Papa San Juan Pablo II celebraba la misa de canonización de este gran misionero. Durante la homilía, el Papa Peregrino recordó cuánto “hacen falta evangelizadores que tengan el entusiasmo y el celo apostólico del Obispo Daniel Comboni, apóstol de Cristo entre los africanos”.

“Él empleó los recursos de su rica personalidad y de su sólida espiritualidad para dar a conocer a Cristo y hacer que fuera acogido en África, continente que amaba profundamente”, añadió el Pontífice.

África, esperanza de la Iglesia y del mundo entero

San Daniel Comboni nació en Limone sul Garda, Brescia (Italia) en 1831, en el seno de una humilde familia de campesinos. Inició sus estudios en Verona, en el Colegio San Carlo, y luego pasó al Instituto fundado por el Padre Nicolás Mazza. Allí estudió filosofía y teología, y fue allí también donde empezó a interesarse por las misiones en el África Central.

Fue ordenado sacerdote en 1854 y unos años después, lleno del espíritu misionero que Dios suscitó en él, partió rumbo a África. Allí encontró una realidad caracterizada por la pobreza material y la miseria espiritual, con gentes que no conocían a Dios y que al mismo tiempo carecían de las condiciones básicas para vivir dignamente.

Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús

Daniel Comboni fue el fundador de dos institutos misioneros, uno de varones y otro de mujeres: los Hijos del Sagrado Corazón de Jesús y las Hermanas Misioneras Pías Madres de África (Misioneros Combonianos y las Hermanas Combonianas, respectivamente). Posteriormente, sería nombrado Vicario Apostólico de África Central y consagrado obispo en 1877.

Mons. Comboni, al lado de sus hermanos espirituales, pasó innumerables peripecias y dificultades: la muerte de varios de sus misioneros, la enfermedad, las crueles sequías, el hambre, y el asedio de esclavistas modernos. Por último, sus enemigos lanzaron sobre él todo tipo de falsas acusaciones, las que el obispo enfrentó con paciencia y caridad.

Con todo, Mons. Comboni se mantuvo firme, fiel a la Cruz de Cristo y su Iglesia. Mientras la salud lo acompañó, trabajó en pos de la consolidación de la actividad misionera en el África Central. Murió el 10 de octubre de 1881.

Nuevos campos de misión

Actualmente, los combonianos trabajan en diversas obras misioneras alrededor del mundo y su presencia en África se mantiene incluso en zonas de conflicto, o donde los cristianos sufren persecución.

Por otro lado, los combonianos han calado en el alma y la cultura popular católica de varias generaciones a través de sus ágiles publicaciones: “Aguiluchos” y “Misión sin fronteras”, revistas con las que dan a conocer la labor misionera en el mundo de hoy.

ACI Prensa y San Daniel Comboni

El equipo de ACI Prensa guarda un especial cariño y gratitud por San Daniel Comboni y sus hijos espirituales. Nuestra agencia fue fundada el 13 de marzo de 1980 por un misionero comboniano, el sacerdote alemán P. Adalberto María Mohn, fallecido en 1987.

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Fuente: aciprensa